Martin Luther King ha sido la persona más influyente para la población afroamericana de los Estados Unidos y una de las grandes personalidades del siglo XX. Pastor bautista, luchó por la defensa de los derechos civiles de la población negra desde la acción pacífica lo que le llevó a conseguir el premio Nobel de la Paz en el 64. Cuatro años después era asesinado en Memphis. Desde 1986 Estados Unidos conmemora su nacimiento y el Martin Luther King Day es fiesta nacional en USA.

La NBA, con una gran mayoría de jugadores afroamericanos, fue una de las primeras en adherirse a la conmemoración y desde 1987 despliega un calendario especial y una serie de actividades enfocadas a luchar contra el racismo. David Stern siempre mantuvo una línea dura contra el que no secundara esta lucha y ese mismo año anuló una serie de actos programados en Scottsdale, Arizona, porque el estado no contemplaba ninguna conmemoración al respecto. En el 90, la NBA impidió cualquier evento relacionado con la NBA en Phoenix excepto partidos de liga regular y playoffs.

En la temporada 50-51, Earl Lloyd se convertía en el primer jugador afroamericano en jugar en la NBA. En su primera tentativa sólo jugó siete partidos con los Washington Capitols. Lloyd debutó un día antes que Chuck Cooper, quien fue el primer jugador negro elegido en el draft. Otro de los primeros en jugar ese mismo año fue Natt Cliffton, el primer afroamericano en firmar un contrato profesional en un equipo NBA, que había sido miembro de los Harlem Globetrotters. Empezaba, pues, un largo camino en busca la igualdad que en pleno siglo XXI podría parecer conseguido.

Pese a que parece dificilmente entendible que hoy en día pueda hablarse de racismo en el deporte, y por extensión en el máximo exportador mundial del baloncesto, ha habido momentos delicados en los últimos años que hacen pensar que todavía el odio racial está presente. Nos centramos en la NBA.

Uno de los últimos casos más polémicos tuvo como protagonistas a Latrell Sprewell y su entonces entrenador en los Warriors, PJ Carlesimo, en 1997. Sprewell fue expulsado del equipo por agredir y amenazar de muerte a Carlessimo.

Lo que parecía un grave problema dentro del vestuario adquirió tintes racistas después de que su abogado, el famoso Johnnie Cochran jr –el mismo que logró que absolvieran penalmente a OJ Simpson– afirmara que el coach utilizó términos racistas que provocaron la furia del jugador. Aquel incidente pronto se convirtió en un problema grave para la organización. Charles Barkley llegó a propugnar un boicot al partido de las estrellas.

El hecho no fue a más pero tensó falsa calma que volvió a verse tambaleada en el 2007, a raíz de un informe publicado por el New York Times. En él, el profesor de la universidad de Pennsylvania, Joseph Blair y su aventajado alumno Joseph Price, demostraban que los colegiados blancos pitaban un 4.5% más de faltas a los jugadores negros en la NBA. El campo de estudio abarcaba 13 años de partidos NBA y 600.000 faltas pitadas. La NBA, con un estudio propio, no dio validez al trabajo de Blair y Price.

En la historia del baloncesto universitario americano hay miles de casos en los que el problema racial estuvo presente como la figura del legendario entrenador de Kentucky, Adolph Rupp, del quien se dijo tener vínculos con el Ku Klux Klan pero que reclutó al primer jugador negro en la historia de Kentucky, Tom Payne. Llego a decir que si tenía que elegir a un jugador de raza negra, elegiría al mejor y en aquellos momentos Payne era el más dominante.

Valga también el siguiente vídeo para ilustrar el juego de equipos formados por jugadores blancos cuando se enfrentaban a algún jugador afroamericano. El jugador en cuestión era Oscar Robertson y el vídeo pertenece a las finales de la Indiana High Schhol Atheltic Association (IHSAS) de 1955 entre el instituto de Big O, Crispus Attucks, y Lafayette, compuesto por jugadores de ascendencia caucásica. En aquella época había muchos equipos en los que el blanco era el único color. 

 

 ¿Nuevo intento desestabilizador?

Justo después de la celebración este año en Estados Unidos del Martin Luther King Day el término racismo vuelve a sonar con fuerza en el mundo del baloncesto . La All American Basketball Alliance (AABA) tiene previsto organizar una liga en la que sólo participen jugadores de raza blanca, caucásica. Esta liga menor se constituyó en 1977 para intentar liderar las ligas menores pero nunca ha tenido continuidad pese a intentar volver en alguna ocasión durante la pasada década. Los Rochester Zeniths (10-1) fue el mejor equipo de la primera edición de una liga que acabó esfumándose tras un mes de competición.

La AABA sale de nuevo en escena con el objetivo de “montar” una liga con sede central  en Augusta, Georgia, y en la que participen unos 12 equipos, todos ellos compuestos de jugadores originarios de Estados Unidos y de raza blanca. Cada equipo tendría que pagar una licencia de unos 10.000 dólares.

El inspirador de este desafiante idea es el comisionado de la AABA, Don Moose Lewis –que es admeás promotor de boxeo femenino- quien ha desmentido cualquier atisbo de racismo por parte de su liga. “No odio ningún tipo de color pero la gente blanca se encuentra ahora mismo en minoría. Es una liga para hombres blancos con buenos fundamentos técnico”. La razón que esgrime Lewis es que en el baloncesto actual, con dominio absoluto de raza negra, se prima más el street ball que la técnica, que –según Lewis- es un valor natural del jugador de raza blanca. El comisionado va más allá y relaciona los últimos incidentes relacionados con armas y jugadores de baloncesto –como el caso Arenas-con este tipo de baloncesto desarrollado por jugadores negros. “Muchos fans están decepcionados por cómo transcurre este deporte”, sentencia Lewis.

"La falta de fundamentos -dice- es sustituida por un mayor atleticismo. Los entrenadores quieren triunfos rápidos y apuestan por este juego, en detrimento de la técnica". Lewis pone como ejemplos de jugadores blancos con excelsa técnica a Dirk Nowitzki, Steve Nash o Larry Bird.

Las primeras voces de protesta han llegado desde la propia Augusta. Personalidades de la política local como el alcalde Deke Copenhaver –que aprobó la iniciativa en su fase inicial- ha rechazado dar soporte a cualquier iniciativa deportiva excluyente. En los mismos términos se ha manifestado también el director de la universidad estatal de Augusta, Clint Bryant.

Probablemente Lewis no consiga convencer a ningún mecenas y esta liga volverá a desparecer al igual que ocurrió en el 2000 y en el 2004. Sin embargo ha vuelto a poner de manifiesto un problema todavía latente en el país de los sueños y de las oportunidades.