El jugador que nos ocupa, nunca fue fichado por ningún grande, es más, ni siquiera ha habido rumores de que pueda hacerlo en un corto plazo, ni en su liga actual, PRO A, ni por un equipo de ACB u otra de las grandes ligas europeas, tampoco hablamos de un recién llegado a Europa con ganas de comerse el mundo, ni de un joven superclase que busca hacerse un nombre, hablamos de un veterano de 30 años, curtido en mil batallas, y al que el baloncesto le está dando la oportunidad de mostrar al mundo cuanto tiene ahora, y lo está aprovechando más que nunca.
Zachery Peacock es de esos jugadores que siempre pasa por debajo del radar de los scouts, lo ha hecho durante toda su carrera, más aún desde que aterrizó en Europa, y no por ser un jugador mediocre precisamente, o por no aportar en los equipos que ha estado, es de ese tipo de jugador que por más que aporta, parece que nunca es suficiente para firmar por un gran equipo, para firmar un gran contrato.
Un alero alto, poderoso físicamente, que llegó al baloncesto tarde, a los 15 años, y que no se convenció que podía dedicar su vida a este deporte hasta que su entrenador en la universidad Charlton Young, ya en su tercer año, le convenció que había un jugador profesional en él.
Después de su periplo universitario, en Georgia Tech, donde sus números no fueron de relumbrón, ya que promedió 8,27 puntos y 3,94 rebotes en 21 minutos por partido, tocaba buscarse la vida, y la vida le dio el primer palo, su madre fallecía la víspera del draft, y dos días después empezaba el campus de verano de los Heat, el equipo de su ciudad, al que no pudo acudir, aunque si disputó después la Summer League de Las Vegas con Miami sin suerte, tocaba cambiar de rumbo y el timón tomaba como destino Europa, donde firmó su primer contrato profesional.
La liga Alemana fue testigo de sus primeros pasos europeos en 2010, enrolado en los Giessen 46ers, donde en 25 minutos conseguía unos meritorios 13,6 puntos y 6,5 rebotes, un buen comienzo que podía augurar una buena carrera en Europa, algo que certificaba en sus dos años siguientes también en Alemania, pero aunque consolidaba sus estadísticas primero en Bremenhanven y el último año incluso las mejoraba en Fraport Skyliners con 15,36 puntos por partido, no iba a ser suficiente para firmar por un grande, la oportunidad no llegaba en forma de contrato acorde a su rendimiento y ese verano decidía volver a empezar, un paso atrás para dar dos adelante.
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Se enrolaba en las filas de un equipo de la PRO B Francesa, SO Maritime Boulogne, y aquí sus números se disparaban hasta los 19,95 puntos por partido, casi 8 rebotes, y un excelente 40% en triple. Había dado una vuelta de tuerca más a su rendimiento, y además hacía historia ascendiendo por primera vez a la Pro A y sumando un MVP más que merecido.
Y esos dos adelante llegaban con el contrato que le ofrecía Cholet Basket, un equipo de primer nivel, una estabilidad deportiva, y en 16 partidos sumaba 13 puntos y 7 rebotes, demostrando estar donde debía, en la categoría y el equipo que le correspondía, por fin, pero un encontronazo con Nick Minnerath que acabó en peléa desembocó en despido, y Zachery sancionado con la imposiblidad de fichar y jugar en Francia, exilio y volver a empezar, nuevo país, Turquía, nueva categoría, la segunda división turca en el humilde Meliksah Universitei, y más frustración el idioma, “yo se jugar baloncesto, pero no tengo ni idea de lo que me pides que haga”, decía en referencia a su entrenador en Turquía, que no hablaba inglés.
No iba a ser Turquía su hogar, y en 2015, Zach buscaba la felicidad donde antes la disfrutó, en Francia, en la ProB una vez más, con el JL Bourg en Bresse un equipo competitivo que le permitía volver y competir sin el estigma de su pelea anterior, readaptarse a la liga, y reencontrarse a él mismo, y a fé que lo ha hecho, ascendiendo a la Pro A en su segunda temporada 2016/17, y en la actual, reivindicándose como lo que siempre fue, un jugador altamente competitivo que los azares de la vida no le han permitido llegar más alto, pero aún hay tiempo.

Sus números este año asombran, 21,78 puntos por partido, 6,06 rebotes, un 51% en triples, lanzando 2,6 por partido. Su equipo, quinto, con 10 victorias por encima de clásicos como Asvel, Nanterre o su anterior equipo Cholet, y él decisivo.
Cuando un jugador de treinta años no ha destacado antes, ¿qué se puede esperar de él? Pues Zachery Peacock nos ha descubierto a todos que mucho, muchísimo, y que, al igual que hizo hace años Andy Panko en España, puede convertirse en MVP de la primera división francesa, después de haberlo sido antes de la segunda y hacerlo con más de 30 años.