El Caja Laboral Baskonia sigue superándose día tras día en su evolución hacia un equipo que quiere plantar cara al binomio preestablecido por los dos históricos, Real Madrid y Regal Barcelona. En un enorme partido, los de Dusko Ivanovic batieron sin compasión al Real Madrid de Ettore Messina, un equipo que venía de jugar sus mejores minutos en la siempre difícil cancha del OAKA de Atenas.

Precisamente esa puede ser una de las razones por las que el conjunto merengue salió duramente castigado de un abarrotado Buesa Arena. El Real Madrid tuvo que esforzarse al máximo en su choque 48 horas antes ante el Panathinaikos, un choque muy duro para los de Messina, que pudo acabar mal cuando los jugadores helenos no supieron admitir su derrota y la quisieron vengar por cauces extradeportivos. Pero así es la competición, cuando estás en Euroliga uno ya debe saber que en 48 horas tienes que jugar partidos de este nivel físico y técnico. La semana pasada ya le tocó al Baskonia que 48 horas después de jugar en Tel Aviv tuvo que jugar un partido durísimo en Badalona sin tan siquiera poder pasar por casa.

Así el conjunto baskonista dio otro paso al frente y jugó su partido más completo del año, desactivando desde la defensa todo el arsenal ofensivo de los madridistas. Además supieron jugar con paciencia en ataque, buscando la mejor opción, con un Tiago Splitter que dominaba a su antojo ambas zonas a pesar de los buenos primeros minutos de Velickovic y los lanzamientos de media distancia de Lavrinovic.

A pesar de eso, los vitorianos ya desarbolaron todo el entramado propuesto por Messina desde el primer minuto. El técnico de Catania salió con su habitual propuesta de jugar con tres interiores alternando a Velickovic y Garbajosa en la posición de tres. Si bien esto le salió a las mil maravillas en el OAKA, con un Velickovic comiéndose a Perperoglou jugada tras jugada, Ivanovic le sorprendió con una espectacular defensa de Fernando San Emeterio a Garbajosa.

Lo demás lo dice Messina bien claro: "Realmente nos han superado en todas las posiciones, desde el base hasta el pívot". Y así fue, los vitorianos jugaron un partido muy completo, en el que lo que más destaco por encima de todo fue el nivel del colectivo. destacando un gran trabajo de San Emeterio, Splitter y Carl English, el cual parece cada vez mucho más asentado en el Baskonia.

Curioso fue el recibimiento que dio un Buesa Arena hasta la bandera a sus ex jugadores, con un Pablo Prigioni que fue sonoramente pitado, Hansen que pasó desapercibido por la pitada del primero, Vidal que fue ovacionado y un Garbajosa – formado en la casa- que fue pitado. Desde luego, para la mayoría, el regreso a casa fue tremendamente amargo.