Kerem Tunçeri es esa clase de jugadores que no se arruga por nada. Nadie le intimida y no duda en asumir los riesgos, a él la bola jamás le quema en la mano. Se trata del complemento perfecto a Raúl López y si el de Vic no tiene un buen día, ahí está el turco para tirar del equipo. Lo demostró durante buena parte de la temporada pasada, con aquellos grandes partidos realizados en la recta final, precisamente cuando más se dudaba de su calidad. Tunçeri demuestra partido a partido que es uno de los mejores bases de la ACB y que merece estar en el actual campeón de la misma. Su ausencia en el pasado Europeo de Madrid aún no es comprendida por muchos sectores baloncestísticos. Quizá con el bueno de Kerem, el destino de Turkoglu y compañía podría haber sido diferente. Pero eso es algo que ya no sabremos.
Sin embargo, si ustedes ven un partido del Madrid se darán cuenta de la importancia de Tunçeri en los triunfos de los blancos. Más allá de meter canastas estratosféricas desde el medio campo, como hizo frente al Cajasol, Tunçeri define momentos. Esta mañana, sin ir más lejos, el Gran Canaria se ponía a dos puntos merced a un triple de Guerra. El capitán de los isleños apretaba el marcador y no quedaba demasiado tiempo. ¿Qué hizo Tunçeri? Pues jugarse un triple en la siguiente jugada desde un lateral, encestarlo y decidir medio partido. No es la primera vez que el baloncesto eléctrico, exótico y algo alocado del turco cambia el rumbo de un partido. No se fijen en la estadísticas, porque muestran solo una parte del peso y la importancia que el baloncesto de este peculiar base tiene en el Real Madrid.