El drama del tirador acompaña a grandes jugadores y grandes especialistas desde que el mundo es mundo o al menos desde que Naismith empezó a dibujar este deporte en forma de religión. Todo killer que se precie atraviesa en algún momento de su carrera rachas de tiro dramáticas que poco o nada tienen que ver con su mecánica de tiro, sino con lo que a su bloqueo mental se refiere.
Gipuzkoa Basket sufrió esta situación hace dos campañas con un Jimmy Baron ahogado en su propio atasco, y ahora vive una situación muy similar con su Rifle de larga distancia, Anthony Winchester. “No hay que olvidar que Jimmy venía entonces de anotar 16 puntos de media y Winchester viene de la LEB” decía Sito Alonso preguntado por el tema hace apenas un par de semanas. Sea como fuere, la mala racha sigue creciendo y Sito sigue manteniendo la fe en un acierto que el propio Winchester asegura, “acabará llegando”.
12/49, 24% de acierto desde el perímetro. Los números son preocupantes pero lo cierto es que los tiros en la mayoría de los casos, son librados, bien seleccionados. ¿Qué es lo que está fallando?
No puedo obsesionarme con las cosas que escapan de mi control. Para ser honesto, como jugador, a veces es difícil centrarse sólo en poner la mira en la canasta pero tienes que seguir trabajando, seguir tirando cuando tienes un buen tiro. Eso es lo que estoy intentando hacer, estoy trabajando duro cada día y tratando de tener la mejor actitud cada semana. Todo se resume en eso, en seguir trabajando bien y el acierto acabará llegando antes o después. Con suerte llegará en el próximo partido. No quiero seguir teniendo partidos como los que he tenido hasta ahora, estoy teniendo que pelear, es obvio, no hay más que mirar a las estadísticas para ver eso pero creo que si sigo trabajando todo llegará.
Remontémonos a tus orígenes para conocer tu historia. En 2005 conociste España con una gira con Western Kentucky. 25’6 puntos por partido frente a equipos de EBA y LEB 2 fueron tu carta de presentación. Es una buena forma de llamar la atención.
Sí, yo llegaba con mi universidad, hice una gran carrera allí y creo que en ese momento era el tipo de jugador que podían buscar los equipos de España, el tirador que podían buscar algunos equipos como Melilla. Tuve la suerte de terminar allí, con una gran oportunidad y un gran entrenador como Paco Olmos y ese año fue muy exitoso para mi.
Tras ese paso por Melilla (2006-2007) en Burgos llega la lesión de espalda que te hace tomar la decisión de retirarte con tan sólo 25 años. Una decisión que te apartó de las canchas durante un lustro, ¿por razones personales más que físicas?
Tuve una mal inicio de temporada. Quería estar en casa durante el verano, no entrené todo lo duro que podría haber entrenado y me costó brillar en Burgos. Creo que llegué como una semana después del primer partido, no estaba en forma y no tuve una pretemporada para poder entrar en forma. Fue una mala situación en general, jugué mal y como dices, terminé lesionado. Cuando llegué a casa ni siquiera tenía pensado tener que tomar la decisión de renunciar, sólo de aparcar las cosas por un tiempo, pero para ser honesto, fue duro y pensé que había terminado con mi carrera en el baloncesto.
Pero a pesar de no vestir de corto, seguiste unido al baloncesto de alguna manera durante ese tiempo, entre otras cosas, como entrenador ayudante de Western Kentucky.
Obviamente amo el baloncesto, así que en ese momento decidí que a pesar de todo, no podía renunciar al basket del todo, tenía que seguir en esto de alguna manera, así que volví a Western Kentucky donde había tenido una muy buena experiencia y ahora tenía la oportunidad de formar parte del equipo técnico. Fue genial, me encantó poder seguir rodeado de este deporte que adoro y fue una gran oportunidad para mí.
En el verano 2012 contactas con Félix Alonso (entrenador ayudante de Melilla) y le pides ayuda para lograr una prueba para jugar al menos en LEB Plata. Terminaste recibiendo ofertas de cinco países: Polonia, Israel, Brasil, México y España. ¿Por qué escogiste Lugo? Y ¿Cómo viviste ese regreso?
