La niebla

‘Pay heed all who enter: Beware of the Phog’. Esto es lo que reza la mítica pancarta que lleva casi dos décadas presente en todos los partidos que los Jayhawks de Kansas juegan en el ‘Phog’ Allen Fieldhouse, con capacidad para dieciséis mil personas; uno de los pabellones más emblemáticos de la NCAA, y con fama de ser uno de los más difíciles si tienes la relativa mala suerte de tener que jugar allí como rival. Y digo relativa porque jugar allí, ya sea como rival o como anfitrión, es una experiencia inolvidable.

En castellano, la famosa pancarta se traduce: ‘Prestad atención aquellos que entréis, cuidado con la niebla’. Es un amenazador juego de palabras que se aprovecha de la pronunciación de la palabra ‘phog’, que suena igual que ‘fog’ y significa ‘niebla’. El juego proviene del apodo ‘Phog’, que recibió Forrest C. Allen, a quien debe el nombre el edificio, y que fue entrenador de los Jayhawks durante la friolera de treinta y nueve años.

Habíamos llegado a Lawrence, Kansas, la noche anterior desde Houston. Mi universidad, Texas A&M, había pasado ese año a formar parte de la recién creada conferencia Big Twelve. De golpe y porrazo, nos encontrábamos jugando contra equipos de la talla de Kansas, que en sus filas contaba con jugadores como Paul Pierce, Raef LaFrentz, Jacque Vaughn o Scott Pollard, todos ellos jugadores en activo a día de hoy en la N.B.A.

Nos alojábamos en el Holyday Inn local. Recuerdo que la noche previa al partido, después de ver el video rival, mi compañero de habitación me contó la historia de la pancarta. Estuvimos charlando hasta la madrugada presos de la ansiedad por el partido del día siguiente, cuando nos mediríamos contra el equipo considerado como el número uno del país esa temporada.

No vi la pancarta en persona hasta el día siguiente, en la noche del partido. Esa mañana, habíamos cogido el autobús para ir a la sesión de tiro típica en todos los desplazamientos. Lo cierto es que en Lawrence se respira baloncesto en todos sus rincones. Pegatinas en los coches, posters en las gasolineras y multitud de estudiantes que visten sudaderas y gorras con ese azul tan vivo que identifica a los Jayhawks. Lawrence es una pequeña ciudad orgullosa de una historia baloncestística que tiene entre otros records trece temporadas seguidas sin perder un solo partido en casa. Se dice pronto. La universidad ha contado a lo largo de su historia con jugadores legendarios como Wilt Chamberlain o Jo Jo White. Otros de pasado más reciente como Kirk Hinrich, Drew Gooden o Nick Collison, juegan en la actualidad en la mejor liga del mundo.

El pabellón vacío era impresionante. Los asientos y el parqué brillaban como si apenas llevaran unos meses en aquel sitio, el bote de los balones resonaba amplificado por las grandes dimensiones del edificio. Yo había jugado en pabellones tan grandes pero este te imponía respeto por su solemnidad, casi cincuenta años de baloncesto son muchas historias vividas en un mismo lugar. Con sólo levantar la vista al techo, te encontrabas una docena de carteles colgados rodeando el enorme marcador de caja tan típicamente americano. En ellos se citaban todos los títulos conseguidos, año a año, y todas las camisetas que se habían retirado.

Preparando el partido, NBAs en la pizarra

Volvimos al hotel, comimos y nos retiramos a dormir la siesta previa a la última charla antes del partido. Aunque éramos conscientes de nuestra inferioridad, el partido se preparó de manera minuciosa. Habíamos ensayado toda la semana una defensa, que aun dejando tirar a Paul Pierce, nos permitiera ahogar a su base, Jacque Vaughn, para que no pudiera crear juego y hacerle cometer errores. Los pívots tendríamos que hacer ayudas largas entre nosotros para parar a Pollard y LaFrentz.

Después de reunirnos, salimos camino del pabellón, era la última semana de Enero, así que al llegar era ya noche cerrada. El tiempo pasó muy rápido en el calentamiento, poco a poco la famosa ‘niebla’ fue llenando el pabellón. A mi más bien me pareció una marea azul de gente que, en menos de una hora, llenaba el pabellón con todo tipo de parafernalia: palomitas, globos, dedos gigantes de gomaespuma… De fondo, la banda de música machacando nuestros oídos con las habituales marchas universitarias… Continúa…

El partido