Mario Saint-Supéry sopla las velas de su cumpleaños en plena consolidación como una de las joyas más brillantes de la Liga Endesa. El base malagueño, que esta temporada ha dado un salto importante en su desarrollo con la camiseta del BAXI Manresa, afronta ahora una breve etapa de incertidumbre respecto a su futuro, pese a tener contrato con Unicaja.

LA DECISIÓN DE MARIO SAINT-SUPÉRY, EN EL AIRE

A caballo entre el presente en Manresa y la nostalgia por sus raíces en Málaga, Saint-Supéry no oculta que su vínculo con el club que le vio crecer sigue muy presente. “Joder, es mi casa”, resume en un reportaje de ACB con contundencia cuando habla de Unicaja, dejando claro que, más allá de la pista existe un fuerte componente emocional en cualquier decisión que tome.
 
 
Con el curso en su tramo final y Manresa peleando por los playoffs, el internacional español se mantiene centrado en el objetivo inmediato, aunque ya empieza a mirar hacia adelante, con el Draft NBA como posibilidad. “Ahora mismo estoy centrado en terminar bien la temporada, en ayudar al equipo al máximo… pero ya cuando tenga que tomar las decisiones seguro que tomo la decisión correcta. Y tengo muchas ganas de saber qué pasa en el futuro. Estoy muy ilusionado, la verdad”, aseguró con una mezcla de madurez y entusiasmo.
 
Esa decisión, claro, no será sencilla. El contrato con Unicaja sigue vigente hasta 2028, pero las circunstancias del mercado, las necesidades del equipo malagueño y las propias aspiraciones del jugador abrirán un abanico de posibilidades. Desde un posible regreso al Carpena hasta nuevas experiencias que sigan puliendo su talento en otros destinos.
 

EL UNICAJA, SIEMPRE EN SU CORAZÓN

Más allá de lo que dicte el próximo paso en su carrera, Saint-Supéry no duda en mostrar su cariño por el club de su vida. “A ver, yo soy de Málaga, yo soy malagueño, entonces a mí todo lo bueno que le pase a Unicaja que no interfiera con Manresa, me parece genial. Y yo siempre voy a querer, mientras no interfiera con Manresa, siempre voy a querer que ganen”, expresó.
 

Desde que debutó con apenas 15 años en la BCL con Unicaja hasta hoy, su evolución ha sido constante y firme. Ahora, el reto es consolidar su crecimiento sin perder de vista sus raíces. Con la cabeza bien amueblada y el apoyo de su entorno, Saint-Supéry afronta el futuro con ambición y los pies en el suelo.

En un contexto en el que cada vez más jóvenes españoles cruzan el charco para probar suerte en la NCAA con contratos cada vez más atractivos, la figura del base malagueño, junto a los Hugo González y Sergio de Larrea, simboliza otro modelo: el del talento que progresa paso a paso en casa, con trabajo y sin prisas. ¿Será Málaga su próxima parada o volverá a salir para seguir creciendo?

MARIO SAINT-SUPÉRY: DE PROMESA ACB A REALIDAD

En una temporada en la que ha roto varias barreras de precocidad y ha acumulado actuaciones destacadas en Liga Endesa —con picos de 20 puntos frente a Andorra o 18 ante el Baskonia—, Saint-Supéry ha demostrado que no solo es futuro, sino también un valor ya presente en la élite. Su paso por Manresa está siendo una etapa dorada para su progresión, donde ha encontrado continuidad y confianza con Diego Ocampo y una conexión inmediata con la afición del Nou Congost.

“Soy un jugador muy emocional y muy sentimental, y yo creo que lo expreso en la pista… eso me ha ayudado desde el primer momento para congeniar muy bien con la afición. Me gustan los ambientes así animados, caldeados, y ellos lo dan desde el primer momento, es brutal”, confesó el joven base, que ha encontrado en el club catalán un entorno idóneo para su maduración.