Co-autor: Javier Roldán

La llegada de Sergio Hernández al banquillo de Casademont Zaragoza dibujó una sonrisa en los aficionados maños. Después de un inicio torcido que conllevó a la destitución de Diego Ocampo, desde las oficinas del club decidieron que Oveja Hernández era el sustituto ideal para cambiar la dinámica del equipo. Se trata de un entrenador con ámplia experiencia en el básquet de alto nivel tanto en la Selección Argentina como la Liga Nacional de Básquet de dicho país, pero que aún no había acumulado partidos de este lado del charco. 

A pesar de que Sergio es conocido y reconocido en el mundo de la naranja, vamos a darle una vuelta de tuerca más a su figura para aquellos que aún no estén familiarizados con él. Lo hacemos con la ayuda de una de las personas que más y mejor lo conoce, con su mano derecha en la selección, Silvio Santander.

Sergio es un entrenador al que siempre se ha destacado por su labor como gestor de grupos. Sus equipos siempre han aupado ese sentimiento de pertenencia que tanto gusta al aficionado, porque él cree que es fundamental para que un equipo funcione. “Tiene una gran gestión de equipos, con equilibrio a la hora de exigir y de generar esa confianza donde el jugador se pueda sentir cómodo”, dice Santander.

Su experiencia en el baloncesto sudamericano es más que exitosa, habiendo dirigido en 21 temporadas y con 21 títulos en su palmarés. Sergio es un ícono de la liga doméstica, siendo el entrenador que más partidos dirigió en la competición, con más de 1000, el que más victorias consiguió, nombrado entrenador del año en tres ocasiones y habiendo dirigido uno de los equipos del juego de las estrellas de la liga en 12 oportunidades. Su etapa más exitosa fue en Peñarol de Mar del Plata, donde se convirtió en el único entrenador en conquistar un tricampeonato de la Liga Nacional de Básquet Argentina. Además de su amplia experiencia a nivel clubes, la Selección Argentina avala su condición. Con ella consiguió diversos resultados destacados, con el subcampeonato en el Mundial de China 2019 como el más reciente.

Silvio Santander remarca que su trayectoria lo avala, “Sergio ha ganado tanto con clubes como selecciones, lo que nadie hizo. Ese perfil ganador lo puede transferir a Zaragoza”. Este es uno de los puntos a favor del entrenador argentino, ese gen ganador que lo acompañó siempre y del que carece esta temporada el equipo aragonés.

El Oveja llega a mitad de temporada, y por eso Silvio avisa: “necesita un proceso. Es muy difícil llegar y cambiar la dinámica sin tiempo.” A pesar de ello, el cambio de aires se antojaba imprescindible para un equipo que solo consiguió dos victorias en sus nueve partidos disputados de Liga Endesa. “Hay situaciones inherentes a un equipo, que se mantienen, y otras en las que un coach puede moldear”, esto que dice Silvio es lo que habrán pensado en los despachos. La llegada de Oveja puede ser el ‘sacudón’ necesario para despertar a un equipo dormido. Él siempre apostó por un juego coral, aunque una capacidad notoria para adaptarse a sus jugadores. La libertad como bandera para la creación, aunque siempre enmarcada dentro de una notable riqueza táctica.

Nico Brussino conoce bien a Sergio, ya que lo tuvo como entrenador en Peñarol. En una entrevista con Básquet Plus, el escolta avisaba que para él significaba mucho tener a un entrenador que lo conozca tanto como Sergio a él. Santander, que conoce de primera mano a ambos, es tajante: “se conocen mucho y se van a ayudar mutuamente, sin dudas”.

Oveja confía plenamente en su equipo técnico. En el pasado mundial incluso llegamos a ver al propio Silvio Santander con la pizarra en mano dibujando una jugada en un tiempo muerto para un saque de banda que salió a la perfección. Esta confianza ciega en su equipo técnico logra que el clima familiar sea aún más fuerte, algo fundamental en épocas de crisis.

Santander dice que “la evaluación se hará mucho más adelante”, aunque los hinchas del Casademont han cambiado la cara solo con ver a Sergio dar órdenes desde la banda. Su discurso, siempre medido pero acertado, no esconde verdades ni medias tintas. Él va de frente y con una claridad ejemplar, independientemente de los resultados. Su figura lo avala, claro.

Su camino en el viejo continente recién empieza, pero su trayectoria en sudamérica es ejemplar. “Sergio es bandera del básquet argentino. Es uno de nuestros referentes históricos junto a la Generación Dorada, a León Najnudel, Julio Lamas, Rubén Magnano, el Che García o Fernando Duró, sentencia Santander.

La ACB era casi una obsesión para Sergio, y por ello representa uno de los retos más grandes de su carrera. Ponerse a prueba con 57 años y tras cientas de victorias es cosa de pocos, y el Oveja es uno de ellos. Su desafío será lograr en pocos meses y con una plantilla ya confeccionada adueñarse del equipo. Si logra que el Casademont Zaragoza tenga una identidad propia, ya habrán ganado ambos. La nota se pondrá a final de temporada, aunque él no necesita un aprobado de nadie. En esto del baloncesto, Sergio Hernández ya aprobó hace rato.