El Maccabi de Tel-Aviv consiguió en el último partido del Top-16 la primera plaza del grupo gracias a su gran victoria en Estambul ante un Ulker en horas muy bajas y a la derrota del Real Madrid en Bolonia. El factor cancha obtenido es vital para los hebreos, puesto que en los último ocho años han perdido en cuartos cuatro veces y las cuatro con el factor cancha en contra, mientras que han ganado en las otras cuatro, comenzando las series en el Yad Eliyahu (Nokia Arena). Por eso los de Gershon están contentos con el resultado final, aunque preferirían que el segundo del otro grupo hubiera sido el Barcelona antes que al Olympiacos (el Pabellón de la Paz y la Amistad da miedo).

Por su parte, el equipo heleno consiguió pasar a la siguiente fase a pesar de entrar como uno de los peores equipos de la primera fase y verse enclavados en un grupo muy complicado, con Zalgiris, Barça y Unicaja. Sin embargo, consiguieron una victoria vital en Málaga ante el equipo de Sergio Scariolo en un encuentro preparado concienzudamente (la HEBA les dio descanso esa semana y pasaron los días previos en Barcelona). Gracias a esta buena segunda fase, los griegos han demostrado que vuelven a estar en la elite europea.

En Israel los aficionados creen ciegamente en el pase de su equipo, y las últimas informaciones estiman la marea macabea que se desplazará a la República Checa en un mínimo de 8.000 espectadores, muchos de ellos con la entrada comprada desde hace tiempo y comprando sus billetes de avió antes de que se juegue el primer partido de la eliminatoria. En las calles de Tel-Aviv se comenta más el hipotético partido en la Final Tour contra el Panathinaikos que la serie ante el Olympiacos.

Las claves para los de Kazlauskas (un técnico muy respetado por Pini Gershon) pasan por potenciar el juego del auténtico líder del equipo, Tyus Edney (contra el que el Maccabi planea utilizar defensas dobles o incluso triples) y aprovechar la superioridad física de Sofocles Schortsanitis ante un Vujcic blando en defensa y Maceo Baston, que lo pasa mal ante hombres grandes contra los que no le basta solo con sus facultades atléticas.

Por esto uno de los factores a tener muy en cuenta es la rotación interior del Maccabi. El joven Yaniv Green y sobre todo el ex-jugador del Joventut Jamie Arnold (para los periodistas hebreos ha sido el mejor jugador del equipo en el Top-16) tendrán mucha importancia en el transcurso de la eliminatoria, ya que “Baby Shaq” no sólo es una amenaza por lo que es capaz de hacer, sino por como condiciona una defensa que puede liberar espacios para buenos lanzadores como Quincy Lewis u otros hombres grandes como Zizic o Zukauskas.

Actualmente los cuatro mejores jugadores del Maccabi son e incombustible Anthony Parker (sigue siendo poesía en movimiento), Arnold, el capitán Tal Burstein y Maceo Baston, pero preocupa la falta de adaptación de Willie Solomon y el incomprensible bajó de juego de Nikola Vujcic, que desde que enfermó antes del partido contra el Arman Jeans de Milán y ser criticado por Gershon no ha vuelto a ser el mismo. Además estén rumores sobre su posible fichaje por el eterno rival, el Hapoel de Jerusalén, que ha sido comprado por un magnate del petróleo.

La marcha de Jasikevicius se sigue notando y mucho en Israel, y es que este Maccabi no es el mismo equipo del año pasado. Su juego no es tan bonito, ya no enamora, pero sin embargo han ganado en otros aspectos como la defensa. Además se nota que los jugadores se dejan la piel en la cancha y son capaces de luchar los 40 minutos.

En resumidas cuentas, el Maccabi es favorito principalmente porque el Olympiacos debería ganar dos partidos en un pabellón tan complicado como “La mano de Elías” y los únicos jugadores capaces de crear desequilibrios a favor de los griegos son Schortsanitis y Tyus Edney, que serán sometidos a defensas especiales.

Las otras Previas
Winterthur Barcelona – Real Madrid
Panathinaikos Athens vs Tau Cerámica Baskonia
CSKA Moscow vs Efes Pilsen Istambul