Río Natura Monbus batió de forma ajustada a CB Valladolid (84-83) rompiendo una racha de seis derrotas consecutivas y logrando la salvación oficiosa,  ya que le separan cuatro victorias de la Bruixa D´Or Manresa y seis jornadas por disputarse, contando además con el basket average a favor con los catalanes.

Los primeros minutos  estuvieron marcados por los problemas de Valladolid en el poste ante la superioridad física y los problemas de Omari Johnson para defender a Kaspars Berzins, que anotó los cuatro primeros puntos de su equipo bajo canasta. Eso, unido a los problemas vallisoletanos en ataque, donde Pozas no encontraba el ritmo ni el juego adecuado de su equipo, hizo que Río Natura Monbus pronto abriese la primera brecha en el marcador (12-2) con tiempo muerto de Ricard Casas ante el vendaval compostelano. Ni siquiera la salida de Armon Johnson por Pozas cambió el panorama de pocas ideas en ataque del cuadro pucelano. El cuadro dirigido por Ricard Casas encajó un parcial de 14-0 y demostraba el porqué de su posición clasificatoria, con un juego desordenado y carente de sentido de equipo, algo que siempre tienen los equipos del entrenador catalán. Obradoiro seguía a lo suyo, a jugar intenso con balones interiores que los jugadores vallisoletanos eran incapaces de defender con acierto. La intesidad de uno y otro equipo poco tenía que ver, y los gallegos cogían una escapada que parecía ya definitiva (20-5), con Berzins y sobre todo Pavel Pumprla muy enchufados. Poca historia tuvo el primer cuarto, con el cuadro gallego hinchándose y los pucelanos remando en contra de la corriente (27-11).

Más entonado y con bastante más intensidad defensiva salió Valladolid tras el parón, con Lamont Mack y Héctor Manzano aportando en defensa y ataque y consiguiendo reducir la ventaja hasta los diez puntos (29-19) lo que le obligó a Moncho Fernández a cortar la racha pucelana con un tiempo muerto a falta de 6.56 para el final de cuarto. No debió gustarle para nada la salida a pista de su equipo, ya que esto para nada es habitual en el preparador de Pontepedriña. A partir de ahí Obradoiro buscó de nuevo la superioridad física de sus interiores, saliendo de nuevo Berzins a pista, sin embargo Mack redujo con un triple la ventaja a ocho puntos (30-22) y el partido ya no era el mismo, ya que Valladolid ahora sí creía que podía amargar la tarde a los gallegos. Su intensidad defensiva era otra y en ataque Mack, aunque algo individualista, le daba una fluidez ofensiva de la que había adolecido. Cuando más le apretaba el zapato y se empezaban a ver los primeros fantasmas, dos triples de Corbacho y Xanthopoulos dieron vida a los gallegos en estos momentos de flaqueza, donde Pozas dificultaba, con su presión a toda pista, el juego del base compostelano. Valladolid era otro equipo, jugando más en conjunto y presionando a toda pista en ocasiones, alternando defensas al hombre con zonas que los gallegos no sabían leer con claridad, y que llevaron el marcador al descanso con un 45-38, con  18-27 de parcial, que dejaba a los pucelanos con el partido muy abierto para como se les había puesto en el inicio.

Obradoiro comenzó el  tercer cuarto cargando más el juego interior, donde Mack tenía problemas para defender a Mario Delas, quién aglutinó el juego en ataque de su equipo en esos primeros instantes. En ataque Valladolid salió mas entonado y reducía la ventaja a los dos  puntos, lo que generó dudas a los gallegos, lo que ocurre siempre cuando un equipo tira por la borda una ventaja tan amplia como tuvieron los gallegos (48-46). Delas era el único que aportaba en ataque, mientras que en defensa los gallegos permitían penetraciones que no permitieron en la primera mitad, lo que motivó 5 faltas de los gallegos y bonus para los pucelanos a falta de nada menos que 5.50 para el final. Valladolid se puso solo a un punto con dos libres de Pozas, el cual tomaba el mando de su equipo, con un juego que los gallegos no sabían parar, aunque aguantaron por delante en el marcador en los malos momentos y cuando más atascado estaba el equipo. Cuando Delas se sentó en el banco, el ritmo anotador del croata (8 puntos en este cuarto) lo retomó Richi Guillén, con buenos minutos del tinerfeño en pista. Los gallegos estaban gafados, con numerosas pérdidas en este cuarto y a los pucelanos les faltó fuerza y acierto para rematar la remontada, quedándose el final de cuarto con un 61-58 con mucho por jugar en los diez minutos restantes.

Obradoiro  puso un puntito más en defensa en el inicio de cuarto, cerrándo un poco más las penetraciones  y las líneas de pase, aunque seguía con sus problemas en el rebote, lo que daba segundas opciones a los pucelanos, lo que hacía que no pudiese despegarse en el marcador, oscilando la ventaja siempre entre los seis y los tres puntos. Valladolid estaba muy cargado de faltas y Guillén sacaba faltas que le llevaban a la línea y permitían al cuadro dirigido por Moncho Fernández mantenerse por delante en el marcador a pesar de su sequía ofensiva (71-65). Valladolid sobrevivía pero no acababa de pegar ese golpe en la mesa que le permitiría llevarse un partido que los gallegos estaban ofreciendo una y otra vez, ya que el nerviosismo de tener que ganar para lograr una virtual salvación no le estaba permitiendo jugar fluido. Un triple de Rafa Luz otorgó oxígeno a los gallegos con siete puntos de ventaja que en ese momento, y como se estaba poniendo el partido, era oro puro (76-69). Sin embargo, un triple desde su casa de Danilo Andjusic y una posterior pérdida y falta gallega, materializada en un tiro libre de Pozas, ponía de nuevo las cosas en un puño a falta de poco más de dos minutos para el final (78-75). Moncho Fernández pedía tiempo muerto porque su equipo acumuló dos pérdidas consecutivas y hacía que un partido más en casa, este apartado lastrase de nuevo el juego de su equipo, dando ventajas al rival una y otra vez y apretando cada vez más el partido. Ahí aparecieron Corbacho y Mack para con sendos triples dejar el partido igual que estaba pero con poco más de un minuto por jugar. Andjusic, de nuevo con un triple, empató el partido a 81 y Sar comenzaba a ser una olla a presión pero de nervios, viendo que su equipo era incapaz de despegarse de un equipo ya deshauciado de la competición. Delas anotó solo un tiro libre de la falta que recibió y Omari Johson puso por delante a los suyos  (82-83), si bien Pavel Pumprla en una entrada a canasta de casta puso de nuevo por delante a los compostelanos (84-83) y 12,2 segundos por jugar y tiempo muerto de Ricard Casas. Valladolid tendría la bola para ganar el partido después de estar casi muerto en el primer cuarto, quién lo iba a decir. Sin embargo Mack, en un triple desesperado tras haber amasado demasiado el balón Armon Johson , erró el tiro y dio a los gallegos una victoria que se complicaron incomprensiblemente después de un inicio arrollador (84-83).