Tel Aviv, Diciembre de 2005. En los últimos dos años el Maccabi no había pasado por una racha peor de juego y resultados como la del último mes. En su liga la competencia es ínfima, el último partido, correspondiente a la disputa de la Copa, fue un paseo ante un equipo filial, pero el Maccabi no es un club fabricado para competir por títulos menores contra clubes de nivel medio-bajo. El verdadero objetivo del Maccabi es la Euroliga, la competición en la que se miden a los mejores equipos del continente y en la que tienen que darlo todo. Y en esa competición los síntomas son preocupantes.

Para empezar, el Maccabi juega sin bases. Saras Jasikevicius cambió el amarillo del club de Tel-Aviv por el de los ribetes de los Pacers, y Yotam Halperin demuestra en Ljubljana que su juego no era tan inmaduro como se pensaba en Israel. Will Solomon y Derek Sharp son escoltas que no pueden jugar de base puro, y el juego aprendido de memoria durante años por los mejores jugadores macabeos se resquebraja durante los partidos.

Barcelona, Julio de 2003. El Barcelona desmiente que se haya firmado un contrato con Vlado Ilievski, pero admite el interés por el base macedonio. Días antes el club no había ejercido la opción de renovación por la que podían retener un año más a Jasikevicius pagándole un salario de un millón de euros. El club realizó una oferta más baja al lituano y su respuesta fue contundente, no. “Era una invitación a irme, era un chiste“, decía meses más tarde un Saras que siempre se ha mostrado agradecido por los años que pasó en Barcelona.

La estructura del Campeón de Europa perdía una de sus patas principales, y para reemplazarlo se dividió el trabajo en dos frentes:

1) Roger Grimau. No era un base, era un escolta, pero podía jugar de ‘uno’. Su traspaso costó 600.000 euros, el importe de la cláusula que recibió el Lleida (al parecer, en pago por plazos). Una apuesta por la juventud, un jugador que venía de hacer una gran temporada pero que pronto se rompió.

2) Vlado Ilievski. Macedonio, con pasaporte Serbio, llegaba para jugar sólo la Euroliga, pues su condición de extracomunitario le hacía quedarse fuera de la ACB en favor de Bodiroga y Anderson Varejao. Procedía del Olimpija de Ljubljana (igual que Jasikevicius), y fue una apuesta personal del entrenador Svetislav Pesic.

La trayectoria de Vlado Ilievski en el Barcelona

Sus primeras semanas en Barcelona fueron muy duras. La competición europea todavía no había comenzado, y la actividad de Ilievski se reducía a los entrenamientos, mientras que cada fin de semana tenía que ver como sus compañeros poníanen práctica lo preparado durante la semana. Pero la mala fortuna de un compañero favoreció a Vlado y pronto comenzó a jugar en la ACB.

Grimau se rompió, e Ilievski sustituyó a Varejao como segundo extracomunitario de la plantilla blaugrana en ACB, portando un imaginario cartel identificativo que lo delataba: “SUSTITUTO DE SARAS“, una afición enamorada de un lituano pendiente de las evoluciones de un macedonio cuyo historial no hacía más que evocar a su antiguo amor. Y obviamente, los barcelonistas no consiguieron olvidar a Jasikevicius.

“No importa a quien sustituya, Saras ha estado tres años aquí y lo ha hecho muy bien, pero yo soy Vlado Ilievski y mi deseo es jugar muy bien”, decía el cuestionado base macedonio tras sus primeros entrenamientos en Barcelona, señal de que ya sentía la presión mediática y de la afición.

Una de las cosas que tienen en común las historias de Solomon e Ilievski en su intento por sustituir a Jasikevicius es la confianza de sus respectivos entrenadores en ellos. Svetislav Pesic decía sobre Ilievski cuando todavía no había debutado con el Barça: “Es una muy buena apuesta para el Barça, tiene mucho talento y decidimos ficharle aunque no iba a poder jugar muchos partidos en la ACB“. Después, decidió incluirlo en la plantilla con la que disputaron los playoffs por el título (ganaron la liga ante el Estudiantes).

