Corría el verano de 2008, y el joven Kostas Sloukas consigue el oro con la selección griega de baloncesto sub-18. Sería solo una de las hazañas de su carrera ese año, pues uno de los mejores equipos de Grecia, Olympiakos, se interesa por él con tan solo 18 años. Juega solo en tercera división, y Sloukas no está seguro de tomar la decisión y formar parte de un equipo Euroliga.
La ambición de querer jugar y mejorar sin parar es lo que le hacen dudar, es consciente del que podía ser su lugar en una plantilla plagada de estrellas. Pero al final, el jugador decidió emprender un viaje hacia Atenas, y aunque el comienzo no sería lo esperado, sería una decisión que encaminaría su carrera. Doce años después, Sloukas ha jugado seis de las últimas siete Final Four de Euroliga y es uno de los jugadores griegos más importantes en Europa. Y es que el joven tenía las ideas muy claras: el trabajo duro tiene su recompensa.
SALÓNICA, LOS ORÍGENES
El 15 de enero de 1990 nacía Konstantinos Sloukas en la ciudad de Salónica, una localidad que en esos momentos era el centro del baloncesto griego con el duelo entre dos de los mejores equipos de la liga: el ARIS y el PAOK. Ambos conjuntos fueron los protagonistas del deporte de la canasta en Grecia durante la década de los 80 y parte de los 90, aunque luego vivieron un declive y ya no volverían a ser lo que fueron.
En ese ambiente, y con un padre policía, pero amante del deporte y atleta de levantamiento de peso, Sloukas creció con el deporte y desde temprana edad comenzó a jugar con un balón, aunque sería el del fútbol. Kostas no se interesó por el baloncesto hasta los seis años, gracias a su primo, y desde entonces, alternó ambos deportes.
Como pasa con todos los que juegan dos deportes, hubo un momento en el que tocó escoger y Sloukas, siguiendo el consejo de su padre, quien era su modelo para seguir, se decantó por el baloncesto. Era un buen estudiante e incluso llegó a comenzar sus estudios de derecho, pero tenía claro que quería dedicarse al baloncesto de manera profesional y trabajaría duro para ello para tener el éxito que buscaba, como le enseñaba su padre. Con esa idea, a los 16 años entró en la academia Mantoulidis, un paso importante para los jugadores jóvenes en Grecia.
ATENAS, EL COMIENZO
La carrera de Sloukas iba cada vez más encaminada. En 2007, en el europeo sub-18 ganó la medalla de plata, y esa solo sería una de las primeras de las tantas medallas que coleccionaría con las categorías junior de la selección griega. El punto de inflexión sería al año siguiente, tras conquistar el oro en el europeo sub-18. Tras ello, le llegaría una llamada inesperada desde Atenas.
El Olympiakos estaba interesado en hacerse con sus servicios. Kostas dudó. No sabía la decisión qué tomar, no tenía claro que fuera su sitio o que fuera el momento para jugar en un equipo Euroliga cuando él aún seguía en tercera división. Al final, decidió enrolarse en su viaje a Atenas, con tan solo 18 años.
Los comienzos no fueron fáciles, pues el jugador no contaba con minutos y se veía relegado al banquillo. Sus quilos de más y su poca habilidad en defensa eran las razones que se dieron en su momento, y que frustraban a Sloukas, quien puede ser que predijera lo que iba a pasar en un equipo con tantas estrellas en las que solo era un chaval que acababa de cumplir la mayoría de edad.
A pesar de ello, Sloukas estaría diez años de su vida en Olympiakos y se queda con lo positivo que fue tener mentores como Papaloukas o Spanoulis, con los que compartió habitación y anécdotas, como lo nervioso que se ponía cuando Papaloukas le hablaba. Además de las dos Final Four que jugaría gracias al equipo ateniense (2012,2013).
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Antes de eso, hubo un paréntesis que cambiaría su rol en Olympiakos. En 2010, se le cedió al ARIS, donde sí disfrutó de los minutos que le faltaban en la capital griega y cuya buena temporada le valió para ser nombrado mejor joven de la liga esa temporada 2010-2011. Eso le valdría para cambiar su rol en Atenas y volver con mucha más ambición.
Sus años siguientes serían muy distintos a su comienzo en el Pireo. Su papel era más importante en el equipo, jugaría tres Final Four y ganaría dos Euroligas. Cada año su aportación era mayor, y su última temporada en Olympiakos, la 2014-2015, tuvo sus mejores números, prueba de ello sería su nombramiento en el quinteto ideal de la liga griega. Ese mismo verano, en 2015, de nuevo una llamada inesperada, cambiaría el rumbo de su carrera.
ESTAMBUL, LA MADURACIÓN
Ese verano de 2015, el propio Zeljko Obradovic, entrenador de Fenerbahce, llama a Kostas Sloukas. Lo quiere en su equipo para su proyecto en la capital turca. El griego reconoce que aquel día no pudo dormir debido a que un gran entrenador como el serbio le llamara personalmente. Ese gesto sería el que le haría aceptar la oferta de Fenerbahce y jugar por primera vez fuera de Grecia.
Sin saberlo, tomaba un cambio que sería fundamental para el futuro de su carrera. Aunque en su primer año no se notó tanto, poco a poco la influencia de Obradovic le haría mejor jugador y demostrar todo lo que era capaz de hacer con su juego. La famosa exigencia conocida del entrenador serbio tuvo su fruto en Sloukas, que reconoce que no sería lo que es ahora por él y no duda en decir que es su padre en el baloncesto.
En el equipo turco también sigue triunfando a nivel colectivo. Jugaría tres Final Four más y ganaría otra Euroliga, en 2017, eso sí, siendo ahora pieza clave de esa victoria junto a jugadores como Jan Vesely o Bogdan Bogdanovic. En esa final de 2017, anotaría 9 puntos y capturaría 3 rebotes.
La pasada temporada, la 2018-2019, fue en la que cosechó mejores números en Euroliga con un promedio de 11’8 puntos y un reparto de 4’8 asistencias. Una temporada en la que también acabó en Final Four en Vitoria, en la que tendría un promedio final de 12’5 puntos. Su buen hacer en Estambul, donde ha madurado como jugador, ya ha despertado el interés de varios equipos europeos, y ya en 2019 se especuló con una vuelta a Grecia.
El jugador, sin embargo, se mantiene cauteloso. El pasado verano negaba su deseo de volver a su país, pero este 2020 las cosas no son iguales. Con una temporada discreta de Fenerbahce, el futuro de Obradovic se ha visto cuestionado, y con su marcha, Sloukas no vería tan descabellado cambiar de aires. La influencia del serbio en el jugador es clara, y con él en Estambul, el jugador tiene claro donde está su futuro, pero sin él en el banquillo, nada está claro.
Sloukas, uno de los jugadores que se sabe que ha sufrido el Coronavirus y que ya ha superado como reconoció en una entrevista a un medio griego en abril, suena en el mercado de Euroliga, pero con tantas incógnitas sobre la reanudación de la competición y la siguiente temporada, todo está en el aire. Lo que sí está claro es que sea en Estambul, Grecia u otro sitio de Europa, este jugador griego es uno de los grandes nombres de la competición. Su experiencia lo avala.