1. La unión hace la fuerza. Este equipo ha vuelto a hacer historia. No se cansan de lograr hitos, retos y objetivos, y lo hacen con un esfuerzo, unas ganas y una ilusión increíbles. Lo volvieron a hacer, volvieron a batir a un muy buen equipo anotando como si no hubiera un mañana. En la final, España volvió a demostrar que es una familia, que puede con todo y que disfrutan en la cancha. El dato fue apabullante: 20 asistencias. Ninguno de los parciales comandados por Gruda pudo mermar la moral del combinado español, que supo en todo momento cómo neutralizarlos. Sí, esta selección hizo olvidar que delante tenían a una de los mejores combinados nacionales del mundo. Y ya van 7 medallas en 7 años de manera consecutiva y 3 Eurobasket ganados de los últimos 4. Un final de ensueño para un equipo histórico.

2. Una -otra- oda al baloncesto. Todas. Todas y cada una de ellas fueron importantes. Desde Lucas Mondelo hasta Georgina Bahí, Nogaye Lo y compañía. En la final, Marta Xargay puso los puntos; Laura Gil, la entrega, la lucha y el rebote; Laura Nicholls y Ndour, la consistencia y el dominio en las pinturas; Laia Palau y Silvia Domínguez, el ritmo del partido y la magia; Ouviña, Abalde, Anna Cruz y Queralt Casas, la intensidad desde el primer minuto; María Pina y Vilaró, la aportación en los últimos minutos. Historia pura del baloncesto. Astou Ndour fue la MVP, pero porque hasta el día de hoy no se le ha dado a un equipo entero, si no, seguro que el MVP sería para todas.

3. Sandrine Gruda, Hartley y poco más. Como se ha comentado, Francia es una de las mejores selecciones del mundo, pero España logró anular a casi todas sus componentes. La interior superó con facilidad los dobles dígitos en anotación (18p), al igual que Hartley (17p). Ambas sostuvieron a su equipo para que este no sufriera una derrota todavía peor. Salvo dos o tres parciales que fueron neutralizados a los pocos minutos, Francia no pudo con España.

Nada de nervios, nada de tensión. Los primeros minutos fueron frenéticos en cuanto a ritmo y acierto. Marta Xargay arrancó el encuentro tal y como empezó el torneo, exhibiendo su muñeca y anotando 3 triples en el conjunto del periodo. El parcial, en apenas 4 minutos, fue de 17-8, por lo que Valerie Garnier tuvo que solicitar tiempo muerto para intentar parar el vendaval ofensivo de Laia Palau, Nicholls y la propia Xargar. La estrategia surtió efecto, pero solo unos minutos. Gruda se echó el equipo a la espalda para liderar un parcial que colocó de nuevo a Francia en el partido, pero poco les duró la alegría. Lucas Mondelo lo dejó claro en el tiempo muerto: Francia no podía correr y, para ello, debían coger rebotes en ataque. Dicho y hecho, la reacción no se hizo esperar. De la mano de Ouviña, autora de 5 puntos consecutivos, y de Silvia Domínguez, España se fue con el marcador de 32-21 al final del primer cuarto -44 de valoración-.

Los triples fueron un gran aliado para el combinado español, pero en el inicio del segundo periodo el acierto bajó y Francia lo aprovechó para hincar el diente. Un parcial de 2-8, de nuevo con Gruda como referente, dejó a las francesas a solo 5 puntos; estaban encontrando en la zona una vía de anotación fácil. Fue entonces cuando apareció Laura Gil, que encadenó una buena acción tras otra -puntos, rebotes y robos- para devolver la ventaja. Entre ella y Laia Palau neutralizaron la reacción gala y España lució un juego combinativo sin igual: 50-36 al descanso y un total de 14 asistencias al descanso.

La segunda mitad se inició con una declaración de intenciones por parte de Garnier: dos canastas en la zona de las pívots y otras dos en la pintura tras un ataque posicional. Salieron muy enérgicas y el parcial fue de 2-8 gracias a las continuas penetraciones de Johannes y Hartley. España siguió encontrando opciones de anotación mediante Marta Xargay o Laura Gil, lo que provocó que las francesas no bajaran de los 8 puntos de diferencia. De hecho, con la entrada de Queralt Casas, a Francia le costó más anotar y las de Lucas Mondelo lo aprovecharon para poner la máxima (67-49, min. 27). Solo el orgullo y la calidad de Hartley sostuvo a su selección para que no muriera en ese tercer, que acabó 70-56 gracias a un canastón sobre la bocina de Silvia Domíngez

Y el último cuarto no pudo empezar mejor. Otra jugada de equipo y… ¡triple de Marta Xargay! Después, hubo unos minutos de poco acierto por parte de ambas selecciones, con la diferencia de que España supo sacar en poco tiempo las cuatro faltas que les llevaban a los tiros libres. Pasaron los minutos y Francia no pudo -ni supo- reaccionar, en parte por el planteamiento de España, que consistió en no renunciar al juego combinativo, pero sin necesidad de correr en cada ataque. La sonrisa en la entrada a pista de Ouviña y de Laia Palau al anotar una canasta demostró que esta familia goza de cada momento que está en cancha. Al final, 86-66.

*Imagen de portada: Marc Doncel (Photocroma)