Ambos equipos salieron muy intensos, demostrando que eran dos grandes cualificados para ganar esta Euroliga. Siskauskas, demostrando ser el mejor tres de Europa comenzó con un juego total, apoyando en el rebote, anotando y defendiendo muy fuerte. Pero el Tau se sobrepuso a este inicio de Siskauskas, con una buena defensa, y con un ataque en estático muy fluido, en toda la primera parte, que le bastó para tener ventajas que rondaban los ocho y los seis puntos, pero no parecían dispuestos a estirar la ventaja en parte por las rachas anotadoras de Holden y por los numerosos tiros libres fallados por el conjunto vitoriano.
El Baskonia aguantó estoicamente mientras pudo, jugando un buen baloncesto defensivo y ofensivo durante más de veinticinco minutos, con un buen balance exterior-interior, y moviendo bien y con paciencia el balón en ataque hasta encontrar tiros cómodos. El Baskonia se gustaba a sí mismo, con todo el equipo entregado en ambas partes, algo que no ha sucedido durante muchos tramos de esta temporada. Además las cosas, se ponían muy a favor cuando dos hombres fundamentales como Langdon y Siskauskas hacían dos faltas seguidas para ponerse con tres.
A pesar de esto, el Baskonia seguía metido en el partido, hasta, que después de unos minutos de errores garrafales en la selección de tiro de ambos conjuntos, el CSKA consiguió dar la primera dentellada mortal, tras dos errores de Tiago Splitter muy bien todo el partido, salvo en los tiros libres, jugando lesionado del hombro-, con un Papaloukas hasta entonces desaparecido, cuya supremacía en el juego de transición y contraataque apareció en el momento decisivo.
A la hora de la verdad, el conjunto moscovita tiro de veteranía y experiencia, y través de una buena defensa logró llevarse el gato al agua, aprovechándose de la candidez, que siempre muestra el Tau en este tipo de choques, con unos jugadores que no supieron tomar buenas decisiones a la hora de la verdad, con un Prigioni que volvió a descentrarse en los momentos clave.