España volverá a pelear por las medallas olímpicas tras un partidazo ante una Francia que no pudo sobreponerse al vendaval que se le vino encima. Los de Collet comenzaron sobre marcando a un Gasol que no estuvo fino en ataque, pero eso abrió el abanico de posibilidades en forma de espacios que fueron aprovechados por un enorme Nikola Mirotic que se vistió de héroe. Poco a poco, y desde una defensa muy buena, los de Scariolo fueron arrasando a su rival hasta que éste sacó la bandera blanca a diez minutos del final. De estos tíos no se puede dudar.

Era la batalla de siempre, la de dos generaciones encontradas y obligadas a enfrentarse en busca de la gloria. Francia y España querían empezar con buen pie, sobre todo, en defensa. Los primeros ataques fueron bastante largos, buscando la mejor opción para anotar y hacer daño. Parker comenzó enchufado y aprovechando esos tiros de cinco metros que ya son marca registrada, pero España también tenía mucho que decir. Los de Collet estaban muy encima de Gasol, avisados por lo ocurrido en Lille un año atrás, y eso hizo que Rudy y Mirotic quisieran dar un paso al frente; ambos encontraron acierto desde el exterior y consiguieron marcar las primeras distancias considerables. No en vano, España fue perdiendo acierto y la precipitación le llevó a encadenar varios ataques malos seguidos. Francia se aupó a tiempo (19-16).

El partido estaba trabado, ninguno de los dos quería ceder terreno y Francia buscaba imponer su físico en ambos lados de la pista. A pesar de ello, España supo encontrar el camino a la canasta gracias a la buena circulación y a una gran paciencia a la hora de elaborar. En ese sentido, Willy Hernangómez se convirtió en pieza clave de ese nuevo estirón en el marcador que obligaba a Collet a pedir tiempo muerto. Parker volvió a darle aire a Francia, pero Mirotic hizo acto de presencia para continuar con su castigo al sobre marcaje de los galos sobre Gasol. España estaba cuajando unos minutos muy serios. Los de Scariolo fueron solventes, marcaron territorio y dejaron claro que, con Gasol en 2 puntos, también se puede jugar bien (43-30).

El paso por vestuarios trajo consigo a una España que no quería bajar el listón ni quería quitar el pie del acelerador con un Mirotic heroico. El ex del Madrid estaba con la confianza por las nubes, aprovechando espacios y tirando con mucha comodidad. Su partido estaba siendo para enmarcar y España le dejó claro a su rival que no habría concesiones. Ya ni siquiera la presencia de Parker ayudaba. Y aunque Pau no estaba teniendo su día en ataque, su presencia en la zona era otra losa para Francia; el de Sant Boi cambió muchos tiros, taponó algún lanzamiento y, además, era clave en el rebote defensivo. Con los franceses muy desquiciados, el encuentro tomó un camino demasiado minado para los de Collet, que reaccionaron al final del cuarto gracias a un bajón español en ataque (69-49).

La apatía se hizo patente entre los franceses, que ya veían muy lejos a España. La segunda unidad de los de Scariolo, liderada por el Chacho y por Willy, continuó con la buena inercia del tercer periodo para seguir abriendo brecha. Sin embargo, el hambre de esta selección les llevó a seguir y seguir machacando a una Francia que llevaba tiempo enseñando la bandera blanca. El tiempo pasaba lento, pero pasaba; España se veía otra vez en la pelea por las medallas cuando una semana atrás parecía que estaba lejos de las favoritas, pero de estos tíos es imposible dudar ni un solo segundo, y por eso son la Generación Dorada de nuestro baloncesto. Francia intentó maquillar, pero la realidad es que para el conjunto de Collet fue un día para olvidar. España peleará por las medallas por terceros Juegos consecutivos (92-67).