Al año siguiente, Nacho Rodríguez abandonó el proyecto, Grimau continuó superando lesiones e Ilievski comenzó la temporada como base titular indiscutible, una vez que Varejao abandonó el equipo rumbo a la NBA, y con el joven canterano Víctor Sada como base suplente. Sin embargo el año pasado fue aciago para el Barcelona e Ilievski no pudo hacer nada para agradar más a una afición que siguió añorando el año en el que lo ganaron todo. Pesic salió del equipo antes de que el verano finalizara, y la temporada fue un desastre en todos los sentidos.

Aún así, Ilievski trataba de encontrar la serenidad suficiente para desarrollar su juego de la mejor manera posible. “Ahora estoy más integrado, conozco más a mis compañeros y ellos me conocen a mí”, decía Vlado al comenzar la segunda temporada en el Barcelona, unas declaraciones cuanto menos curiosas, después de haber jugado un año entero con prácticamente los mismos compañeros.

Al finalizar la temporada, el club ejerció la cláusula de renovación que tenía sobre Vlado, una vez descartados los rumores que hablaban de un añorado retorno de Jasikevicius, pero Pesic lo reclamó para su proyecto italiano, donde está a las órdenes de la Virtus de Roma. Ilievski no lo dudó, y realizó las gestiones necesarias para volver bajo las altas del que fue su mentor y máximo valedor desde que en Julio de 2003 aterrizó en Cataluña. Ilievski comenzó de esta manera una nueva etapa, una etapa en la que ya podrá desarrollar su propia personalidad sobre la cancha lejos de la presión y en la que además podrá seguir creciendo bajo el manto protector de Svetislav Pesic.

Las cábalas veraniegas del Maccabi

Tras su marcha del Barcelona, Saras pasó dos años en Israel. Fueron sus mejores temporadas a nivel deportivo, dominó Europa como quiso, y consiguió dos Euroligas más para añadir a su palmarés. En las Olimpiadas de Atenas, humilló a la selección de Estados Unidos, y su juego atrajo a Larry Bird y a media NBA, pero fue el pájaro que una vez maravilló al mundo con sus Celtics el que más interés puso en contratarle. Saras dejó a los hebreos y se fue a la NBA, firmando un contrato trianual con los Indiana Pacers.

El Maccabi era un equipo hecho y derecho, con sus bases asentadas, con un carácter, una filosofía y un estilo de juego muy personales que ahora Gershon trata de encontrar sin Jasikevicius. Pero antes del naufragio que se vive en Tel-Aviv, se vivió una especie de casting para encontrar al sustituto perfecto de Saras. ¿Fue Solomon la primera opción?

No. La primera opción era un jugador que curiosamente acabó en el Barcelona. Su nombre: Shammond Williams. El base con pasaporte georgiano era el objetivo amarillo y dicen las malas lenguas que se puso sobre su mesa una oferta más suculenta económicamente que la blaugrana. Sin embargo, las acciones que uno realizó en el pasado siguen teniendo repercusión años después, y las declaraciones de Pini Gershon sobre la inteligencia de los jugadores atendiendo al color de su piel fueron decisivas para que Shammond rechazara jugar en el Maccabi.

Así las cosas, con el orgullo del mejor equipo del Europa herido, el club presidido por Simon Mizrahi tuvo que ir descartando en el mercado a bases con contrato (Papaloukas), a jugadores que cuyo rendimiento era una incógnita al más alto nivel (Popovic) y finalmente se decantaron por un americano que ya había jugado en Israel y había demostrado ser un ganador (Will ‘Willie’ Solomon, campeón de la Uleb Cup con el Hapoel de Jerusalen).

Era una elección, cuanto menos, arriesgada. Solomon había el líder del máximo rival del Maccabi, Solomon era un jugador completamente diferente a Jasikevicius, Solomon había tenido roces con Pini Gershon… pero Solomon era el elegido. Multitud de encuestas en la red lo situaban como la peor alternativa posible según la opinión de los aficionados, pero a partir del mismo momento en el que Willie firmó, todas las instancias del club se volcaron para apoyarlo.

