El gran libro del basket español está escrito por muchas pequeñas historias, algunas de ellas sepultadas por el olvido del paso del tiempo. El periodista extremeño Javier Ortiz nos recuerda uno de esos pasajes anecdóticos en su delicioso blog Retro ACB. La historia del primer matador español que ganó un concurso de mates en la elite del basket. Se trata de Juanma Gómez, cuya figura merece ser recordada.

Juanma Gómez, gaditano nacido en 1966 y de 1.98 de estatura, llegó al Caja de Ronda en 1985, cuando el equipo malagueño acababa de descender desde la ACB a la entonces denominada 1ª B. En el equipo malagueño permanecería hasta 1989. Sin demasiada suerte, padeció graves lesiones que le impideron asentarse como jugador ACB, donde solamente disputaría 5 encuentros en la temporada 1988-89. Tras finalizar su estancia en Málaga, fichó por el Caja de Huelva de 1ª B, equipo al que representó en el concurso de mates de la categoría que se realizó en la ciudad onubense a comienzos de 1990. Allí se enfrentaría con lo más florido de la legión extranjera de la categoría de plata del basket español; jugadores como Joe Wallace, Tom Gneiting, Terry White, además de Esteban Pérez y José Bermudo. A pesar de las lesiones sufridas, nuestro protagonista tenía unos muelles de primer nivel. Sus vuelos espectaculares no solo dieron la talla, sino que logró convencer con ellos al jurado para imponerse en el concurso y ser el primer dunker español en lograr un título así.

Estos son los recuerdos de Juanma Gómez de aquella ocasión histórica recogidos por Javier Ortíz en su blog:

"Fue espectacular, en Huelva, donde jugaba ese año, con el pabellón a rebosar y todo el mundo animándome. Había preparado algunos mates pero, al llegar a la final con Joe Wallace, en total tenía que hacer 8 mates y se me acababan las ideas. La final eran dos mates seguidos y empezaba Wallace, lo que era una ventaja para mí. Joe hizo un primer mate muy bueno, con giro de 180 grados, y quiso arriesgar en el segundo saltando desde el tiro libre. Falló sus dos intentos y me dejó el triunfo en bandeja. Así que pensé que mi primer mate también lo haría desde el tiro libre para, si fallaba, tener la oportunidad en el último de ganar. Salté pisando la línea y llegué con fuerza hundiéndola. El pabellón se vino abajo y en el segundo mate, de espaldas tras lanzar el balón a tablero, no te quiero ni contar. El premio fueron 100.000 pesetas del año 90, así que la fiesta de esa noche mejor no recordarla. Dos años después jugamos juntos Wallace y yo en Melilla y seguía pidiéndome que le invitara por haberse dejado ganar".

Fue el momento de gloria de un jugador que se retiraría en 1998, dejando su nombre en un pequeño apartado de la historia de nuestro basket.