La posición de base es crucial para la configuración de la plantilla de cualquier equipo. Para que un conjunto funcione, el entrenador debe tener a sus ordenes a dos (o incluso tres) bases capacitados de asumir la responsabilidad de llevar el timón del equipo. En muchos casos, dos bases pueden coincidir en pista con un alero y dos pívots, sobretodo si los 1’s son capaces de asumir un rol más anotador durante unos minutos; de hecho, está situación es común en el baloncesto actual (como James y Adams en el Baskonia o Llull y el Chacho en el Madrid). Lo que no sucede con tanta frecuencia es que coincidan dos escoltas un base al mando del equipo: la falta de un playmaker en pista puede decantar la balanza del partido a favor del equipo contrincante.
Un ejemplo muy claro es la plantilla del Divina Seguros Joventut de este año: ficharon al ex-internacional lituano Sarunas Vasiliauskas para ocupar el rol de base titular, y en el banquillo, Ocampo contaba con Albert Sàbat, que podría aportar frescura y tiro exterior. Sin embargo, el base lituano no ha cuajado, y en 11 partidos disputados de liga regular tiene un promedio de 1.7 de valoración por partido y la confianza por los suelos. Sàbat sí que está rindiendo a un gran nivel, pero el de Llagostera (como cualquier otro base) llega cansado a los finales de partido cuando disputa muchos minutos. Sin ir más lejos, en el partido del pasado sábado, en las rotaciones del último cuarto, fue Vidal quien sustituyó a Sàbat en la posición de base, dejando a Vasiliauskas inédito en la segunda parte: aunque Vidal pueda hacer de base, la Penya perdió la calidad y la experiencia del mismo Vidal en la posición de escolta, y el Obradoiro le endosó un parcial de 23-12 que les costó el partido a los de Badalona.
El caso de Vasiliauskas es una constante en la Liga Endesa, donde hay equipos que fichan jugadores de otras ligas europeas o NCAA, que no se adaptan a las exigencias de la primera división española.
Otro origen común de los fichajes de bases es la Adecco Oro (conocida como Leb Oro hace unos años), donde en los últimos años se han encontrado verdaderas gangas, y en muchas ocasiones, ocupando plaza de jugador de formación local. En este artículo veremos la incidencia de los point-guards que han hecho el salto Leb Oro – Liga Endesa, desde jugadores que se han asentado en la élite del baloncesto español a promesas que no han terminado de explotar.
NOTA 1: los bases que forman parte de las estadísticas de este artículo son aquellos que han formado parte del roster de un equipo de ACB entre las temporadas 2009-2010 y 2016-2017 y tienen una experiencia previa en Leb Oro (no se han incluido ni Leb Plata ni la liga EBA).
NOTA 2: No se considera que “hayan formado parte del roster de un equipo de ACB” aquellos jugadores que forman parte de un vinculado y que disputan algunos partidos con el primer equipo.
NOTA 3: las estadísticas que se visualizarán en todos los casos serán los puntos y asistencias de los jugadores en: su mejor año en la Adecco Oro, su primer año en la Liga Endesa y su mejor año en la Liga Endesa.

Grupo 1: jugadores jóvenes que buscan curtirse en Adecco Oro para acabar dando el salto a la Liga Endesa
Después de los dos años de junior, las promesas de los equipos punteros pasan por un período duro: de los campeonatos de España y torneos donde son las estrellas, pasan a formar parte de equipos en ligas inferiores (EBA en la mayoría de los casos), donde comparten vestuario con veteranos que cortan el bacalao. Aquellos jugadores que demuestran tener la cabeza amueblada y escuchan los consejos para mejorar, acostumbran a seguir avanzando en sus trayectorias para terminar recalando en la Adecco Oro cuando tienen 20-21 años; la exigencia física de esta liga es una prueba de fuego para muchos, pero si se supera con nota, los equipos de la Liga Endesa no deberían tardar a llamar al representante de dicho jugador.
Sin embargo, el jugador debe ser paciente y esperar al momento adecuado para dar el salto y quedarse en la Liga Endesa. Aquellos que se precipitan y deciden jugar en la Liga Endesa cuando aún hay lagunas en su juego (sobretodo tácticas), terminan mirando muchos partidos des del banquillo y vuelven a la Adecco Oro poco después. Los defectos se detectan con mucha más facilidad en el caso de los bases, pues es la posición con más responsabilidad del equipo, así que el salto júnior – ligas inferiores – Adecco Oro – Liga Endesa no es nada fácil para los point-guards.
En el grupo de bases que han acabado haciéndose un sitio en ACB habiendo debutado con 24 años o menos tenemos a:
Las estadísticas de dichos jugadores son las siguientes:

