Elena Rodríguez, natural de Agüimes, finalizó su aventura NCAA y lo hizo por todo lo alto en Harvard, disputando el March Madness tras conseguir el título de la Ivy League. Cuatro cursos repletos de momentos, instantes, crecimiento y el binomio formado por estudios en una de las universidades más reputadas del mundo, junto a la competición oficial. Solobasket ha hablado con la jugadora española de todo este exitoso periplo universitario y los brillantes años académicos y deportivos en Harvard y las Crimson.
De Agüimes a Harvard: la increíble historia de Elena Rodríguez en la NCAA
Cuatro temporadas en Harvard, más de 100 partidos y participación final en el Madness. ¿Qué valoración haces de todo este viaje?
Ahora que lo pones así, más de 100 partidos, no me he dado cuenta de que eran tantos, pero cuatro años dan para mucho y estoy muy contenta de mi paso por aquí en Harvard, por la universidad, tanto a nivel colectivo como individual. Al final, para mí ha sido superespecial acabar de esta manera; creo que ha sido la guinda del pastel y creo que la mejor parte para mí ha sido la evolución que he tenido durante los cuatro años.
¿Participar en el March Madness ha sido un final excelente?
Después de una temporada complicada, la de freshman, después de un año que no jugué mucho y que no tenía muchas oportunidades, llegaría el año sophomore y ya en mi tercer año, pues ya sabía exactamente lo que había, como se jugaba y el rol que tenía en el equipo.
Este año, se trabajó mucho mejor la parte física desde el inicio. Hemos tenido como más profundidad de banquillo y eso ha hecho que hayamos rotado más durante la temporada y me ha ayudado a estar a mi mejor nivel y también el del equipo. Al final, después de tantos años luchando por ese objetivo de ganar la Conference Ivy (primera vez que lo consigue Harvard), después de ganarla en mi último año ha sido muy especial y la verdad que estoy muy contenta por todo ello.
Vamos al duelo del Madness vs. Michigan State en Raleigh. Participar, supongo, que fue el final deseado. ¿Cómo lo vivisteis?
Lo del March Madness fue una pasada; la verdad que todas lo disfrutamos muchísimo. Fue todo muy rápido: ganamos el Tournament el sábado ante Columbia y de repente el domingo ya estábamos con el Selection Sunday.
Solo esa experiencia de estar todo el equipo, con todos los aficionados de Harvard detrás, ver que tu nombre sale en el bracket de elegidas, fue muy ilusionante. Y encima, bueno, también salieron Columbia y Princeton, que era la primera vez que salían tres equipos de la Ivy League, y eso dice mucho del nivel de nuestra liga y de cómo ha crecido.
Derrota ante las Spartans por 50-64. ¿Partido totalmente diferente?
El partido de primera ronda del Madness estuvo muy bien. Ver a famosos como Barack Obama, Diana Taurasi, gente muy top que te ponían en el bracket y muchos decíamos que íbamos a ganar ese primer duelo. La verdad es que nos hizo mucha ilusión ver todo este progreso durante la semana y, tras ganar el Ivy Championship, era momento de pasar página y centrarnos en el partido porque eso era lo importante.
Al final las cosas no salieron como esperábamos porque nuestro porcentaje de tiro fue terrible ese día y no podíamos meter una canasta, pero las defendimos muy bien, las dejamos en la menor anotación de toda la temporada, pero claro, el problema es que nosotras también tuvimos el día de menos puntos que hemos metido en toda la season. Entonces, se complicó la cosa, pero del resto la verdad que estoy muy contenta.
Una entrenadora que lo cambió todo: Carrie Moore y el salto de nivel de Harvard
¿La llegada de Carrie Moore en 2022 fue un impulso importante para ti y Harmoni Turner?
Sin duda, la llegada de Carrie Moore en 2022 (había sido assistant coach en Creighton, Princeton, North Carolina y Michigan) fue importante para mi trayectoria en Harvard, deportivamente hablando. La anterior entrenadora era una leyenda aquí (Kathy Delaney-Smith), ya que llevaba 40 años, y con ella no había tenido una oportunidad de jugar tanto.
Sin embargo, con Carrie Moore, pues la verdad que era mucho más abierta y con un baloncesto mucho más europeo. Se puede dar la relación de que ella jugó en Europa (lo hizo en 2007-08 en AZS AJP Gorzow) y me supo sacar el potencial que tenía. Para Harmony creo que más o menos también te podría decir lo mismo si le preguntaras a ella en persona, pero sí, creo que para nosotras, ya a nivel personal, pero también colectivo, fue importante, porque ella vino con una mentalidad de decir, ya sé que esto es la Ivy League, pero vamos a trabajar como si fuéramos una Power Fight.
