Baxi Manresa y Valencia Basket se veían las caras con aspiraciones totalmente diferentes. El cuadro local afrontaba este partido con la intención de seguir con la racha de victorias iniciada la pasada jornada frente al Joventut y dejar atrás, de este modo, los puestos de descenso. Valencia, por su parte, llegaba tras dos jornadas de Euroliga en las que conoció la victoria (frente a Baskonia) y la derrota (frente a Olimpia Milano). Su cómoda victoria frente a Movistar Estudiantes era su último registro en el campeonato nacional, donde la clasificación para la Copa del Rey de Málaga era ahora el objetivo principal.

Los de Pedro Martínez comenzaron el partido con el aro entre ceja y ceja. Una puesta en escena que derivó en una ventaja inicial de 10-3. Jordan Loyd, el máximo anotador de Valencia, tiró de su amplio arsenal anotador para tratar de iniciar la reacción de su equipo. Pero no bastaría con eso. Los rebotes en ataque y la facilidad anotadora de los locales serían constantes a lo largo del cuarto. William Magarity, con siete puntos y dos rebotes, sería el máximo protagonista en la ofensiva de su equipo. El movimiento de balón de Manresa se vio personificado en Dani Pérez, quien con seis asistencias fue uno de los motores que ayudaría a poner un parcial de más 13 a falta de dos minutos para el final de primer cuarto. Los catalanes no bajaron en ningún momento el pie del acelerador. Tal era la situación que consiguieron anotar 31 puntos frente a los 14 de Valencia. Los de Jaume Ponsarnau necesitaban de su defensa para frenar la comodidad que sus rivales mostraban en el apartado ofensivo, que acaban el cuarto con un 72% en tiros de campo. La diferencia en el marcador se iría hasta los 17 puntos, con los locales como claros dominadores del encuentro.

Tras uno de los mejores arranques en lo que va de temporada para los manresanos, afrontaban el segundo cuarto con la misma intensidad. La anotación desde el banquillo sería una de las claves para Manresa. Davis Kravish y Aleksandar Cvetkovic se bastaron para anotar 11 puntos conjuntamente. El ambiente navideño se podía notar en las gradas del Nou Congost, cuya afición no paraba de disfrutar de lo que veían en la pista. Pese a que los errores en ataque seguían sucediéndose para Valencia durante los primeros minutos del cuarto, un impulso anotador los volvía a meter en el partido. Un parcial de 7-10, sumado a su esfuerzo defensivo dieron sus frutos. Alberto Abalde y Jordan Loyd, con cinco puntos cada uno, fueron los más acertados de cara a canasta para los suyos. La calidad en el poste del montenegrino Bojan Dubljevic también fue de gran ayuda. Pese a todo, la diferencia no bajaría de los diez puntos, muestra de la constancia que los catalanes mostraron a lo largo de la primera mitad. Con un igualado 44-34, ambos equipos ponían rumbo a vestuarios para tomar un respiro y corregir errores.

El tercer cuarto tuvo una tónica completamente diferente a lo visto anteriormente. Sin duda, Ponsarnau supo cómo ponerle las pilas a sus jugadores, que supieron reducir la ventaja de los locales a ocho puntos. Manresa veía frenado su gran rendimiento en ataque. Los valencianista volvían a parecer un equipo de Euroliga, con mucho más criterio a la hora de atacar y defender. Poco a poco, los locales volvían a poner distancias en el marcador. Un parcial de 6-0 frenaba el buen comienzo de sus rivales y obligaba a su entrenador a parar el partido, pero ni el tiempo muerto fue suficiente para cambiar las tornas. La balanza vovía a decantarse para el lado de los catalanes. Las pérdidas en ataque de Valencia, sumadas a su escaso 35% en tiros de campo fue un impedimento a la hora de tomar la iniciativa. El marcador era de 60-48 al final del tercer cuarto, con un parcial de 16-14.

La falta de fluidez en ataque por parte del cuadro visitante parecía desaparecer tras un inicio positivo en el último cuarto. Liderados por un enchufado Jordan Loyd, conseguirían reducir la ventaja a tan solo seis puntos. Cuando parecía que el partido podía entrar una fase de igualdad, Manresa tiró del calor de su público para reaccionar y volver a poner el más diez en el marcador. A falta de cuatro minutos para el final, ambos equipos se pusieron las botas de anotación para luchar por la victoria. Cada ataque acabado en canasta era respondido de inmediato por el equipo contrario. Una falta en ataque sobre Dubljevic le daba la posibilidad a su equipo de ponerse a cuatro, que dejaba un marcador engañoso para quien acabase de conectar. Como si nada hubiese ocurrido, la recta final deparaba un partido nuevo. El norteamericano Loyd no dejaba de brillar y con la ayuda Doornekamp conseguían poner tablas a 72 a falta de dos minutos para el final. El partido se decidiría en el último minuto, y Dubljevic supo de la importancia que esta victoria tenía para su equipo. Un rebote en ataque y otra canasta en la pintura le daban vida a su equipo, pero Dulkys no estaba por la labor de dejar escapar un triunfo que minutos atrás parecía asegurado. Cuando todo parecía acabado, Abalde mostró su sangre fría anotando una bandeja que llevaba el partido a la prórroga. A falta de dos segundos, Ryan Toolson le daba el gordo de navidad a su afición con un triple sobre la bocina para poner el definitivo 79-76 en uno de los partidos de la jornada.