Verano de 1992. Con las fatídicas Olimpiadas de fondo, para el baloncesto español, Aíto García Reneses, entonces como manager general del F.C. Barcelona, prescinde de Nacho Solozábal, a pesar de que al legendario base aún le quedaba un año de contrato. Se le ofrece mantener el pago de 40 millones de las antiguas pesetas si se retiraba y no hacía ruido al cerrar la puerta. Se le pretendía dar vía libre a la apuesta del momento, José Antonio Montero, fichado ya la temporada anterior por el propio Aíto que ya ostentaba el cargo anotado, a razón unos 100 milloncejos de, otra vez, las antiguas pesetas. El técnico madrileño ya era un maestro de maestros en los banquillos, pero en este caso de despacho, en mi humilde opinión, erró completamente. Solozábal era un sesudo base que a la edad de 33 años y aún tenía mucho que aportar y mucho que enseñar al primer base alto de nuestro tiempo. Solozábal aceptaría el acuerdo con el hándicap de que no podía fichar por ningún equipo y así acelerar, como dijimos, su retirada, a pesar de que un tal Pedro Martínez, entonces entrenando a aquel mítico TDK Manresa, estaba empeñado en que jugara en su equipo. El Barça no ganaría una liga hasta el 95. Sobre competiciones europeas de clubes, Montero es tristemente recordado por el tapón ilegal que recibió de “Stojko” Vrankovic y le privó de ganar aquella Final Four de 1996.
2018, ha llovido desde entonces ¿no? El Barça, como club, no mima como debe su histórica sección de baloncesto. Un pabellón decrépito desde hace décadas al que asiste una menguada masa social blaugrana. Una sección con demasiados cambios y pareceres e impaciente por medirse del tú a tú con el Real Madrid. Enfermedad que se alternan ambos clubes cuando uno u otro no destaca. Navarro ya no está en su mejor forma pero cuán importante es la aportación de un jugador veterano de alto calibre y tan legendario como él para jóvenes y no tan jóvenes. ¿Y para una afición? No me cansaré de apuntar a la NBA como Asociación ejemplar en ese aspecto. Allí la veteranía se paga, se ubica y se valora. Es justo anotar que más de un aficionado blaugrana también debería tomar nota. Según publica Gigantes, Juan Carlos Navarro recula y ya no descarta su retirada como jugador: “firmé un contrato muy largo (10 años). Continuaré en el club, eso es seguro, pero veremos de qué forma puedo serle útil al club” explicó en el Nike Camp de Andorra.
Todo club quiere que sus aficionados, técnicos y jugador@s lo sientan, conecten y lo den todo. Quid pro quo.
Tres veranos no son suficientes para fichar a un emblema como Jasikevicius
“Yo creo que Navarro está por encima de cualquier entrenador o jugador que esté ahora. Lo ha dado todo a esta sección. Se tenía que haber pactado algo el año pasado, ahora ya es tarde. Él tiene que elegir ahora lo que quiere hacer, tiene el derecho a hacer lo que quiera. Lo mejor habría sido pactarlo el verano pasado pero no se hizo. Igual hay que hacerlo ahora, anunciarlo ahora y tener una temporada para poder despedirte. Ya no se trata de lo que pueda aportar o no ahora. Este tío ha dado algo muy grande a esta sección y debe tener la salida que se merece. No me gusta que estemos a mediados de julio y no se sepa que va a pasar. Pero ya lo he dicho antes, el Barça es un club muy difícil” aseveró Saras Jasikevicius, seguramente el técnico de más futuro de Europa, sobre la situación de Navarro en una interesantísima entrevista de José Ignacio Huguet en el Mundo Deportivo. Saras es así de directo y así lo debió ser cuando se entrevistó con el director deportivo blaugrana Nacho Rodríguez. Es fácil deducir que sus reflexiones dejan a la actual estructura en mala posición y, por consiguiente, su fichaje se antoja conflictivo, al menos de entrada.
Según Saras asegura en el MD, seguirá en el Zalguiris Kaunas y su diagnóstico de su no fichaje por el Barça Lasa es claro y cristalino: “ellos no me han hecho ninguna oferta, no me han hecho ninguna propuesta. Solo hemos hablado de ideas mías, de cómo pienso que debe ser el equipo y la estructura. Y evidentemente ha ellos no les han gustado mis ideas. En Kaunas hay un presidente que me deja hacer muchas cosas pero llega un momento que él me dice ‘esto no se puede’ y ya está. Yo necesitaría una sintonía muy buena a la hora de fichar con quien manda ahí. Desde fuera ahora no sé quién es (en el Barça). No puede fichar un presidente o un general manager sin que el entrenador de el OK a un jugador, luego es el entrenador el que tiene que trabajar con él diez meses. En el club no hay una visión del equipo y el entrenador la tiene. Lo más importante para mí es con quién voy a trabajar, con quién vamos a tomar decisiones. Si es una persona que entiende de baloncesto, no hay ningún problema, siempre podríamos encontrar un punto medio. Pero si ficha algún político, si me va a traer jugadores alguien que no es profesional del baloncesto, yo no quiero trabajar con esta gente. Del baloncesto, como pasa con los políticos o los médicos, deben ocuparse los profesionales de esta profesión. Yo no quiero fichar jugadores junto a un político o junto a un médico o junto a un abogado. Yo quiero trabajar con gente de basket”. Aquí la clave de Jasikevicius que renovó por tres años por el equipo de su país pero con opción de salida cada verano, pues su objetivo es ser entrenador NBA a corto o medio plazo. Ojo, que este hombre, siempre suele conseguir lo que se propone.