¿Fue clave para obtener el billete al Madness?
Creo que ha subido el nivel físico a niveles estratosféricos. Es verdad que fue más duro desde el inicio, porque entrenábamos mucho más que antes, entonces tuvimos que sacrificar muchas más cosas de nuestro tiempo libre y demás.
Para mí, personalmente, creo que valió la pena dar ese salto de calidad como equipo, y al final, el ganar este año ha sido el fruto de todo ese trabajo que hemos hecho durante los últimos tres años. Soy muy afortunada y estoy muy agradecida porque haya aparecido en nuestra vida.
¿Cómo era el día a día con ella como head coach?
El día a día es bastante interesante porque a veces vas directamente corriendo de clase a comer y después de comer a entrenar. Al final a mí me ha chocado crear esa relación personal con una entrenadora, porque para mí siempre ha sido como estrictamente profesional. Se ha creado ese vínculo más allá de la pista y creo que eso ha sido algo súper y que creo que ha hecho mi experiencia mucho mejor, poder conocerla a un nivel más personal.
¿Ha sido un crecimiento constante?
He cambiado mucho y he crecido como jugadora; la verdad que ha sido muy bonito ver ese crecimiento, porque a la vez que ha crecido ella como entrenadora, crecimos todas, pues ha crecido todo el equipo a la vez. En ese sentido ha sido muy buena líder y ella lo da todo y más por el equipo, porque literalmente llegaban al pabellón a las nueve de la mañana y nos quedábamos hasta las nueve de la noche a veces, dice mucho del compromiso que tienen y mucho que significa el programa para ellos.
Profesores que no aceptan excusas y compañeros de Colombia y Puerto Rico: la vida fuera de pista
Has pasado cuatro años en Harvard, tú no has utilizado el Transfer Portal. ¿Cómo es acabar el periplo en una universidad top mundial como Harvard y qué supone disputar la Ivy League con sus particularidades?
Podría haber usado el Portal de NCAA, pero es que quién va a irse de una universidad como Harvard a otra de Estados Unidos. Siento que tendría que haberme ido muy mal para irme y eso a pesar de que en el primer año no jugué mucho como freshman.
La verdad es que he apostado por este sitio y creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Ya no solo por el título académico de Harvard, al final se van a abrir muchas puertas una vez el baloncesto acabe, sino también por las experiencias que tengo aquí y toda la gente tan increíble que he conocido.
Mis compañeros de cuarto, todos son hispanohablantes de distintas partes del mundo, de Colombia, de Chile, de México, de Puerto Rico, de España. Al final son amistades que me han ayudado para toda la vida, lo mismo con mis compañeros de equipo.
¿Qué supone jugar en la Ivy League?
Cuando estás jugando durante la temporada, te lo tomas igual que si fuera cualquier otra conferencia de NCAA. Al final tú quieres ganar tu conferencia y ya está, ese es el gran objetivo. En el día a día, la verdad que no te das cuenta, pero he hablado con gente de que siento que la Ivy League es una buena conferencia para la gente europea por el estilo de juego.
Este año draftearon a dos jugadoras de la Ivy League en la WNBA: a Kaitlyn Chen de UConn con pasado en Princeton (campeona de NCAA con las Huskies) y también a Harmoni Turner, que fue compañera mía de equipo en Harvard.
Año senior especial, explícanos, ¿cómo es tener esa dualidad de estudios y baloncesto?
La verdad es que no es fácil. Ser un estudiante en una universidad cualquiera es complicado porque al final entrenas por las mañanas, estás muy cansada, después tienes que ir a clases, el tiempo libre que tienes es para hacer tareas y al final, no tienes tanto tiempo libre como el resto.
En Harvard en específico, es aún más diferente, porque al final la parte académica es mucho más rigurosa. Aquí yo he tenido profesores que me han dicho como “mira, si vas a faltar el viernes a clases, pues no es una razón suficiente por tener un partido”.
Siento que la experiencia ha sido muy enriquecedora y creo que también no hay esa diferencia entre estudiantes y atletas que en otras universidades existe, me ha hecho como conocer más a la comunidad aquí en Harvard y también hacer amigos que de otra manera no hubiese hecho.
¿El curso y la temporada eran exigencia máxima?
Siempre es como que tienes algo que hacer y nunca tienes tiempo para parar y descansar y es verdad que con los años he mejorado; al final la experiencia es un grado y siento que con el tiempo he sabido llevarlo mejor y gestionar mejor mi tiempo, pero a veces es que no hay ni tiempo con el que gestionar, es que literalmente no hay tiempo físico para hacer todo lo que quieres hacer, es sacrificar muchas cosas.
