La primera Final Four, del nuevo CSKA de Moscú, que años después volvía a la élite gracias a la inversión de magnates rusos en el deporte de la canasta, fue enBarcelona en el año 2003. Sus rivales el Montepaschi Siena, Benetton Treviso, y sobre todo en semifinales un Barcelona que jugaba en casa, en un Sant Jordi repleto con 16.000 espectadores.
Los rusos llegaron a Barcelona siendo uno de los mejores equipos de competición, siendo el mejor ataque y la mejor defensa de la misma. Ante el Barcelona jugaron un partido a tirones, en el que su mejor jugador ese año, Alexander, no tuvo su mejor día. Los rusos se mantuvieron en partido gracias a la capacidad anotadora de JR Holden. El Barcelona sin embargo era llevado en volandas por el Sant Jordi, era una oportunidad irrepetible para hacerse con la primera Euroliga de su historia, algo que no pudo ser años antes en Salónica, ni con el famoso tapón ilegal de Vrankovic a Montero en el año 1996, ni en el 97 en Roma. Fucka y Bodiroga acabaron con el sueño ruso.
En la temporada siguiente el CSKA tras hacer una brillante primera fase, llegó al Top 16, para jugarse el pase de la Final Four ante el Tau en un polémico partido en el USH. Al final los moscovitas llegaron a la Final Four, pero volvieron a cruzarse en semifinales con el equipo anfitrión, el Maccabi de Tel Aviv, que llegó a su cita con el título gracias a una victoria milagrosa ante el Zalgiris de Arvydas Sabonis que jugó su último gran partido, pero su compatriota Saras Jasikevicius no se quedó atrás y se llevó el gato al agua, con una gran exhibición, a lo que hay que sumar un milagroso buzzer beater del incombustible Derrick Sharp.
El CSKA rememoró lo ocurrido en Barcelona en su semifinal ante el anfitrión. En un gran partido de baloncesto con muchas alternativas, y una auténtica exhibición anotadora en el último cuarto, el equipo ruso se volvió a quedar fuera de la lucha por el título, aunque no hubo lucha en la final ya que el Maccabi barrió por 44 puntos al Fortitudo. Anthony Parker, y Sarunas Jasikevicius, el hombre Final Four, estuvieron sublimes, y echaron por tierra los inútiles esfuerzos de Brown, Holden y Turckan. En el aire se quedaba una pregunta, ¿a la tercera sería la vencida?.
Esta vez no había equipo anfitrión que les pudiera parar, esta era la cita para volver a levantar el trofeo de la competición más importante del baloncesto europeo. Todo lo tenían a favor, eran anfitriones, tenían el mejor record de la Euroliga con tan solo una derrota en toda la competición y se la jugaban ante una cenicienta, aunque también ante el equipo Euroliga con el que más rivalidad tienen, el Tau Baskonia.
Al final las ganas de revancha de los vitorianos se impusieron a los rusos, que perdieron en la cita por el título el doble de partidos que en toda la competición. El Tau dominó el partido de comienzo a fin, en un partido en el que toda la plantilla vitoriana aportó su granito de arena, exceptuando el ya sentenciado Robert Conley que días después sería cortado por Drew Nicholas. Los rusos no encontraron respuestas, tan solo JR Holden, siempre su mejor hombre en todas las Final Four que ha disputado fue capaz de hacer frente ofensivamente a un Tau con un Macijauskas sensacional. La tortura de los rusos duró 50 minutos más ante el Panathinaikos.
Este año en Praga, no hay anfitrión posible. Vuelven a verse las caras con el Barcelona, que ya le dejó una vez en la cuneta, y que curiosamente fue el único equipo que fue capaz de derrotarle el año pasado antes de la Final Four. ¿Serán esta vez capaces de llegar al partido decisivo? ¿Continuará la maldición? La respuesta el 28 de abril en el Sazka Arena de Praga.