
Comenzaba el partido con los bilbaínos concentrados y acertados, un espejismo de lo que sería el partido a la postre, Lokomotiv se veía obligado a presionar muy arriba para retrasar los ataques de los visitantes, y desde ahí crecían para mejorar sus prestaciones. Con Mardy Collins de referente, los locales se ponían por delante por primera vez, y definitiva, en el partido. El exceso de contactos convertía el partido en un intercambio de tiros libres, pero los rusos leían bien el nivel arbitral y salían beneficiados de la situación para cerrar el primer cuarto (26-24). Lokomotiv apretaba el acelerador, con Lacey y Broekhoff como estiletes, mientras que por parte bilbaína era Álex Mumbrú quien ponía los puntos para intentar acercar a los suyos. Pero los de Obradovic se encontraban cómodos sobre el parquet y ponían tierra de por medio (55-40).
Tras el paso por vestuarios las cosas seguían igual, los rusos controlaban el rebote y el tempo de juego, y los bilbaínos se sumían en la impotencia de verse totalmente superados (80-66). Los Hombres de Negro trataban de acelerar un poco, y llegaban a reducir la distancia hasta el +11, pero dos triples consecutivos de Khostov devolvían a los de Carles Duran a la realidad, que pese a los maquillajes finales y la relajación rusa del último periodo, fueron incapaces de mejorar sus prestaciones (102-86).

La inexistencia de ayudas defensivas: La defensa de los Hombres de Negro está siendo un auténtico quebradero de cabeza, y en Krasnodar ante el líder del grupo se evidenciaron más que nunca los problemas de los hombres de Carles Duran en la fase destructiva del grupo. No llegan las ayudas defensivas, la defensa de las situaciones de dos contra dos son siempre favorables al rival y no existe sensación de grupo a la hora de defender.
El dominio ruso del rebote: Sasa Obradovic lo tenía claro, si su equipo controlaba eficazmente el rebote dominaría sin problema el encuentro. Y así fue, los rusos cerraron bien sus opciones de rebote, tanto a nivel defensivo como ofensivo, y consiguieron dominar el tempo del partido con comodidad. Desde ahí, ejecutaron a un Bilbao Basket que veía impotente cómo le caían palos por todos los frentes.
Un equipo sin alma, cabeza ni rumbo: Cierto que para recuperar sensaciones positivas viajar a Krasnodar y enfrentarse al Lokomotiv Kuban no es el mejor plan, pero lo acontecido en el Basket Hall pone en evidencia las más grandes carencias de los bilbaínos. Perder en Rusia podía entrar en los planes, pero la manera en que se ha perdido no. Los jugadores del RETAbet Bilbao Basket daban la sensación, por momentos, de hacer cada uno la guerra por su cuenta. Su comunicación no verbal era de absoluta desconfianza y de no tener claras las ideas de su identidad. Algo que deberán variar pronto y rápido si no quieren sufrir apuros importantes.


