Valencia, nota de prensa.- Los problemas en forma de lesiones que está sufriendo el equipo, sobre todo, en la última semana han propiciado un mayor protagonismo del francés Antoine Rigaudeau en el conjunto taronja.
Como es sabido, dos de los tres bases con los que cuenta el equipo, Marko Popovic y Alejandro Montecchia, sufrieron durante esta semana sendas lesiones que han imposibilitado su participación a un nivel óptimo en los últimos partidos. El argentino tuvo que retirarse en Atenas después de sufrir una contractura lumbar que le impide jugar a pleno rendimientos. Por su parte, el croata Marko Popovic tuvo la mala fortuna de hacerse un esguince de grado dos en su tobillo durante el calentamiento del encuentro frente al Casademont Girona.
Con esta plaga de lesiones focalizadas en el puesto de base, Paco Olmos tiró de Antoine Rigaudeau para coger la batuta del equipo, una jugada que ha hecho agigantar, más si cabe, la figura del francés en el juego del equipo taronja.
Rigaudeau asumió con naturalidad esta solución para iniciar una serie de partidos que han asombrado, sobre todo, a los que todavía dudaban de las cualidades del francés. El último, frente al Alba Berlín, donde anotó 25 puntos para una valoración de 31 que lo erigieron en la máxima referencia del equipo en el encuentro.
Según sus propias palabras, trata de hacer "lo correcto en el momento correcto".
Sin embargo, no sólo su capacidad de anotación asombra a los que lo ven en la pista. Más si cabe, el hecho que más sorprende del internacional galo, es su cabeza privilegiada para jugar al deporte de la canasta y una capacidad mental muy apreciada por los técnicos.
En apenas dos meses de competición regular, Antoine Rigaudeau se ha ganado ya el cariño de la afición taronja. No obstante, pese a ser un jugador de máximo reconocimiento, sobre todo, a nivel europeo, Antoine Rigaudeau "esconde" numerosos datos que lo convierten en un jugador, a juicio de muchos diferente.
Carrera plagada de éxito
La carrera de Antoine comenzó en su ciudad natal, la pequeña Cholet. Con siete años siguió los pasos de su hermano, quien al no poder apuntarse a un equipo de fútbol escogió el baloncesto pues el pabellón estaba a 200 metros de su casa. Su ascensión fue fulgurante y debutó en el equipo profesional a los 16 años. "Era igual de inteligente y buen tirador que ahora, aunque mucho más bajo… pero de repente creció casi 15 centímetros en un año y su carrera se disparó", recuerda Eric Girard, entrenador suyo en categorías inferiores, técnico ayudante del Cholet en su etapa profesional y actualmente entrenador del Le Havre.
El entonces conocido como Enfant des Mauges (niño del Mauges, la zona de donde procede) jugó durante siete temporadas en Cholet, siendo nombrado en cuatro campañas consecutivas MVP de la liga francesa. Dos años en el Pau Orthez le sirvieron para inaugurar su palmarés y dar el gran salto al Virtus Bolonia, donde se convirtió en Le Roi tras cinco temporadas y media de excelente juego y resultados. Entre tanto, destacó al frente de la selección francesa disputando cuatro Eurobasket y retirándose tras conseguir la plata olímpica en Sidney 2000 (mayor éxito de la historia del baloncesto francés). "Si hubiera jugado el Eurobasket de Suecia, Francia habría disputado la final y los Juegos Olímpicos de Atenas", se lamenta Girard.
La NBA, una etapa difícil
Tras tantos años de éxitos y reconocimientos, la temporada 2002-03 fue muy dura para Rigaudeau. El Virtus Bolonia tuvo muchas dificultades y él decidió probar fortuna en la NBA, en los Dallas Mavericks. "Ir a la NBA fue algo positivo, pues pude ver la liga desde dentro, pero apenas jugué y eso fue una decepción", explica el jugador. Las circunstancias no fueron favorables, pues llegó a media temporada a un equipo ganador, inmerso en una vorágine de partidos y sin tiempo para adaptarle sólo hubo cinco entrenamientos colectivos desde que él llegó-.
Tras su paso de puntillas por la NBA se unió al proyecto del Pamesa Valencia, sin duda, una de las noticias del pasado verano. Ahora, tan sólo tres meses después, su alto rendimiento es buena muestra de que "todavía sigue siendo una estrella", como dice su amigo y ex compañero Predrag Danilovic. "Hará una gran temporada y ayudará al Pamesa a conseguir muy buenos resultados", añade.
Eric Girard comparte su opinión: "cuando él estaba en Cholet, el equipo jugaba muy bien, en Pau igual, cuando fue a Bolonia ganaron un montón de títulos y ahora, con él, el Pamesa Valencia hará una muy buena temporada. Este año está fresco y hambriento, podría estar en casa descansando pero quiere jugar", añade.
Impresionante en Euroliga
Los partidos de Olympiacos, Girona en ACB y el último frente al Alba han destapado al mejor Rigaudeau del Pamesa Valencia. Sólo es necesario echar un vistazo a sus datos en estos encuentros.
El francés, disputadas tres jornadas de Euroliga, ha anotado 56 puntos, lo que le sitúa en lo alto de la clasificación de anotadores del Grupo C. No obstante, una vez, no es este dato el que mejor avala sus actuaciones sino sus porcentajes, que son los que definen, realmente, la idiosincrasia de este jugador.
Estos 56 puntos se traducen en 13/16 en tiros de dos (812%), 4/8 en triples (50%) y 18/20 en tiros libres (90%) para acreditar 18.6 de media en los tres encuentros disputado.
En Liga ACB, la constante no varía mucho pues, aunque su producción en puntos no sea tan relevante (12.1 de media), esto no le impide ser el mejor atacante del equipo con porcentajes del 64% en tiros de dos (29/45), 36% en triples (14/38) y un espectacular 94% en libres (34/36).
Esta estadística está siendo uno de los pilares de los buenos números del equipo en esta competición continental, no en balde, el Pamesa Valencia sigue invicto, siendo el mejor equipo en anotación con 251 puntos, el mejor reboteador (92) y el segundo en asistencias con 51 tras el Benetton que cuenta con una más. A destacar también las 17 asistencias de Tomasevic, líder del grupo, y que es otro de los hombres que comienza a recuperar sus sensaciones de jugador de máximo nivel.