Hace unos años, en 1999, el Barcelona incorporaba a su equipo júnior a un joven holandés con unas dimensiones exageradas para su edad. Remon Van de Hare, que entonces contaba con 17 años, medía la friolera de 2.18 metros. El jugador provenía de las categorías inferiores del Piranhas de Amsterdam y no dudó ni un momento en hacer las maletas y marchar a Barcelona. Por entonces, ya era seguido por ojeadores de la NBA y quizá ya pensaba verse ,en un futuro no muy lejano, en la mejor liga del mundo.

PROYECTO BLAUGRANA

El Barça desde un primer momento se propuso dar forma y pulir a ese diamante en bruto que era Van de Hare. Primero le hizo jugar en los júniors para después, en la temporada 2000-2001, subirle al equipo filial de la EBA, donde iría moldeando su juego. El equipo culé no tenía prisa con este joven “gigante”. Sabían que debían tener paciencia y que los resultados llegarían…o no. Su primera temporada en EBA fue muy discreta (2.4 ptos y 5 rebotes de media). Al siguiente año mejoró algo e incluso debutó testimonialmente con el primer equipo.

NÚMERO 52 DEL DRAFT

Pero Van de Hare no sobresalía, pese a sus cualidades físicas, en la EBA. Sus actuaciones con el primer equipo en las dos siguientes temporadas fueron tan escasas como anecdóticas. Sin embargo, sus correctísimos inicios en el baloncesto europeo no le impidieron ser seleccionado en el draft de 2003 por los Toronto Raptors. Muchas veces los equipos de la NBA gastan rondas de draft en jugadores altos que jamás cumplen con las expectativas creadas (Bruno Sundov o Sinanovic son buenos ejemplos).

Como Toronto tenía sus derechos, Van de Hare acudió a la Liga de Verano de California en el mismo 2003. Según sus propias palabras, aprendió mucho en esos días, pero realmente lo que le preocupaba era el Barça y reconocía que le quedaba mucho por mejorar.

VUELTA A EUROPA Y MÁS DE LO MISMO

No era capaz Van de Hare de explotar sus cualidades. Algunos técnicos empezaban a dudar de que las tuviese. En este sentido, Aíto declaraba entonces “puede ser un buen jugador, pero jamás una estrella” La sombra de la duda se empezaba a cernir sobre el holandés, al que quizá una enfermedad crónica le impedía rendir al cien por cien.

En la temporada 2004-2005 el Barça decidió hacerle miembro definitivo del primer equipo.Apenas disputó unos cuantos partidos. El holandés estaba sentenciado en Can Barça… y en la NBA. A principios de 2004 sus derechos habían sido traspasados a Orlando y con este equipo disputó la Pepsi Pro Summer League ese año. Ni siquiera se vistió de corto en muchos encuentros. Sus días en la NBA habían pasado.

RUMBO A LUBJIANA

Su triste paso por la ACB terminó en el verano de 2005, cuando el Barcelona decide prenscindir de sus servicios. Tras varios años formándole, los técnicos se dieron cuenta de las limitaciones del holandés, que le impedían tener el nivel requerido para jugar en el club culé e incluso en la ACB.

Sin embargo, ya saben que la vida da varias oportunidades y Van de Hare tuvo alguna más. En Lubjiana, los técnicos del Olimpia confiaron en sacar lo mejor de él y, seguros de que su proyecto con el holandés iba a salir bien, le firmaron un contrato por tres temporadas. No llegó a cumplir ni una. Antes de que acabase la sesión 2005-2006 abandonaba el Olimpia con el rumbo perdido

CHIPRE Y EL LEMESOS, LUGAR PARA REENCONTRARSE CON EL BALONCESTO

Tras sus fracasos de Barça y Olimpia de Ljubljiana, Van de Hare bajó el listón y buscó una liga menor europea donde desarrollar más cómodamente su juego. Así, sus huesos fueron a parar al Lemesos chipriota, donde está teniendo algo más de continuidad. Van de Hare ha hecho sus mejores números como profesional y su concurso fue clave para derrotar a la Virtus de Bolonia en partido de la FIBA CUP el pasado noviembre.

Parece que el pívot holandés ha encontrado su pequeño lugar en el baloncesto europeo. Como dijo Aíto, nunca será una estrella, pero eso no evita que pueda convertirse en un buen y digno jugador dentro del Viejo Continente.