Personajes Fallecidos Baloncesto

La mañana no podía amanecer más triste cuando conocíamos el fallecimiento del periodista malagueño Paco Rengel, un amante del baloncesto que hizo tanto por el deporte de la canasta, y cuya gran figura merece un sincero y sentido homenaje por nuestra parte.

Paco era una persona admirable, sincera, generosa e íntegra, que durante toda su vida luchó por transmitir su pasión por el baloncesto a todo aquél que leía alguno de sus escritos o se acercaba a charlar con él. Siempre te recibía con amabilidad y una sonrisa, aunque no estuvieses de acuerdo con alguna de sus opiniones.

Su vinculación con el baloncesto proviene desde sus primeros años, cuando fue jugador y entrenador. Entre 1981 y 2008 ejerció su trabajo como periodista en el Diario Sur, donde llegó a ser Director de Deportes y se convirtió en una referencia obligada del baloncesto en Málaga. En 1986, fue jefe de prensa en Málaga del Mundobasket celebrado en nuestro país. De esa época contaba jugosas anécdotas sobre el equipo estadounidense, que jugó en la sede malagueña la primera fase. En el año 2001, Paco Rengel lanzaba una de las páginas web pioneras y más interesantes del baloncesto en castellano, basketconfidencial.com, que rápidamente se convirtió en un sitio predilecto, por la calidad de sus colaboraciones, para todos los que estamos interesados en este deporte. En enero de 2009, en el repaso que hicimos de las páginas web que estaban dedicadas al baloncesto, tuvimos ocasión de entrevistarlo. También sería fundador y editor de ymalaga.com, su último proyecto en el periodismo digital.

Como escritor, Paco Rengel publicó varios libros: Periodismo, triples y tiros libres, una recopilación de artículos suyos sobre el mundo del periodismo y el baloncesto; su novela ADN, una narración muy personal sobre el periodismo, la Guerra Civil española y la Memoria Histórica; y Coma… punto y seguido, la historia de superación de Óscar Libona, un compañero de generación de Berni Rodríguez que vio su vida modificada por un accidente de tráfico.  

Ha recibido diversos homenajes por su labor en pro del baloncesto. En el año 2001, la Fundación Pedro Ferrándiz le concedió su máxima distinción, el Quijote de Plata. Y en el 2008, la liga ACB le entregó, de manos de Eduardo Portela, el escudo de oro de la ACB por sus años de dedicación al basket.

En octubre de 2009, nacía un proyecto ilusionante para los seguidores del baloncesto. Álvaro Martínez, Matías Castañón y Fran Guillén ideaban el nacimiento de Radio Solobasket, que emitiría, a través de streaming por internet, los partidos de aquellos equipos que no eran televisados. Queríamos contar con los mejores comentaristas para ayudar a nuestros narradores, en muchos casos debutantes, y Paco Rengel se volcaba con nosotros, con esa generosidad que siempre le caracterizó, convirtiéndose en comentarista de los partidos de Unicaja junto con quien esto escribe, que era un manojo de nervios por enfrentarse a la radio por vez primera, y por estar al lado de un grande. Es imposible transmitir por escrito la admirable paciencia, digna de monje eremita, que Paco demostró a mi lado el primer año. La wifi de prensa no llegaba hasta las cabinas radiofónicas, situadas en la parte superior del pabellón, y teníamos que tirar de la conexión 3G de un pincho USB que contratamos con una empresa de telefonía. Pero había un problema añadido: la proximidad de un centro comercial con techumbre metálica hacía de pantalla e impedía que la señal apenas llegara. Fueron innumerables las ocasiones en las que tuve que cortar a Paco, en medio de una interesante aportación sobre táctica o sobre el desarrollo del partido, para decirles que no siguiera, que lo sentía mucho, pero que se nos había caído la señal y que no nos oía nadie. Destacaba la paciencia como una virtud más del buen talante de Paco, porque jamás percibí un atisbo de mala cara por su parte en esas situaciones. Era de agradecer que alguien de su experiencia y su valía siguiera, semana tras semana, sufriendo conmigo por la maldita conexión que no paraba de caerse. Paco siempre estuvo allí, ayudándonos y apoyándonos. Por fortuna, la temporada siguiente, Unicaja reformaba el pabellón y ubicaba la tribuna de prensa en una esquina, instalándonos ADSL a los redactores (era el primer club de ACB que lo hacía). Fue la temporada que más disfruté a su lado. La conexión iba como la seda, y disfruté enormemente (y quiero pensar que lo hicimos ambos) en esos partidos en los que Unicaja ganaba de forma holgada y nos dedicábamos a divagar sobre el mundo del baloncesto. Tengo recuerdos imborrables de su maestría en aquellas retransmisiones. Yo, que me gano la vida como docente, me sentía como un alumno ilusionado junto a él, aprendiendo de todo lo que sabía y contaba, y de cómo lo hacía.

Lamentablemente, el ilusionante proyecto de Radio Solobasket se hizo inviable por diversas razones. Pero a aquella experiencia le debo el haberme ofrecido el privilegio de conocer a Paco y de disfrutar de su amistad. Desde entonces, las pocas veces que yo podía acudir al Martín Carpena, me sentaba junto a él, con una ávida intención de aprender y de pasar un buen rato. Cuántas veces el partido se convirtió en algo secundario para mí, porque disfrutaba de su compañía y de su conocimiento de nuestro deporte. Hasta incluso las veces en las que teníamos discrepancias, como nuestra valoración de la etapa de Aíto García Reneses como entrenador de Unicaja. Paco siempre fue exquisito y profundamente cordial en el trato personal. 

Quien firma estas líneas quiere pedir disculpas a los lectores si ha dejado llevar por los sentimientos y ha llegado a ponerse demasiado emotivo en algún momento del artículo. Sin duda, este es el escrito con mayor implicación emocional que haya escrito nunca para Solobasket, porque Paco ha dejado huella en todos los que fuimos afortunados por tratarlo y quererlo.

Que Paco nos haya dejado con un vacío irrecuperable, durante el fin de semana que se disputa la Copa del Rey de ese baloncesto que tanto amaba, resulta paradójico. Su ausencia se va a hacer sumamente dolorosa al no verlo en su sitio habitual de la tribuna de prensa del Martín Carpena. No te imaginas lo que te vamos a echar de menos, amigo. No sólo los que tuvimos el inmenso privilegio de conocerte y quererte, sino todos los que, como tú, amamos este deporte. Gracias por todo. La enorme deuda que el baloncesto malagueño y nacional tiene contigo, permanecerá para siempre como homenaje a tu buen hacer. Y tu recuerdo pervivirá con nostalgia en nosotros, gente como tú, gente de basket. Hasta siempre, amigo Paco.