Visitar el Nou Congost de Manresa es sinónimo de sufrir. Sea cual sea tu equipo has de ser consciente de que si vas a la capital del Bages, tu equipo tiene que dar el máximo. Txus Vidorreta lo sabía y eso se reflejaba en cada tiempo muerto, en todos los cabreos que se cogió a lo largo del partido.
Y es que si no juegas al máximo, Manresa te ahoga con su defensa, desde el minuto uno y hasta el cuarenta, la actitud de los chicos de Ponsarnau es encomiable. Así fue en el partido frente a Bilbao, al que no le dejaron respirar ni un minuto y eso se vio reflejado en las numerosas posesiones que se le quedaron cortas a los vizcaínos, que se vieron obligados a optar por lanzamientos extremadamente forzados o lejanos. Fue así como llegaron las primeras ventajas para Manresa, cuyo espíritu bien puede encarnar el último en llegar, Michael Ruffin, un auténtico bregador que aportó una buena dosis de rebote y defensa al equipo en su debut. Con todo, la calidad del equipo bilbaíno y la motivación extra de Javi Rodríguez dejó el marcador apretado tras el primer cuarto, 15-11.
El segundo cuarto fue una historia similar pero distinta, pues los protagonistas fueron otros. En la dirección estuvo Javi Salgado, que con más calma supo dirigir a su equipo con acierto. Por otra parte Moiso, que engrandeció su ya enorme figura para convertirse en el guía que debía mostrar el camino de la victoria al Bizkaia Bilbao Basket, con 6 puntos y su trabajo bajo los aros el panorama cambiaba y el marcador se daba la vuelta, cuando no se ponía a 0, para situarse en 31-32.
Si de algo sabe Ponsarnau, entrenador local, es de motivación y la charla en el vestuario espoleó los ánimos de su equipo que salió decidido a ganar el partido con un parcial inicial de 8-0, dejando a Bilbao sin anotar durante 4 minutos. Pero el equipo vasco es uno de esos equipos al que los golpes le duelen pero sabe levantarse para evitar el KO y así, un parcial de 0-5 volvía a apretar el marcador al máximo. De nuevo golpeó Manresa, esta vez gracias a una antideportiva de Mumbrú, que poco después cometería su cuarta personal, esta vez en ataque permitiendo ampliar la ventaja al conjunto catalán hasta el 48-41.
El choque se había convertido en una partida de ajedrez y esta vez le tocaba mover a Vidorreta que con acierto jugó sus bazas con un parcial de salida de 0-9 en el que sorprendentemente el protagonista fue un actor secundario, Markota con 9 puntos, logrando darle la vuelta al marcador. En vista de que iba a ser una lucha dura hasta el final, Román Montañez se inventó un triple tras saque de fondo con un segundo en el reloj de posesión, logrando así enloquecer al público del Congost. Y la locura continuó con la actuación de Ivanov, que gracias a su aporte de calidad, pero especialmente de ganas, consiguió 7 puntos en el último cuarto que le dieron a Manresa la claridad de ideas suficiente para llevarse la victoria. Al final 62-57 y distintas sensaciones para ambos equipos. Mientras Manresa queda situado en la parte alta de la clasificación con tres victorias en cuatro partidos, el equipo bilbaíno certifica su mal comienzo de campaña con tres derrotas en cuatro partidos.