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La derrota sufrida ante el Kalise Gran Canaria ha supuesto un duro golpe para el Alta Gestión Fuenlabrada, puesto que tras la inesperada victoria naranja en Málaga ante el Unicaja, parecía que se habían salvado los muebles puestos en peligro tras la derrota casera en León.

Sin embargo, el Kalise Gran Canaria ha dejado de ser el visitante complaciente que contaba por derrotas sus desplazamientos en el inicio de la temporada y ya encadena tres victorias consecutivas lejos de Las Palmas.

La primera parte de los insulares fue arrolladora, repleta de acierto -especialmente desde más allá de los 6,25-, hasta el punto de plantarse con 50 tantos en el descanso.

Marcus Norris lideró un ataque que incluyó tiros muy difíciles anotados por Carl English, otros más fáciles permitidos por una defensa naranja que no estaba fina, y otros imposibles como el que cerró el primer cuarto sobre la bocina.

Sólo en el último cuarto el Fuenlabrada espabiló y apretó los dientes para endurecer la defensa. De esta manera consiguieron frenar la sangría que estaba haciendo el juego grancanario, con un Sergio Pérez que volvía a Fuenlabrada para mostrar su juego más efectivo (9 puntos sin fallos).

La figura de Chris Hernández brilló con fuerza al anotar su cuarto triple de cuatro intentos, pero pronto se vio eclipsada por pérdidas de balón que reducían más aún las opciones locales. Especialmente dolorosas fueron las que se produjeron por falta de entendimiento del mexicano con Jorge García en los saques de fondo.

Al final, con Saúl liderando la ofensiva fuenlabreña y un Marko Tomas más apagado de lo habitual -precisamente hoy que Joan Plaza estaba en el palco siguiendo sus evoluciones- el partido se fue apagando y llegando al 80-90 definitivo.

Más tarde se conocía la victoria del León en Vitoria, que unida a la del MMT Estudiantes esta mañana ante el Ricoh Manresa deja a los de Ponsarnau y a los de Casimiro con nueve victorias, bajo el acecho de Estu con 8 y León con 7.

La clasificación ha sufrido una nueva compresión en el vagón de cola. Faltan ocho semanas y parece que la a partir de ahora la lucha por esquivar el pozo de la LEB será de infarto.

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