Nos merecíamos tener una noche así”, declaraba Joan Plaza en la sala de prensa de Vistalegre tras la victoria del Cajasol. El trabajo que tiene detrás el equipo sevillano es enorme y merece un reconocimiento. A Plaza se le golpeó demasiadas veces durante su estancia en el Madrid. Un año después, 12 fichajes de por medio, la nave que a él le obligaron a abandonar, no ha encontrado su rumbo. Y eso que colocaron al timón a Messina, uno de los mejores entrenadores de Europa. Hasta la fecha, y digo hasta la fecha, porque esto es deporte y todavía queda la afrenta del sábado, el Madrid no ha dado el salto adelante, cuya espera va camino de ser eterna. Messina pidió en rueda de prensa un partido más, el de dentro de menos de 48 horas, para hacer valoraciones.

Puede que el Madrid gane a domicilio, recupere el factor cancha y lleve la serie hasta el tercer encuentro. Sin embargo, incluso si pasan a semifinales, a día de hoy, madrugada del viernes 21 de mayo, el cuadro merengue da señales de estar agonizando.

Es difícil saber en qué momento se fue todo al garete, porque este equipo está desactivado. Messina no da con la tecla y da la sensación de estar volviendo locos a sus hombres. Lo de anoche fue una muestra clarísima de que el Real Madrid no sabe lo que quiere o si lo sabe, no lo puede plasmar. En Vistalegre, frente a ese Cajasol de Joan Plaza, por momentos vimos un equipo local instalado en la más absoluta mediocridad.

No fue la tónica del partido, no hasta el último cuarto. Antes, los blancos dieron la sensación de poder llevarse el duelo, con ventajas que incluso llegaron a los 8 puntos. Pero luego se atascaron, hicieron un último cuarto penoso, en el que no eran capaces de anotar mientras su rival, tampoco muy generoso en el plano ofensivo, sumaba poco a poco para construir una victoria tan inesperada como merecida

Tal fue el esperpento, que la grada, paciente ella, estalló cuando todo estaba perdido. Sólo tres jugadores se salvaron de la quema del respetable, de esa frase que aludía a no merecer la camiseta que vestían. Fueron curiosamente tres hombres que ya estaban hace una campaña, y hace dos. Llull, Bullock y Reyes. Los de siempre. Estarán mejor o peor, entenderán más o menos lo que quiere de ellos Messina, pero saben lo que hay en juego, lo que significan muchas cosas cuando saltas al parquet. A veces, conviene escuchar a la afición, puede decir verdades.

El panorama que se le presenta ahora al Real Madrid es complicado. En menos de 48 horas deben reponerse del palo, viajar a Sevilla y jugarse la temporada entera, lo que queda de ella, ante un plantel que, en palabras de su entrenador “tiene un oportunidad única. En la vida hay pocas así”.

Y es que a Plaza, que en la rueda de prensa no emitió ninguna mala frase acerca del club que le dio la patada en 2009, se le veía cauto pero feliz. Sabe que si pierde el segundo partido, habrá dejado escapar una gran ocasión de hacer algo grande. Como quiera que sea, su triunfo en Vistalegre le redime contra aquellos que le acusaron mil veces de mal entrenador.

El lado opuesto fue un Messina desencajado, sin ganas de hablar ni de explicar nada.“Entiendo a la grada. No se puede pedir antes de dar. Hemos decepcionado en los partidos claves. No nos queda otra que ir a Sevilla, bajar el culo y jugar” Pues eso.