A pesar de que la plantilla había experimentado cambios de consideración durante el verano, la pretemporada de UCAM Murcia otorgaba cierta legitimidad al trabajo de Alejandro Gómez, director general y deportivo de los universitarios.

Clevin Hannah y Vítor Benite, que acumularon gran parte de los méritos ofensivos del equipo el curso pasado, abandonaron el barco rumbo a Gran Canaria y Zagreb respectivamente. Al escolta brasileño le acompañó su compatriota Augusto Lima, que había apuntalado la pintura pimentonera en los últimos meses de competición.

Sin embargo, el Club mantenía la columna vertebral del roster, y completaba el juego exterior con las llegadas de Milton Doyle o Dejan Todorovic; alternativas con capacidad para sumar puntos desde el perímetro. Precisamente, fue el alero serbio el jugador que mejores sensaciones dejaba en el mes de septiembre. Su grave lesión obligaría a Juárez a modificar parte de su planificación. El relevo, Alex Urtasun, aporta minutos de experiencia y efectividad desde el lanzamiento exterior, pero su madurez le coloca también lejos del portentoso físico de Todorovic.

Por su parte, Emanuel Cate había hecho méritos suficientes en Leb Oro como para erigirse en una apuesta de futuro interesante. El pívot rumano deslumbró en pretemporada con actuaciones de alto nivel, si bien no enmascaraba las dificultades de la rotación interior a la hora de anotar. Tampoco hay que olvidar que el rumano llegaba como recambio natural de Lima, un guerrero con caché Euroliga y de rendimiento más que asentado en nuestra Liga.

En cualquier caso, eran el resto de incorporaciones las que generaban dudas estructurales, más que razonables si las evaluamos a día de hoy. Rudez aterrizó en Murcia con la misión de suplir la baja de José Ángel Antelo. A pesar de la facilidad del croata para abrir el campo desde el 6.75, el fichaje despertó inquietud por su limitado potencial defensivo, verdadero ADN del equipo. Incompatibilidad evidente entre ambas partes. La aportación de Damjan no ha ido más allá de los 9 puntos frente a Baxi Manresa, siempre con apariciones simbólicas en lo que a minutos se refiere.

Askia Booker generó mucha más expectación, bien por su poderío para jugar a campo abierto o bien por su esperanzador final de temporada en Sevilla. Pero son las dos grandes carencias del base de California las que están lastrando su participación: incapacidad para ordenar el ataque estático y limitada amenaza desde más allá del arco (29% en lanzamientos de 3 puntos).

Además, su relación con Javier Juárez no parece pasar por su mejor momento. El carácter excéntrico del norteamericano no es una sorpresa, es probable incluso que le haya privado de oportunidades en la élite europea. Su personalidad y la inexperiencia del técnico madrileño con jugadores top configuran un escenario inflamable. Los desmanes de Askia y los gestos entre ambos son ya habituales en el Palacio de los Deportes.

La dificultad para gestionar un grupo de este nivel no es la única que aparece en el “debe” del entrenador. El ataque murciano no ha evolucionado lo suficiente como para doblegar los sistemas defensivos que habitan nuestro baloncesto. La mayoría de ellos cuentan con un scouting formidable que les permite mutar a lo largo de la temporada, incluso en un mismo partido. Adaptarse al modelo ofensivo de Juárez no parece una cuestión compleja.

UCAM es el conjunto de la Liga Endesa con peor porcentaje en lanzamientos de 2 puntos (45,65%), el menos valorado (64,60) y el penúltimo en puntos anotados (68,80). Más allá de los números, se intuye un juego previsible, por momentos desordenado, de escasa profundidad táctica y que abusa del pick and roll o del lanzamiento exterior.

Juárez no deja de ser un entrenador en formación, a buen seguro con aptitudes más que suficientes como para aumentar sus prestaciones. De hecho, el compromiso de gran parte de la plantilla da sus frutos en el viejo continente, donde UCAM Murcia lidera invicto el grupo de la Basketball Champions League (BCL). En definitiva, su continuidad dependerá de los resultados y del margen que el Club pueda ofrecerle para crecer.  

De momento, el entorno próximo a la cúpula ha transformado su racional discurso inicial, basado precisamente en la paciencia con el nuevo proyecto. El silencio y la crítica objetiva a ciertos aspectos técnicos ganan presencia en los medios. En el palco, Alejandro Gómez tampoco escondió su enfadado durante el choque ante Manresa. Suele ser el síntoma más inequívoco de que podría haber cambios a medio plazo.

La semana se antoja clave para las aspiraciones del cuadro universitario. Este martes visita el Palacio Sidigas Avellino, invicto también en la BCL. Los italianos cuentan en sus filas con Norris Cole, máximo anotador de la competición y de dilatada trayectoria NBA. El sábado, Café Candelas Breogán será el encargado de poner a prueba el juego de UCAM Murcia. Una derrota supondría el peor arranque liguero desde 2009, con Moncho Fernández como técnico principal. Quién sabe si podría hacer que la directiva se plantesase medidas drásticas.