Como se puede observar, en todos los casos las estadísticas bajan en el primer año de Liga Endesa, pero los mismos jugadores progresan y terminan con promedios incluso mayores de los que tenían en segunda división. Un caso especial es el de Pablo Prigioni, que su último año de Leb lo disputó con el Alicante y consiguieron el ascenso; así pues, en el primer año de ACB, el base argentino seguía teniendo la misma responsabilidad y por lo tanto, terminó con unos números casi calcados. Aunque solo tengan 3 años de experiencia en Liga Endesa, se han incluido a Pepe Pozas y Alberto Díaz en este grupo, dos bases que dentro de poco, serán clásicos de la Liga.
En este mismo grupo se podrían incluir también los casos de Ferran Bassas y Ludde Hakanson, pero el base catalán solo tiene unos pocos meses de experiencia en la Liga y el sueco hizo el salto después de jugar cedido en Letonia.
En cambio, no todos los bases tuvieran la misma suerte que los de la lista anterior, ya sea porque en el equipo donde recalaron no se les diera la confianza que necesitaban o porque habían madurado suficiente.
Un perfecto ejemplo es Miki Servera: después de un gran primer año como júnior en Mallorca, fichó por el Unicaja, donde compaginaba partidos con el vinculado Clínicas Rincón en Leb Oro y el equipo júnior. El año siguiente, con tan solo 19 años, Servera se iba a al recién ascendido Menorca, pero no tuvo ni la continuidad ni el impacto que se le suponía, estaba demasiado verde; el base volvió a la Leb de la mano del Huesca; tan solo un año más tarde volvería a intentarlo en la Liga Endesa en Murcia (donde firmó un contrato por dos años), pero sus prestaciones no fueron mejor que las que ofreció en Menorca. Habiendo pasado otra vez por la Adecco Oro, Servera está actualmente en la plantilla del Tecnyconta Zaragoza, pero reconvertido a escolta. Con un par más de años consecutivos en la Adecco Oro, es posible que el balear se hubiera curtido, y hubiera encontrado esa regularidad que no ha tenido en toda su carrera y que le ha lastrado en exceso.
Los bases jóvenes que no encontraron su sitio en la Liga Endesa son:

Las estadísticas de estos jugadores fueron:

Como se puede ver en la lista, la mayoría de jugadores solo aguantaron un año en ACB para acabar volviendo a la segunda división. En algunos casos, el motivo del bajo rendimiento fueron los problemas físicos del base, como la falta de centímetros de Creus o Alvarado, o la falta de explosividad de Llompart en su primera etapa como taronja. En otros casos, los factores psicológicos también fueron clave: Devon Van Oostrum, por ejemplo, tenía todas las condiciones técnicas y físicas necesarias para triunfar en la Liga Endesa, pero nunca supo encontrar su sitio en el Baskonia, ya que el jugador parecía no aceptar un rol secundario en sus inicios ni tener ambición para mejorar sus cualidades tácticas.
El caso de Lluís Costa está marcado con un asterisco, pues se trata de un jugador joven y con galones en Manresa, pero debido a sus problemas físicos aún no ha terminado de despuntar y mostrar el desparpajo que lo caracterizaba en Leb.