33 puntos, 5 triples sin fallo y un pabellón en pie: los partidos que marcaron su NCAA
Desde tu año sophomore, más de 25 minutos en pista, creando partidos para el recuerdo, ¿qué te ha quedado de tu periplo NCAA y como jugadora de las Crimson?
Sí, la verdad que desde mi año de sophomore he tenido bastante protagonismo en el equipo y ha hecho que mi experiencia, sobre todo a nivel deportivo, haya sido increíble.
Te diría que para mí uno de los partidos más especiales fue en mi año sophomore, en casa (Lavietes Pavilion) cuando hice como mi primer career high de 26 puntos y 11 rebotes, y hacerlo allí, en casa, delante de todo el mundo, creo que fue muy especial. Creo que tengo muchos partidos de doble-doble, pero ninguno con más de 20 puntos.
El 31 de diciembre de 2023, metí 33 puntos, hice un 5 de 5 en triples al final, son partidos que te llevas de recuerdo y seguro que los recordaré en un par de años y más adelante. Creo que me quedo más contenta con los de nivel colectivo antes que los individuales.
¿Hay algún momento destacado que se venga a la memoria?
El ganar en Princeton en casa por primera vez fue muy especial; lo celebramos como si hubiésemos ganado el campeonato cuando ganamos el WNIT a Rhode Island con el pabellón lleno. Este año ganarle a Indiana en casa cuando eran top 25 fue un upset increíble.
¿Te esperabas un camino como el que has creado en Harvard?
Me lo esperaba, sí y no, al final. Estoy muy contenta por la trayectoria que he tenido y de todas mis experiencias aquí que no cambiaría por nada el mundo, pero no siempre ha sido un camino fácil y entonces te diría que más o menos esperaba esto de haber tenido un impacto en el equipo y que al final no habíamos ganado en un Ivy Tournament desde 2007 y ganarlo este año en 2025 e ir al March Madness después de 17 años ha sido muy especial.
Poder dejar mi legado así, colgando una bandera en el pabellón, ganando un anillo para el equipo al final es lo que una puede pedir y, como dijo mi entrenadora, “dejar el sitio un poquito mejor que cuando llegaste”.
¿Un viaje de cuatro cursos repleto de momentos?
Lo que más me ha gustado de este camino son todas las experiencias, también fuera del baloncesto, todos los amigos que he hecho, tanto españoles, latinos, como compañeros de clase, como otros estudiantes, atletas. Me llevo gente que sé que voy a tener ahí para siempre y son amistades que la verdad valoro muchísimo.
También las compañeras de equipo han hecho que este camino haya sido incluso mucho más fácil y más llevadero, porque no siempre ha sido fácil. Al final tuve COVID, apendicitis, tuve un accidente de patinete, también tuve que volver a España; no siempre ha sido fácil, pero Harvard me ha enseñado mucho sobre mí misma y creo que me ha hecho mucho mejor persona, no solo jugadora ni estudiante. Creo que, como persona, al final me voy mucho más madura y con las cosas más claras, como lo que quiero y lo que no quiero en la vida.
¿Qué te ha sorprendido de Harvard?
Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido la comunidad que hay alrededor del programa de baloncesto. A nuestros partidos va gente que va siempre, tienen los tickets todo el año, se sientan al lado de la pista; por ejemplo, la que fue presidenta de Harvard, Claudine Gay, siempre iba.
El cariño que recibí de todos los fans en mi senior night, en mi último partido allí en casa, es algo que siempre lo tendré. No lo valoraba lo suficiente durante mi etapa allí como jugadora, pero ahora que he acabado, me doy cuenta de lo afortunadas que éramos en ese sentido.
“Mi sueño sigue siendo jugar profesional”: lo que viene ahora para Elena Rodríguez
¿Y ahora qué? Final de una etapa y a por la siguiente. ¿Qué esperas para la siguiente temporada?
Estoy muy ilusionada por lo siguiente: mi sueño siempre era jugar profesional antes de venirme a Estados Unidos y, cuatro años más tarde, sigue siendo lo mismo. La temporada que viene volveremos a España, que ya es hora, después de haber estado cuatro años aquí en Estados Unidos, que se echan falta, y espero jugar allí en Liga Endesa en el equipo que esté interesado y en el que sienta que me viene mejor por mi estilo de juego.
Estoy muy ilusionada de volver, y espero acabar en un buen equipo, y sea donde sea, estoy segura de que me lo voy a pasar genial, y voy a dar el máximo de la experiencia, igual que he hecho aquí, así que nada, veremos a ver dónde acabo, y pues si juego contra mi hermana o no.