Buen arranque de Argentina en los Juegos Olímpicos. En un pabellón que bien podía estar situado en Argentina por la gran afluencia de seguidores albicelestes, los de Sergio Hernández no tuvieron problema en batir a Nigeria.

El encuentro parecía declinarse a favor de los argentinos en los primeros tres minutos, cuando endosaron un parcial de 0-11 que encendía las alarmas en el conjunto nigeriano. Después de eso, Nigeria empezó a sentirse más cómoda y, con la ayuda de Lawal -que se retiró lesionado a los vestuarios antes de finalizar el primer cuarto-, los africanos ponían el 8 a 15 en el luminoso (min. 7). En estos primeros compases del partido, y en la primera parte en general, se vio a un Garino desubicado y a un Laprovittola desapercibido. El ritmo ofensivo del equipo corría a cargo de los viejos roqueros -Ginóbili y Nocioni-, más un invitado de lujo, Campazzo. Esa distancia de 7 puntos se mantuvo hasta el final del primer periodo (15-22, min. 10). 

En el segundo cuarto, el intercambio de canastas parecía favorecer más a Argentina, y más todavía con la magia y la efectividad de Ginóbili (12 puntos al descanso), quien ponía aumentaba la ventaja hasta los 16 puntos (22-38, min. 15). Aun así, el rebote ofensivo en Nigeria permitió sembrar algo de miedo en el banquillo albiceleste, pero Sergio Hernández, con un tiempo muerto, disipó las dudas y Argentina, gracias a un Campazzo estelar (14 puntos en la primera mitad), ponía la diferencia de +19 antes de irse al vestuario (31-50, min. 20).

Con el partido sentenciado por los albicelestes, la segunda mitad se convirtió en un mero trámite en el que los pocos momentos de efectividad de Nigeria eran rápidamente mitigados por la labor de los Scola, Nocioni o Ginobili. El 66-94 final refleja la superioridad de una Argentina que tuvo a Campazzo (19 puntos, 5 asistencias, 5 robos) y Scola (18 puntos, 9 rebotes) como sus jugadores más destacados. Ike Diogu (15 puntos, 13 rebotes) fue el mejor de una Nigeria que no pudo en ningún momento con Argentina.