Grupo 2: jugadores con experiencia que esperan su oportunidad
Cuando los clubs de la Liga Endesa se plantean fichar a un base, en muchos casos, no cumplen ese refrán que dice “más vale bueno conocido que malo por conocer” y esto hace que hayan recalado bases jóvenes como Xavier Thames, Kerry Carter o Nik Cochran, jugadores con salario bajo pero con un nivel muy escaso para una liga tan exigente (también hay excepciones como Kevin Pangos). Mientras tanto, hay bases nacionales en Adecco Oro que se hartan de demostrar que sí tienen nivel para la primera división.
Aunque sea una pena, la oportunidad de estos bases para hacerse un hueco en una plantilla ACB pasa por conseguir el ascenso con su equipo en la segunda división, que el club pueda pagar el canon competir en la Liga Endesa y que el mismo director técnico confíe en el jugador.
En la lista siguiente están mencionados los 10 casos de bases de 26 años o más que han acabado teniendo roles importantes en la ACB después de disputar una o varias temporadas en Adecco Oro. De esta lista, solo Nico Gianella, Josh Fisher y Albert Sàbat han fichado por un equipo que ya estaba en la Liga Endesa.

Las estadísticas de estos bases son las siguientes:

En este grupo vuelven a aparecer Ricardo Úriz y Pedro Llompart, después de haber visto que en su primera experiencia en ACB no cuajaron (en el caso de Llompart, se tiene que considerar que formaba parte de la competitiva plantilla del Valencia), pero después de 2 años en la Adecco Oro, el vasco y el balear volvieron a la primera división para quedarse.
También se podría incluir en este grupo al nuevo fichaje del Fuenlabrada Luka Rupnik, que empezó la temporada en Lleida a ritmo de MVP (20,7 puntos y 6,8 asistencias por partido) y que, aunque le esté costando encontrar su sitio en la primera división, está dejando unos destellos de calidad más que interesantes. De hecho, aunque se trate de un base joven, el esloveno ya tenía experiencia en Eurocup, así que formaría parte de este grupo de jugadores con experiencia.
Aún así, como ya hemos visto en el caso de los jugadores jóvenes, hay casos de otros bases que no encontraron su sitio en la primera división:
Las estadísticas de estos bases son las siguientes:

En este grupo de jugadores, encontramos a bases como el cerebral Dani Pérez, que ha ofrecido un buen nivel en la ACB pero que fue de más a menos (tuvo una lesión de tobillo importante), a jugadores que se han consagrado como leyendas en la Leb, como Pedro Rivero, que intentó probar suerte en la Liga Endesa por partida doble, o otros nombres que pasaron sin hacer ruido por la ACB.
También vemos a bases con altos números en anotación, como Carles Bivià o Joan Riera; el problema que surge con el fichaje de este tipo de jugador es que estos promedios los han conseguido los jugadores con un rol de jugador franquicia, y este rol cambia drásticamente en el salto a la Liga Endesa. La adaptación a un nuevo rol donde se tiene que involucrar más a los compañeros no es fácil para aquellos jugadores que están acostumbrados a tener el aro entre ceja y ceja.
¿Qué bases hay en la Adecco Oro?
Dentro de los equipos de la segunda división, encontramos a muchos nombres conocidos e interesantes en la posición de point-guard.
En el grupo de actuales promesas encontramos a jugadores como Pol Figueras (1998) y Stefan Peno (1997) llevando el timón del Barça B. Los dos han disputado minutos en ACB con el Barça de Bartzokas (sobretodo el serbio) y les falta consolidarse como bases de garantías para conseguir su primer contrato en la Liga Endesa. De Peno (que termina de incorporarse al vinculado) pocos dudan que llegue a la élite, pero probablemente tendrá que empezar cedido en un equipo de media-tabla. En el caso de Figueras, también es necesario un trabajo físico específico, y el joven base ya está haciendo entrenamientos para triatletas para estar preparado cuanto antes posible. Sin movernos de Cataluña, en el Prat está Sergi Costa (1996) disputando minutos de calidad a la sombra de Xavi Forcada, y podría ser un caso de late-boomer; aún así, las esperanzas verde-y-negras no apuntan al base catalán, sino a Neno Dimitrijevic (1998), que tiene unos promedios de más de 20 puntos en EBA en su primer año como profesional.

