El apellido pesa y las zapatillas con el famoso logo de la firma de papá Jordan en los pies pesan aún más, estar a la altura de la estrella de los Bulls está al alcance de muy pocos elegidos. Nadie le dijo que fuera fácil a Marcus Jordan cuando decidió seguir los pasos de su afamado padre en una cancha de baloncesto. Para poder escapar de los focos y la atención popular, el pequeño de los Jordan decidió marcharse lejos de su Chicago natal y enrrolarse en una universidad con poca atención a nivel nacional como Central Florida. Las cosas no comenzaron bien para Marcus en el inicio de su primera temporada. El chico se negó a jugar con zapatillas de la marca Adidas, que por aquel entonces vestía a la universidad, alegando el especial significado que para él y su familia tenía jugar con las zapatillas de la marca Jordan. El contrato con Adidas obligaba a UCF que tanto entrenadores como jugadores debían vestir la ropa de su marca deportiva. Habiendo inclumpido tal contrato en un partido en el cual Marcus saltó a la cancha con las Jordan XI Space Jam Adidas decidió denunciar a la universidad y el contrato, que estaba en su último año, fue rescindido. Al poco tiempo la universidad firmó un nuevo contrato con la marca Nike.
A parte de pagar la novatada, la primera temporada como universitario del base de UCF no gozó de gran notoriedad, cumpliendo con un rol secuendario dentro del equipo Marcus promedió unos meritorios 8 puntos y 3 rebotes por partido, no siendo malos números para un freshman pero si escasos si este es el hijo del más grande. En varios de los partidos fuera de casa el primogénito tuvo que sufrir la burla de la afición rival con gritos como "You are not Mi-chael!!!"
Al final de curso pasado buenas noticias llegaron para la familia Jordan. Los dos hermanos del mito se juntarían en el mismo campus, ya que Jeffrey, hermano mayor y el menos destacado en cuanto a aptitudes baloncestísticas de ambos, había pedido el transfer a UCF desde su anterior universidad, Illinois. En este college había pasado tres temporadas casi innédito promediando poco más de un punto por partido. La temporada actual Jeffrey tendrá que pasarla en blanco por su condición de transfer, pero la próxima podrá jugar junto a su hermano en su último año como universitario.
Pero el pasado verano un nuevo escándalo salto a la luz cuando el orgulloso papá Michael decidió invitar a sus hijos a Las Vegas para un campus que él mismo organizaba. Los chicos acudieron a la ciudad del juego y el pecado junto a un buen amigo de ambos y compañero de equipo en UCF, A.J. Rompza. Hasta aquí todo correcto con la excepción de que los jovenes jugadores decidieron pegarse una buena fiesta y jugar en el casino, perdiendo la "pequeña" cantidad de 56.000$, y además cometer la gran estupidez de colgarlo todo en Twitter para darlo a conocer a todo al mundo. No tuvieron en cuenta la ilegalidad que cometían, ya que Marcus estaba bajo el límite permitido de los 21 años para jugar en un casino. Por suerte para la familia todo quedó en una escarmienta y no hubó retrimendas legales con el más pequeño de los Jordan.
Una vez se superó la controversia y ya de vuelta al campus de UCF comenzaban la temporada 2010/2011 con grandes esperanzas y la ambición de superar el record negativo del curso pasado de 15 victorias y 17 derrotas. Un nuevo inquilino iba a ocupar el banquillo de los Knights, Donnie Jones, quien durante muchos años fuera ayudante de Billy Donovan en Florida y Marshall.
Jones, acostumbrado a entrenar a hijos de antiguas estrellas del deporte como Joachim Noah (hijo del tenista francés Yannick Noah), Al Horford (hijo de Tito Horford) y Tauruean Green (hijo de Sidney Green, quien jugó 10 temporadas en la NBA) ha sabido aprovechar todas las cualidades y el talento del joven Marcus para convertirlo en el líder de un equipo que está invicto durante la actual campaña con un record de 11 victorias y que acaba de entrar en el top25 nacional por primera vez en los más de 25 años de historia jugando en la División I de la NCAA.
Marcus está firmando grandes números con 15 puntos, 3 asistencias y 2.4 rebotes por partido y siendo protagonista en grandes triunfos como las victorias ante dos rankeados nacionales: los Gators de Florida del mencionado Billy Donovan y Florida State.
Los sueños de Marcus de llegar a la NBA están hoy en día mucho más cerca, y si su progresión continúa a este ritmo las esperanzas y la cotización del joven base subirán como la espuma. No posee las cualidades físicas ni el tamaño de su padre, tampoco tiene aquel fabuloso salto vertical, con el cual sobrevolava las canchas de la NBA, ni tan siquiera el primer paso con el que dejó atrás a Bryon Rusell en las finales ante Utah Jazz, pero Marcus lleva en la sangre el espiritu competitivo y de superación que le diferencian del resto por ser el hijo quien es, algo de lo que nunca podrá escapar para bien o para mal.