Yo estaba buscando volver y quería hacerlo rápido. Mandé a Félix un mensaje por Facebook porque había sido un gran entrenador para mí y sabía que él me conocía como jugador y como persona, así que creí que podría ser de gran ayuda si quería volver a jugar. Estuve entonces en el Summer Camp de Las Vegas, lo hice bien y tuve varias ofertas, pero para mí, volver significaba también tener la ambición de querer jugar en el máximo nivel, y eso era sin duda la ACB. Esa era mi meta, y el modo de llegar a ella era empezar por un equipo en España, un equipo de LEB. En ese momento pensé que era la mejor opción y fue todo un éxito para mí. Creo que todo pasa por una razón.
Tan sólo una temporada ha sido suficiente para ponerte en forma y hacerte un hueco en la ACB. ¿Cómo te has adaptado a ese salto de LEB a ACB en tan poco tiempo?
Bueno si miras el modo en el que estoy jugando ahora mismo es obvio que está resultando muy duro, pero hay muchos factores que afectan para esto. Cuando llegué aquí hice una gran pretemporada y todo parecía ir muy bien, pero por alguna razón, en algún momento, las cosas hicieron un “click” y así se han quedado hasta ahora. Creo que la temporada es muy larga y como he dicho, lo único que tengo que seguir haciendo es continuar trabajando como hasta ahora. Soy alguien que trabaja duro y creo que eso es fácil de comprobar mirando mi capacidad para volver a esto después de más de cuatro años parado. No conozco a mucha gente que haya sido capaz de hacer esto volviendo a jugar a este nivel en Europa, o a ningún otro nivel. Evidentemente el nivel en LEB es muy diferente al de ACB, pero debo seguir trabajando, ese es el único camino.
Dicen de los tiradores que son muy meticulosos y en general, bastante maniáticos. ¿Encajas en ese perfil?
Tengo manías con todo tipo de cosas. La lista es tan larga que no sabría por donde empezar. Antes de cada entrenamiento por la tarde, vengo al menos una hora antes al pabellón y me doy una ducha antes de entrenar; y en días de partido, cada cosa que hago antes de jugar intento hacerla siempre exactamente de la misma manera, siempre, cada vez. Supongo que como dices es cosa de tiradores.
En cualquier caso, has llegado a San Sebastián como especialista desde los 6’75, pero en tu último curso en Lugo anotabas más puntos a distancias cortas que desde el perímetro. ¿En qué parte de la pista te encuentras más cómodo?
Esa es una gran pregunta. Lo cierto es que me siento bastante cómodo en ambas situaciones, tanto de dos como de tres, ese es mi juego. El año pasado mi rol era distinto al que asumo aquí. En Lugo jugaba como un anotador, tenía que anotar mucho más de lo que lo hago en San Sebastián, pero de eso se trata, de saber adaptarse.
Además de sumar puntos, puedes aportar en otras facetas del juego. Cumples con tu papel defensivamente hablando, puedes rebotear… Es cierto que eres un especialista, pero no eres un jugador limitado a la línea de tres.
Claro, soy un jugador de baloncesto y eso es lo que intento hacer, jugar al baloncesto y tratar de ayudar al equipo de muchas maneras diferentes. Es obvio que en este momento no estoy jugando como debería estar jugando según lo que la gente esperaba de mí, pero como ya he dicho, la temporada es larga, han pasado nueve jornadas y el equipo está en un gran momento ahora mismo después de conseguir una importante victoria la semana pasada. Hay que seguir trabajando.
Sito mantiene su confianza en ti y en tu muñeca, no se cansa de decirlo cada vez que es preguntado por el tema. ¿Mantener la cabeza fría y no dejar de tirar es la vía mas rápida para lograr que los tiros terminen entrando?
Sito me ve en cada entrenamiento. Ve lo duro que estoy trabajando cada día y es muy duro juzgar en un solo partido el trabajo de una semana entera. Ese único partido es lo que la gente ve, pero no ven el trabajo detrás de las cámaras. Creo que Sito sabe, que el equipo sabe, y que incluso yo sé cómo de duro estoy trabajando y cuánto estoy luchando para que las cosas salgan bien. Las cosas buenas pasan gracias al trabajo duro y estoy en el buen camino.