Gershon defiende su elección

Pero una vez comenzada la Euroliga, el equipo israelí ha empezado a hacer aguas en la posición de base. El diagnóstico está claro, ni uno solo de los jugadores puede jugar de base y hacer moverse al equipo, Willie Solomon tiene un físico privilegiado, es intenso en defensa y puede anotar desde fuera, pero no sabe leer los partidos.

Gershon intentó desviar las críticas hacia sus superiores. “Yo quería que en verano ficháramos un base y me trajeron un alero porque era más barato“, dijo el técnico, refiriendose al fichaje de Sharon Sasson. Desde entonces los rumores sobre una nueva incorporación no han cesado. Drod Hagag es el hombre que más suena, un base israelí que siempre ha estado en la agenda del Maccabi y que ahora vive en Atenas, jugando para el AEK.

Pero el polémico entrenador desmiente cualquier intento de cambiar la plantilla en este momento. “Dror Hagag es un invento que ustedes, los periodistas, han tenido. Si no es lo suficientemente bueno para el AEK… ¿va a ser lo suficientemente bueno para el Maccabi?“. Otro base sonó para el Maccabi en verano, Cookie Belcher (primo de Tyronne Lue), que finalmente fichó por el Bnei Hasharon y en la actualidad está lesionado, con una mano rota.

Si Solomon no está rindiendo bien… ¿por qué el Maccabi no lo corta?

Si se tienen en cuenta todos los factores que hemos rescatado sobre la estacia de Will Solomon en Tel-Aviv, es evidente que lo más sencilo sería cortar al jugador ahora que la temporada sólo ha hecho comenzar y fichar un base puro que en un equipo que cuenta con Vjcic, Baston, Parker, Arnold, Sharp y Burstein, no tendría por qué ser una megaestrella, pero dos son los motivos para que Wille permanezca, y ninguno de ellos tiene nada que ver con aspectos terrenales, sino de ego y supersticion:

1) Pini Gershon no va a reconocer que una elección hecha por él es errónea. el técnico israelí es capaz de llevar sus ideas hasta el último extremo aunque claramente se aprecie que la elección realizada no es la correcta. Pini es capaz de defender a su jugador más que a ninugno otro de la plantilla y destacar en él los aspectos en los que supera a Jsaikevicius: “Solomon no sabe jugar el pick’n’nroll tan bien como Saras, pero él tiene una gran capacida de penetración que Saras no tenía“. Quizás la capacidad atlética del lituano sea menor que la de Solomon, sí, pero el hecho de que Will no sepa jugar el bloqueo y continuación con Vujcic en un equipo que lleva basando sus ataques en esta figura durante dos años consecutivos es más que grave.

2) Simon Mizrahi, GM del Maccabi, hombre de negocios y espíritu viviente del club, es un señor más que supersticioso y piensa que cortar a un jugador durante la temporada trae mala suerte. “Siempre que hemos cortado un jugador a mitad de la temporada ha pasado algo malo“, declara el hombre que durante 35 años ha ocupado el puesto más alto de la jerarquía en la escala de mando macabea.

Y es que el Maccabi es un equipo de maldiciones. Un repaso a las trayectorias de los jugadores más importantes que han abandonado el club en el pasado reciente deja un bagaje escalofriante. Nate Huffman tuvo que abandonar el baloncesto profesional con una rodilla destrozada tras cumplir su sueño de jugar en la NBA, Oded Kattash, ávido de Dracmas, emigró a Grecia donde ganó la Euroliga con el Panathinaikos pero un verano después también tuvo que retirarse debido a una lesión. Doron Sheffer tuvo que superar un cáncer durante los años en los que se fue de Tel-Aviv, y Rashard Griffith es incapaz de aguantar más de 30 minutos por partido jugando en la Liga LEB aunque sólo tiene 31 años.

Duelo de damnificados

El próximo jueves, 15 de diciembre, la ciudad de Barcelona acogerá el enfrentamiento entre las dos últimas novias europeas de Saras, un Winterthur Barcelona que ya parece haber rehecho su vida siguiendo el camino balcánico marcado por Savic e Ivanovic frente a un Maccabi que se aferra a su nuevo amor, Solomon, sin poder dejar de compararlo con Saras (para desgracia del americano). Un partido en el que aunque nadie quiera mencionarlo, la sombra de Jasikevicius estará más presente que nunca.