Tómese un encuentro casi decidido (51-35 en el minuto 25). Mézclese con un relajamiento absoluto del equipo local a partir de ese momento y un cambio a defensa zonal de los visitantes. Aderécese con un arbitraje desequilibrado y nefasto. Agítese al banquillo local y añádase una dirección caótica. Obtendrá el 81-90 final con el que el Jabones Pardo Fuenlabrada ganó, sorprendentemente, a un Adecco Estudiantes que regaló uno de los partidos que ha tenido más fácil en toda la temporada.
Esta victoria del Fuenla ha sido más que nada un acto de fe en las cualidades propias, maximizando el rendimiento de su estrella Walter Herrmann y Francesc Solana(suma y sigue en la acertada política de fichajes del club del sur de Madrid) y aprovechando la laxitud arbitral con la durísima defensa zonal impuesta por Quintana.
Nada hacía presagiar una victoria fuenlabreña en los primeros 25 minutos. El conjunto colegial, liderado por un casi infalible Pancho Jasen, lideraba el encuentro al final del primer cuarto por 25 a 17, distancia que llegaría al descanso a 47-33 con un claro dominio colegial.
El punto de inflexión llegaría en el minuto 25. Aprovechando el escaso acierto de los hombres exteriores de Adecco Estudiantes, los de Quintana cambiaban de individual a atrincherarse en una zona que pronto se le atragantó al conjunto estudiantil. La gran defensa de Jabones Pardo, amparada por una excesiva (y en mi opinión perniciosa) permisividad arbitral (Wood y Scott parecen tener licencia para matar), permitió al conjunto visitante engancharse de nuevo al partido, amarrado al excelente encuentro de los dos jugadores ya citados y a un bajón de juego del hasta entonces impecable Nacho Azofra, que no pudo ser ayudado por un hoy patético Corey Brewer (6 puntos, -3 de valoración). Por otro lado, Brian Sallier sigue ofreciendo un rendimiento impropio de un extranjero ACB, y en ningún momento supo dar el plus de calidad que se le supone a un jugador extranjero. Así, el conjunto de Quintana conseguía llegar a los diez últimos minutos sólo cinco puntos por debajo de los colegiales (63-58), tras haber conseguido incluso acercarse a uno sólo (58-57).
Nada cambió en los primeros compases del último cuarto. Estudiantes continuaba desangrándose mientras el banquillo miraba más a los árbitros (que seguían con sus inhibiciones en la zona fuenlabreña) que al juego propio, ya que nadie parecía aportar soluciones a la debacle. A falta de cinco minutos (69-69) el partido parecía abierto, pero pronto los de Quintana, ayudados por el desastroso final de un conjunto colegial desquiciado, conseguirían abrir la brecha definitiva hasta conseguir una victoria final (81-90) absolutamente inesperada.
La clave del partido
El cambio a zona 2-3 del Fuenlabrada cuando peor tenía las cosas. La calidad individual de los jugadores estudiantiles estaba haciendo estragos en la defensa visitante, que se hartaba de ver fáciles penetraciones locales. Los de Quintana pasaron a emplearse a tope, con extremada dureza, en especial en la defensa de los cortes, donde nadie podía escapar a los sutiles pescozones de David Wood. Pero si el reglamento lo permite El conjunto colegial no supo sobreponerse a este cambio y, por un lado, el mal día en el tiro y, por otro, la mala dirección de Pepu Hernández, acabarían por enterrar las posibilidades de un equipo que apuntaba a ganador.
El mejor
Qué bueno es Herrmann. Qué calidad en el 1×1. Qué gozada verle remontar la línea de fondo. ¡Parece Julius Irving! Este chico es madera NBA sin duda alguna. Este tío me ha dado una de las actuaciones más divertidas que recuerdo a un jugador en los últimos años. Y además ha jugado cuarenta minutos. Y se ha echado al equipo a la espalda. Gracias Walter. No cambies nunca