Decía Jasikevicius que Lituania es un país de baloncesto; que el Zalgiris es el equipo del país. Que entendían perfectamente para qué equipo juegan. Quizás por esta responsabilidad, o por acabar la competición de la mejor manera posible, los lituanos han superado al CSKA (77-79) con un recital a partir del segundo cuarto.

En el tercero el Zalgiris rompía el partido definitivamente con un parcial de 2-19 de inicio (del 35-41 al 37-60), dejando al a los rusos durante 7 minutos sin anotar una sola canasta de campo. O esto parecía, que el partido se había terminado. Pero el CSKA tendría una última oportunidad gracias a una remontada fuera de lo común. Al final, arropados por una afición que no ha dejado de animar y que ha dado muestras de apoyo al Fenerbahçe, el Zalgiris culmina una temporada brillante en la Euroliga que pocos podían llegar a imaginar hace unos meses.

Tras un inicio de partido igualado, marcado por las defensas, muy concentradas en sus tareas, el equipo de Jasikevicius conseguía diluir a su rival. Con Micic al control, los lituanos empezaban a darle otro ritmo al partido y a generar desde el poste bajo, especialmente de la mano de Ulanovas (29-38). Los rusos resistían. Las pérdidas de balón de su contrincante (11 al descanso) y el trabajo en el rebote ofensivo de Hunter permitían a los de Itoudis seguir a rebufo (35-41).

Pero antes de hora, mucho más de lo que le hubiese gustado al técnico griego, el Zalgiris finiquitaba el duelo desde la defensa. Controlando las pérdidas de balón y con un parcial de 2-19, los lituanos rompían el partido por el tercer puesto. El conjunto de Jasikevicius daba un paso adelante en defensa y dejaba al CSKA sin anotar una canasta de campo durante 7 minutos. Se pasaba del 35-41 al 37-60.

La fiesta, para unos, estaba servida. La afición desbordada, animando sin cesar. Los puntos del Zalgiris llegaban desde todos los ángulos, con contraataques, transiciones, desde bajo del aro o desde la larga distancia (4 de 8 en triples al final del tercer cuarto). Pero cuando más difícil parecía, el CSKA decidía emular a su rival, regresando al partido con un parcial de 23 a 5 (del 54-74 al 77-79). Con Kulagin de invitado sorpresa. Sin jugar ayer, 14 puntos y la posibilidad de jugar para ganar. La tensión regresaba al Kombank Arena.

Final frenético. Pero poético. Sin sorpresas de última hora pese a los últimos intentos del CSKA. Sin prórroga. Sin remontada final. Al ritmo de Pangos. Como toda la temporada. Pero también de Micic. O de Jankunas. O Ulanovas. Los genios, trabajadores, que junto al que ocupa el banquillo han devuelto al Zalgiris Kaunas a la élite europea.