Argentina, la gran perjudicada del cuádruple empate del grupo B, llegaba a su duelo contra los Estados Unidos sin ninguna presión por ganar, pero con la motivación de que podía ser el último partido de la Generación Dorada del baloncesto argentino. Y salieron con todo. Con Luis Scola muy activo de inicio y Facundo Campazzo (el mejor de los suyos con 13 puntos, 9 asistencias y 21 de valoración) volviendo loco a Kyrie Irving en los primeros compases, la albiceleste se ponía por delante (5-10), a pesar del acierto de Kevin Durant, que anotó los primeros 8 puntos de su equipo. Otra bomba imposible de Campazzo (8 puntos en este cuarto) y un triple en transición de Nocioni hacían saltar todas las alarmas en el Carioca Arena (9-19). Y llegó el despertar de EEUU. En 40 segundos, parcial de 0-6 que les volvía a meter en el encuentro, aunque Scola seguía haciendo daño en la pintura (16-21). Pero la selección norteamericana en nada se parecía a la de los primeros compases, y con otros 9 puntos consecutivos, 6 de ellos con la firma de DeMarcus Cousins, terminaba el cuarto por delante (25-21).
El parcial seguía abierto, con Cousins ganándole terreno a Scola, muy solo en la pintura de Argentina, y un Paul George que jugó su mejor partido en estos Juegos con 17 puntos, 8 rebotes y 23 de valoración. Durant seguía masacrando desde el perímetro con su tercer triple y la herida argentina se hacía cada vez más grande. Demoledor 20-0 de parcial entre el primer y segundo cuarto que dio la vuelta a un marcador que apenas 5 minutos antes les era muy desfavorable (36-21 tras un 2+1 de Jimmy Buttler). Era Campazzo quien lo rompía con un 2+1, aunque Argentina era consciente de la telaraña en la que se había metido. Laprovittola, que salió muy frío desde el banquillo, anotaba un triple que ponía a 11 a su equipo, pero Kyrie Irving se apuntaba a la fiesta con 6 puntos consecutivos y un crossover bestial sobre el jugador del Estudiantes. Argentina se había apagado y su desacierto en el triple (2/11), junto a otros dos nuevos puntos de Irving ponía el +20 (27-47) a 5 minutos para el final del segundo cuarto. Manu Ginobili tiraba de orgullo en el que iba a ser su último partido con la camiseta de la selección de Argentina, y alentaba a los suyos para finalizar el cuarto con un parcial de 8-0 y mejorar la situación de cara a la segunda parte (40-56).
Sin embargo, EEUU estaba en modo rodillo y ya no iba a parar. Irving volvía a golpear (acabó con 11 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) y Kevin Durant anotaba su cuarto triple para volver a poner la veintena de ventaja. Ginobili se atrevió a contestarle con otro lanzamiento exterior, pero el jugador de los Warriors rugía más fuerte con su quinto triple de la noche, dejando claro que no iba a dejar escapar el encuentro (MVP con 27 puntos (7/9 en T3); 7 rebotes, 6 asistencias y 34 de valoración). Argentina, con Nocioni de nuevo metido en el encuentro y Scola dandolo todo como la única referencia interior, navegaba sobre la veintena de diferencia, de la que le era imposible escapar, llegando incluso a acercarse a los 30 (85-58) tras un canastón de George en la cara del Chapu. Cousins (15 puntos) abusaba del solitario Scola y con un 87-61 la diferencia seguía estirándose para el último cuarto.
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El último periodo fue un mero trámite en el que el seleccionador argentino dio minutos a los Deck, Brussino, Delía y compañía, y EEUU también sentaba a sus estrellas sacando a los inéditos Barnes y DeRozan. Manu Ginobili se prestó a disputar sus últimos minutos con la camiseta de su país, a la que defendió con profesionalidad y orgullo hasta el último segundo (14 puntos y 7 asistencias en su "farewell"). Luis Scola y Andrés Nocioni probablemente también hayan disputado sus últimos minutos con esta selección, siempre eterna tras el Oro logrado en Atenas 2004. EEUU no quería hacer más sangre y con el 105-78 final se mentalizaba para lo que le espera. España, por fin, tras quedarse en el camino en el Mundial de 2014, tendrá una nueva oportunidad de enfrentarse al conjunto de Mike Kryzewski y vengarse por las derrotas en Pekin y Londres. El viernes, la semifinal más complicada a la que se haya enfrentado esta generación de Oro, que todavía no está para despedidas y podría vengar a su antagonista argentina.