Tras lograr la pasada temporada su cuarto cetro continental, el Panathinaikos, sigue siendo una bestia, si cabe, más hambrienta. El año pasado, no solo lograron levantar el máximo título continental, sino que se hicieron con todas las competiciones importantes que se pusieron en liza. Para repetir este año, el gran superequipo europeo, ha mantenido la estructura fuerte del pasado año, – a excepción de Siskauskas que se ha ido al otro gran equipo europeo-, y ha firmado a grandes estrellas, creando una auténtica constelación que hace un par de años era impensable en el panorama del baloncesto europeo. Y es que los multimillonarios hermanos Giannokopoulos, han destrozado el mercado, y amenazan para el futuro: Nosotros podemos fichar al jugador que nos dé la gana.
Para completar el pastel, el Panathinaikos, continúa un año más, con el técnico más laureado de Europa, Zeljko Obradovic. Un genio curtido en mil batallas, que seguirá dirigiendo con maestría a este grupo de estrellas, hasta el punto de intentar conseguir de él un equipo.
Herencia del año pasado
Este verano el conjunto verde tuvo, a parte de los grandes fichajes, dos noticias, una buena, y otra mala. La buena, era la renovación de Michael Batiste, por menos dinero del que le ofrecían en Moscú, y por la misma cantidad que le brindaba Savic para acudir a la ciudad condal. Y es que Batiste es uno de los interiores más dominantes de Europa, que puede anotar desde el poste, a través de su cada vez más mejorado juego de pies y de sus poderosos mates, así como desde fuera con su fiable tiro, rebotear y defender como el que más.
La mala, era la baja de uno de sus mejores hombres, el lituano Siskauskas, que decidió que ya había ganado todo lo que podía con el PAO, y quería ganar la Euroliga con un equipo distinto, amén de la gran suma de ceros que le pusieron encima de la mesa en Moscú.
Dos jugadores más continúan en la parcela exterior del año pasado. Sani Becirovic, otro jugador con un historial de lesiones sangrante, pero recuperado para el máximo nivel, aunque de no ser por las lesiones su límite era el cielo. Ahora en una situación muy delicada, este talentoso esloveno, se debate entre la salida o quedarse en el club con pocos minutos. El otro es Nikos Hatzivrettas, el jugador fetiche de Obradovic. Intentará por quinto año, seguir en el quinteto del técnico balcánico, ofreciendo su sacrificio y su buena mano.
Los nuevos jugadores
La soberbia plantilla que Obradovic tiene que aprender a manejar, y de ella formar un equipo, – algo que por el momento no tiene-, se completa con cinco fichajes sensacionales, que hacen que los verdes den más miedo si cabe.
Los fichajes estrella del año han sido el de Jasikevicius, – fichado de las manos del Olympiacos-, y el regreso de Spanoulis. Jasikevicius vuelve a Europa después de dos años de ausencia con la intención de volver a coronarse. Pura magia y carácter, sin duda uno de los jugadores más determinantes de la década sino el que más.
Spanoulis, regresa a club de origen, después de una mala experiencia en los Houston Rockets. Un combo, que ya causó sensación hace dos temporadas, gracias a su combinación de fuerza y técnica en las penetraciones, su visión de juego, su buena mano exterior, además de ser un notable defensor.
El juego exterior lo cierran Kennedy Winston, -ex jugador del Gran Canaria -, un jugador con un buen físico y capacidad atlética, con un potencial tremendo para ser un buen jugador a estos niveles, sobre todo en el plano ofensivo y Stratos Perperoglou, un buen anotador, que tendrá minutos en HEBA, pero no demasiados en Euroliga.
Andrija Zizic, tras una buena temporada en Olympiacos, con el que renovó por mucho dinero, fue despedido este verano, y encontró acomodo en el gran rival. Es un jugador fuerte, que puede anotar, defender y rebotear desde el banquillo.
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