Mañana de basket en el Carpena con la resaca de la noche más ilusionante del año y con la ilusión de la Copa en la retina (y las cabezas) de todo el que andaba por el pabellón en el día de hoy. Unos, los de casa, con la idea de hacerse la foto con el cartelito de clasificados para viajar a Madrid en febrero. Los otros, los de más lejos, mirando vuelos para llegar a Madrid.
De entrada y ante quintetos rarunos de mañana de Reyes Magos, atacaba Unicaja la bisoñez y menos ingenio de Niang. Lessort desenvolvía el regalo y el senegalés enfilaba el primero el camino de la banca en la primera y rápida rotación canaria. Hacía frío en el Carpena y las muñecas se resentían de aquello, pues entre los dos equipos hacían un 1/10 en T3 en los primeros siete minutos de juego. El tanteo era de torneo de formación e Iberostar Tenerife se empeñaba en perder bolas, a pesar de las lecciones habladas de Vidorreta desde la banca.
La suerte de los canarios estaba en el desacierto exterior malagueño, cuyos tiros liberados los escupía el aro como si se hubieran portado mal los aleros de la casa durante todo el año. Opositaba el partido a records de anotación negativos para un 17-13 en 15 minutos. Y, de repente, en el desierto del desacierto, dos triples seguidos de Iberostar y un canastón de Davin White daba las primeras ventajas a los del subtrópico (17-21 min. 16). Volvía Lessort (ya sin las alegrías que le daba Niang) para ser el único local con el aro abierto y retornar a su equipo al liderazgo. Y ahí se quedó Unicaja hasta el descanso. Un parcial de 0-9 liderado por el IQ de White dejaba la cosa al descanso en un 22-30 de hacérselo mirar a los dueños de la cancha con su 29% en tiros de campo.
Parecía que se habían lavado las manos los jugadores en el descanso y empezaban a entrar los tiros exteriores, sobre todo los de Beirán, que con ocho puntos consecutivos subía las ventajas de amarillo y negro (28-40 min. 25). Subían los tanteos y se veían por fin canastas de la forma asidua de la profesionalidad. Las rotaciones canarias permitían acercarse siquiera a los malagueños, que detrás no podían ahora con la fluidez del pase de balón canario. Dos partidos, sólo dos, le hicieron falta al jugón de White para volver a demostrar toda la calidad que lleva desplegando años por nuestros pabellones. En el tercero y con minutos para calentar su maltrecho cuerpo hacía lo de siempre, como meter triples sobre la bocina y dejar la última pausa en 43-55.
No se encontraba Unicaja en la mañana de hoy y desde Tenerife se vislumbraba el camino hacia Madrid con un parcial de 0-4 en dos minutos que estiraba la cosa al +16 visitante con Iverson creciendo en cada ataque. White seguía repartiendo clase, ahora con otro triple desde la esquina para marcar otra máxima ventaja. Le ponía el tapón al partido Iberostar Tenerife desde la defensa, volviendo a bajar los porcentajes locales, mientras delante Davin White se divertía para el 49-69 a cinco minutos del final. El frío se trasladaba ya a las gradas. Seguía creyendo Lessort a pesar de que ya todo contaba para el basurero de los minutos intrascendentes, hasta dejar la cosa en un 61-78 final de billete aéreo hacia Madrid.