Bum, bum. Vitoria canta, Vitoria grita, arde Vitoria. Bum, bum. Desde las 7 que entraron no han parado, bum, bum. La Demencia, en la otra esquina del pabellón, despliega la bandera más grande del fin de semana, que es… ¡Palestina! Siempre conseguirán sorprendernos. Bum, bum, el constante ruido de los aficionados del Tau me recuerdan el inicio del primer partido, cuando estaba sentado en primera fila tras canasta, entre aficionados de Badalona: toc, toc, ¿un pájaro carpintero? Casi: un carpintero estaba rematando unos clavos en la grada. Lo que yo dije, Sevilla is díferen. Bum, bum.
Y es que no paran, desde las 7 y hasta más allá de las 11 de la noche, sin apenas descansar. Primero apoyando a los locales, después con los suyos. Pero es que, al final del partido, bum, bum, los vitorianos entonan un "¡Estu, bum, bum, diantes, bum, bum!" Qué forma de hacer la pelota: se han ganado a los dementes para las semis. Bum, bum.
Un escocido argentino, un superdotado estadounidense y las botas de Nocioni
A Pablo Prigioni le conozco de Alicante, y es un jugón. Siempre me ha intrigado su velocidad de manos, la habilidad que tiene para robar la cartera, aunque parece otra cosa: tiene una expresión de listo bonaerense, como Ricardo Darín en Nueve reinas, algo así. Y siempre va escocido, como si llevara los hierros de Forrest Gump entre rodilla y rodilla, o el caballo gaucho bajo las piernas. Viéndole tan escocido uno mira la plantilla del Tau, por si hubiera algún superdotado. Tan malo soy, que lo comento a mis compañeros y me entero de que, según una revista-fanzine de la Demencia, Corey Brewer es el Hombre. Por lo visto, tras su primer entrenamiento y ya en las duchas, sus compañeros se percataron del pedazo de, coma, y empezaron a hacer el gesto de adoración musulmán, entre risas (¡y envidia sana!). El pobre Brewer se marchó inmediatamente, avergonzado o quizá pensando en dónde se había metido.
En todo esto pensaba yo esta mañana mientras estaba en el servicio. Al salir, en el lavabo encontré un par de botas de básquet blancas, relucientes. El Chapu Nocioni estaba de espaldas, mingitando, y se giró. No, me refiero a que giró sólo la cabeza, preocupado por si se las levantaba. Ya me imagino el contrato de imagen con la marca deportiva: "Cláusula adicional 3: el jugador llevará en todo momento las botas relucientes, y se encargará personalmente de ello." Y yo pensé: "Chapu, me he encontrado esto: ¿no tendrás una camiseta para mí?" No, no lo llegué a pensar, pero sí me lo dijeron mis compañeros cuando lo conté.
Y para terminar, otra de reglas de básquet
Veamos: para tirar un tiro libre hay establecidos cinco segundos, ¿no es cierto? ¿Cuánto tarda Dejan Bodiroga, por ejemplo, en ejecutarlo? Esta mañana [de sábado], ha habido una mesa redonda sobre el arbitraje. Jaume Andreu (ex árbitro y Jefe de la Unidad de Deporte en la Dirección General de Educación y Cultura de la UE) apuntaba que en la NBA se tardan 14 segundos desde que se marca una falta hasta que se pone en marcha la bola de nuevo. En Europa, 35 segundos. Por eso se eternizan los encuentros, y todos conocemos a alguien que se aburre con nuestro amado deporte.
Bum, bum, continúan los aficionados del Tau, cual orcos en Moria. Aquí al menos hay chicas. Bum, bum.