Por Pablo Cenizo. Periodista y seguidor del C.B Sevilla
Mayo de 1997. A mis 11 primaveras, con más bisoñez que ideas en la cabeza, mi padre me propone un plan novedoso y diferente, que a la postre ha marcado mi vida: ir a San Pablo a ver al Caja San Fernando. Ese día se disputaba el segundo partido de semifinales ante el TDK Manresa comandado por el gran Joan Creus. Ese partido se perdió 87-92 con 27 puntos del pequeño base catalán, pero en mí despertó el ansia por conocer ese deporte más de cerca.
Desde ese momento, de una forma u otra (primero con mi colegio, después con la peña universitaria y después con Siux y Keka) he estado involucrado en la vida del Caja y mi amor por este deporte y por este club no han hecho nada más que crecer. Las gradas de San Pablo me han dado grandes amistades, algún que otro mosqueo y, sobre todo, cientos de momentos.
He pasado domingos de feria en autobuses para ir a Madrid; dormido en coches para ver al equipo en Murcia; llorado con derrotas por 50 puntos en Málaga; gastado mis ahorros por disfrutar de Copas del Rey; escuchado cómo Lou Roe con 40 de fiebre ganaba él solito un partido al todopoderoso Real Madrid en Vistalegre, estando en mitad de un atasco de coche kilométrico en el que empecé a hacer sonar el claxon como un loco ante la mirada de mi padre. He casi matado a mi novia por abrazar al gran Migue tras el mate de Landry. Y por supuesto, estuve en Treviso tomando la ciudad cuando nos quedamos a un solo paso de conquistar Europa.

Treviso, Vistalegre, Copa del Rey, Marcus Landry, Aleksander Petrovic, Raúl Pérez, Andre Turner… lugares y nombres que han marcado mi vida y sin los que, definitivamente, no sería la persona que soy ahora.
El Caja, con sus distintos colores, con sus cambios de nombre, con sus momentos buenos y malos… el Caja ha sido un amor principal de mi vida, al que le debo mucho más que un simple agradecimiento. Un agradecimiento que además sé que es recíproco, porque si algo ha destacado de forma general a este club ha sido su disposición a cuidar a su gente. Hemos sido una familia, con sus cariños y sus broncas, pero siempre con el máximo respeto, durante 29 años. Virginia, Nacho, José Alfonso, Curro, Fernando, Susana, … a los trabajadores del club los llamamos por su nombre, porque aparte de currantes, son amigos.
Y ahora, toca cambiar.
Las circunstancias mandan y, con todo el derecho del mundo, Caixabank ha tomado la decisión de deshacerse de un club que no entra en su idiosincrasia. No voy a entrar a valorar aquí si esta decisión es correcta o no, porque, seamos sinceros, da exactamente igual lo que yo piense. Energía Plus es el nuevo dueño del equipo, auspiciado por un Real Betis Balompié que va a dar una nueva marca al Caja de toda la vida.
Los cambios siempre son complejos y llevan sus procesos. Es lógico que todos estemos un poco desubicados, y hay que ver cómo responderá San Pablo a partir de octubre. Todos los cajistas de siempre estamos tomando decisiones estos días: dar una oportunidad al nuevo dueño es una, dejar el barco es otra; las dos son perfectamente aceptables y cada una responde a su propia lógica.
Pero no vamos por buen camino. Así, desde luego, no. Entiendo que el público objetivo del Señor Haro es el público bético y exclusivamente ese. Sé de buena tinta que el personal histórico del club, encabezado por su presidente Fernando Moral, quieren que San Pablo mantenga su ambiente familiar, acogedor y de trato cercano. Pero así no lo vamos a conseguir.
La decisión de La Keka de dejar de asistir a San Pablo como peña en la próxima temporada ha sido un palo a pesar de ser esperada. Esa decisión ha sido dolorosa en lo personal, porque para mí La Keka es mucho más que el pulmón de San Pablo: es mi familia baloncestística. Y que no estén en San Pablo la próxima vez que vaya, cuando salgan las fechas de los partidos y cuadre un vuelo desde Barcelona para ver a mi equipo jugar, duele.
Pero es una decisión respetable, y sé que a muchos de ellos los seguiré viendo en las gradas a título personal. Lo que a lo peor me saca a mí de las gradas es la respuesta generalizada a esa decisión. El club tiene que hacer algo, no sé muy bien qué, pero algo, porque no se puede permitir que la respuesta ante cualquier decisión sea el ataque de una nueva parte de la afición que la entrada del Real Betis va a llevar a San Pablo.
La Keka es mucho más que el pulmón de San Pablo: es mi familia baloncestística.
Hasta ayer mi decisión en firme era dar una oportunidad al nuevo San Pablo. Ahora, esa decisión pende de un hilo. El baloncesto en general, y para mí San Pablo en particular, es un estanque de tranquilidad, con las Copas del Rey como máximo exponente. Es maravilloso que 8 aficiones de distintos puntos del país no sólo puedan compartir ciudad durante cuatro días, si no hacerla propia, mezclarse y disfrutar. En baloncesto hay mucha rivalidad, por supuesto. Pero en baloncesto todo se lleva con RESPETO. El RESPETO que muchos ahora mismo no están teniendo con las decisiones de los demás.
Entono una canción desesperada, sí. Estoy desesperado porque a lo duro que ya es de por sí que el club de toda mi vida vida cambie, se une que una nueva hornada de seguidores no solo quiere unirse y sumar todos juntos en pro de un Baloncesto Sevilla mejor, si no que quieren conquistar San Pablo. No entiendo que la respuesta a una decisión sea realizar ataques personales absolutamente desproporcionados, como investigar en las cuestas de redes sociales de los afectados para echarle en cara no sé muy bien qué.
¿Tan difícil es simplemente respetar a los demás? Entender que cada cual es libre de tomar las decisiones que estimen oportunas, y no buscar en ellas una motivación más allá de la que alegue, si es que quiere alegar alguna. Solo pido RESPETO. Respeto por todos y cada uno de los que hemos seguido y amado a este club en las duras y en las maduras, sea cual sea la decisión que tomemos.
Sin este respeto, es impensable que podamos seguir conviviendo y disfrutando en San Pablo como lo hemos hecho hasta ahora. Y si la situación es esa, yo, desde luego, me bajo del barco.
Cada cual que tome sus decisiones y siga son su vida: Pido a los que no quieran seguir, con el máximo respeto, que os hagáis a un lado y dejéis a los que quieran continuar hablando de lo que toca ahora, la planificación deportiva. Pero sobre todo pido a quien se incorpora a este proyecto ahora, que respete tanto a los que se quedan como a los que se van e, igualmente, que se centren en el aspecto deportivo.
Construyamos todos juntos un San Pablo que, aunque diferente, siga siendo un lugar donde impere el buen rollo y los vítores a nuestro equipo. Si esto no es posible, lo siento, pero yo habré perdido un club, y el club me habrá perdido a mí. Le importe a quien le importe.