Gritan badaloneses y vitorianos que están hasta los mismísimos de los futboleros. Cuando Bodiroga corta una jugada con el pie, el cachondeo ya es general. A la mañana siguiente, ya con el Barcelona eliminado y habiendo jugado Dejan un mal partido, encuentro en el resumen de prensa las declaraciones de un tal Bodrioga. ¿Intencionado u opinión?
¿La Copa de qué Rey? ¿Gaspar? ¿Es ahora el gafe Laporta?
Antes del partido, el pabellón aparece realmente desangelado. El palco más si cabe: sólo están allí Jordi Villacampa y Joan Laporta, presidentes de ambos clubes. Laporta llegó por la mañana, es su primer partido de básquet fuera de la Ciudad Condal. Primer partido y pierde el Barcelona: ¿le habrá contagiado Gaspart su fama de gafe? Ahora que lo pienso, para mañana no hay Rey que entregue la Copa del Ídem. O quizá se acerquen a Sevilla Melchor o Baltasar; Gaspar ya he dicho que es gafe.
¿Dónde están los políticos sevillanos, tan ávidos estos días de aparecer en las fotos? Por supuesto, en el fútbol. La ACB no tuvo mucha vista al programar la Copa en el fin de semana de un derbi. Tampoco había muchas fechas, qué se le va a hacer.
Cuarta lección: "Decavé, decavé"
Estos días me estoy doctorando en gritos de ánimo de las aficiones, a cuál más curioso. Los verdinegros entonan uno nuevo, el del subtítulo, cuando lo habitual es que sólo canten "Hala la Penya", ya conocido. Los del Barça no están: contra el Madrid sí se oyó su himno, pero contra la Penya no tienen nada, así que no animan tanto. Quizá es que siguen con el tópico complejo de inferioridad, de ser antimadridistas y no barcelonistas simplemente. Bueno, por eso y porque la Penya les ha metido un soberano repaso en el primer cuarto (valoración conjunta, -1 punto).
Un talismán llamado Begoña
Mi compañero y amigo Pablo, de Lugo, me hace notar una vez más un magnífico detalle: junto a cada banquillo se sienta, como asistente publicitario y de refrescos una chica ataviada en naranja y verde fluorescentes. Una es rubia, Begoña, guapísima. De la otra no conozco detalles. Para las semifinales, Gustavo Aranzana, hombre supersticioso donde los haya, pide a Begoña, pero ya está asignada, lástima. Pues aquí viene el detalle y el por qué la solicita Aranzana: los seis partidos disputados hasta ahora los ha ganado el equipo en cuyo banquillo se sentaba Begoña.