Ya está todo el pescado vendido. Scariolo y sus jugadores cierran la tienda, Garbajosa el chiringuito, y la selección española de baloncesto se muda a la transilvánica Cluj para iniciar la defensa del título. Ése que ganara en la libertaria Francia ante la fría Lituania hace dos años, el mismo rival que ha dado por finalizada la fase de preparación en el día de hoy y que ha comprado todo el pescado que le quedaba a la Selección en este tiempo de pruebas y engranajes.
Y lo ha comprado a muy bien precio. El de una victoria ajustada en tierra otrora más hostil que hoy, pero aún adversa y enseñando más cosas buenas que malas, todavía a poco más de medio gas. Con SanEme en el quinteto titular, dejando atrás temerosos esguinces, empezaba bien el altísimo quinteto puesto sobre la cancha de Vilnius por el seleccionador español, aunque las rotaciones y el aumento de la intensidad defensiva local ponían un 27-20 al final del primer cuarto, a pesar de los 13 puntos de Pau Gasol. Delante, con Kalnietis percutiendo en el 2×2, Kuzminskas luciendo piernas y brazos interminables por la línea de fondo y los aleros aporreando una y otra vez el rebote ofensivo, sumaban los dueños del pabellón incluso varias veces ventajas de dos dígitos en los albores del segundo cuarto.
Aprendiendo quizás de la leyenda Krzyzewski, quien huyendo de las críticas en su fase preparatoria de venta de pescado, ganara un mundial sin pívots, el técnico italiano de los nuestros tiene un plan de juego claro. Emulando al técnico estadounidense que explotara hasta la saciedad la rapidez, tiro y fundamentos de sus jugadores, escondiendo la carencia de centímetros y kilos, pretende Scariolo revertir aquella fórmula prodigiosa de los Curry y compañía para centrar todo el juego de su equipo en las cinco letras mágicas del baloncesto español actual: GASOL.

Apoyándose en la pareja de hermanos más productiva de nuestra historia en este deporte (y eso que ha habido muchas y muy buenas) la primera, la segunda y hasta la n opción de juego pasaban hoy y pasarán en Rumania primero y, esperemos que en Estambul después, por los de Sant Boi. Los primeros nueve puntos de los hoy de blanco se los repartieron Pau y Marc, hasta que el concierto de pito de los árbitros lituanos mandó al segundo al banquillo.
Eso, si no lo remedia la otra pareja de hermanos listados entre los doce de España. Sobre todo el menor, un Juancho al que sólo los infortunios y la cabeza parecen frenar una progresión que no deja de subir escalones, ya sea de dos en dos o de tres en tres, como los triples que suele enchufar el menor de la saga, a pesar de su mal partido en el día de hoy.
Durante el segundo cuarto la defensa española seguía en modo preparación, aprovechando los lituanos para pasarse el balón y encontrar buenos tiros o canastas fáciles. Delante, España seguía con su plan de alimento del juego interior. Eso y con Pau claro, que seguía divirtiéndose y anotando, para un total de 19 puntos al descanso. Sin embargo, los 46 tantos lituanos en la parada larga pesaban demasiado y enojaban las caras españolas. Especialmente la de Ricky Rubio al que descaradamente los rivales vuelven a flotar ante su continuo desacierto en el tiro exterior. Mal síntoma ese, aunque no nuevo, para la evolución del campeonato.
Convertido ya en un clásico de los preliminares estivales de nuestra Selección, el enfrentamiento ante Lituania en su casa nunca deja rehenes. En esa peculiar pero acertada manera de programar la progresión de su equipo, Scariolo deja siempre para las últimas fechas este duelo ya convertido en rutina de partidos igualados y ensayo general. El de hoy, ha tenido mucho de igualdad y bastante de ensayo. De ahí que a la salida de vestuarios los nuestros tuvieran que subir un par de puntos el nivel defensivo para no irse del partido.
Y si el plan de juego interior está claro, la suma de jugadores exteriores se hace, más que necesaria, capital, para abrir los esenciales espacios con los que ejecutar el plan. En ese sentido, la aparición de Alex Abrines en el tercer cuarto le ha venido como anillos a su señor al equipo. Sus 15 puntos en un suspiro suben las apuestas por la reválida del título. ¡Qué bueno que viniste Alex! Con el impulso del alero de los Thunder retomaba España el mando en el marcador, con ese puntito más de defensa que demandaba el partido. Lo dicho, los ritmos de la preparación.
Volvía Scariolo a formar con Ricky y el Chacho en los minutos calientes, ante la escasez de efectivos en el dos. Respondía el de La Laguna con un par de canastones típicos de los que ponen amplias sonrisas de jugón en la cara e incluso Ricky metía al fin desde detrás de la línea semicircular del 6,75 para poner +2 a su equipo ya en el último minuto (75-77). Kuzminskas mantenía a flote a los suyos y otro triple de Maciulis enarbolaba Vilnius para el 78-77. Tras el pertinente tiempo muerto, era Abrines el elegido para jugarse el tiro de gracia que en forma de bomba se salía del aro, para que Pau, siempre Pau, palmeara la victoria visitante.
Con un balance de 6-1 final, esta suerte de suerte echada que han representado los siete partidos disputados por la Selección en estas semanas le ha salido cara al equipo de todos. Parece claro que la lesión de Sergi Llull ha dejado al grupo cojo de músculos, piernas, defensa y mandarinas, que de todo eso despacha un MVP. Un peaje que veremos cuánto le pesa a Scariolo y su nuevo equipo técnico, pero que sobre todo y como hemos visto en estas semanas allana las cávalas del estilo. España, con el mejor juego interior con diferencia del campeonato sabe a lo que juega, que no está mal. Pero también lo saben los rivales, que está un poco peor. Lituania ya dio muchas pistas de ello en el partido de hoy colapsando poco a poco la zona para no dejar espacio a los pívots españoles. De ahí la importancia de incorporar jugadores exteriores a la dinámica. En ese sentido, la poca presencia de Sastre y del capitán Navarro, ponen nubarrones a la victoria y a los pocos/suficientes/buenos momentos españoles en esta preparación.
No obstante y a pesar de esos celajes, no generemos alarmas ni corramos al muro (o al hilo) de las críticas bajo seudónimo a despotricar de los nuestros. Diez años de títulos y medallas no lo merecen. Esta gente se ha ganado un crédito que ni los achaques, ni las lesiones deben corromper.
Como ha ocurrido en otros lustrosos y triunfantes campeonatos, la mejor versión de este equipo no llegará hasta el ocaso de la fase de grupos. Esperemos que para ese entonces los deberes que el profe de defensa y la profa de tiro exterior le han puesto a los nuestros hayan sido resueltos y podamos volver a vender el pescado desde lo más alto del chiringuito. Estos pescadores se lo merecen.