En otro nivel de promesa podemos encontrar a jugadores un poco más mayores como Mo Soluade (1995), jugando casi 30 minutos en Burgos y puliendo los detalles técnico-tácticos que le fallaron en sus partidos con el Unicaja y el Guipúzcoa. En Lleida está, con un contrato temporal, Agustí Sans (1995), quien debutara en su día con la Penya y que se ha desvinculado del Prat este mismo verano; el balear parecía que lo tenía todo para triunfar, pero sus características (sobretodo su tiro exterior) lo hacían difícil de encasillar en una posición; esta misma semana, el base ha hecho 21 de valoración contra el Barça. También podemos poner en el saco de promesas a dos jugadores que también han debutado en ACB pero que han ido a menos: Alberto Martín (1995), desde su 1.80 lucha por tener minutos en el Clavijo, pero sus porcentajes no acompañan su esfuerzo (2.9 puntos por partido); y en Cáceres podemos encontrar al jugador que le servía los alley-hoops a Porzingis en la etapa júnior, Guillermo Corrales (1995), con un rol más importante que en las últimas temporadas pero aún lejos de lo que se esperaba de él.
A parte de las mencionadas promesas, también hay un grupo de “eternas promesas”, como Josep Perez (1994) dejando destellos en Palencia, Joan Creus (1992) repartiendo juego en Coruña, Fabio Santana (1992) recuperando sensaciones después de un calvario de lesiones y un año de Adecco Plata o Jorge Sanz (1993), que ha encontrado su sitio en Melilla después de ver que la Liga Endesa le quedaba un poco grande.
También encontramos a clásicos de la Liga Endesa, como Josep Franch, que está recuperando su mejor versión en Breogan, Jose Simeón, que ya suma 6 temporadas en Leb Oro y ha cambiado el Lleida por el Peixegalego; el mencionado Carles Bivià (convertido a la posición de escolta) anotando casi 14 puntos por partido en el Palma Air Europa, Ricardo Úriz jugando casi 30 minutos en el ambicioso proyecto del Guipúzcoa Basket; Dani Pérez, líder de asistencias de la competición con 5,8 por partido vistiendo la camiseta de la Unión Financiera Oviedo y a Óscar Alvarado haciendo partidos muy completos en el Araberri. Finalmente, a sus 37 años, Pedro Rivero sigue mandando en la segunda división, habiendo cambiado de equipo y jugando en las filas del Melilla, y no nos podemos olvidar de Víctor Sada, que aunque su debut con el Barça B no haya sido el soñado, ofrecerá minutos de calidad.
Aún así, los nombres más interesantes son los de aquellos jugadores que están listos para el salto (como el mismo Luka Rupnik o Albert Sàbat), y que están pidiendo a gritos un contrato en la Liga Endesa, a base de actuaciones estelares. En este saco tenemos al clásico Xavi Forcada, que aún no ha cumplido 30 años y cumple su séptima temporada en Leb Oro, habiendo promediado ni más ni menos que 17,3 de valoración por partido el año pasado en las filas del Prat. En este grupo también entran conocidos como Mikel Úriz, que aunque haya bajado un poco sus prestaciones este año, podría sumar desde el minuto cero en un equipo ACB, o el completísimo Borja Arevalo, que con “solo” 25 años acumula 6 años en la segunda división y tiene un promedio de 19 de valoración por partido. Otro jugador que llama a la puerta de la Liga Endesa con tan solo 24 años es Christian Díaz, que está llevando las riendas del Ourense y dirige y anota con mucha facilidad. En otro nivel estaría el cañonero Dani Rodríguez, que promedia alrededor de 14 puntos pero con sus 33 años, puede que el tren de la Liga Endesa ya se le haya escapado.

Finalmente, tenemos jugadores nuevos en la competición, como el norteamericano del Basquet Coruña Zach Monaghan, que en su segundo año en España hace un poco de todo y con eficiencia (12.2 puntos y 4.2 asistencias de media) o al joven lituano Jokubas Gintvainis (1994), llevando el timón del Huesca.
Conclusión
Aunque no sea un hecho demostrable, queda claro que fichar a un base de la Adecco Oro es un movimiento que puede salir muy bien (jugadores generalmente de formación local y sin un coste elevado), pero que requiere una buena planificación. Ante todo, el club se tiene que asegurar que el jugador en cuestión tenga el nivel físico y de madurez suficiente como para jugar en la Liga Endesa, y también que dicho jugador sea capaz de asumir el rol que el entrenador le adjudique. Lo que sí está claro es que en la segunda división española hay mucho potencial que se debe explorar y explotar.