Desde tiempos inmemorables es sabido que el público madridista es uno de los jurados más exigente del mundo del deporte, incluso hacia sus jugadores. La hinchada blanca, acostumbrada a épocas doradas plagadas de éxitos, siempre exige el máximo y no acepta con agrado las derrotas. Todo jugador que ose vestirse la elástica blanca, sabe que va a estar sometido constantemente a examen. Una evaluación continua que es bien conocida por un alero odiado y querido a partes iguales: Rodolfo Fernández “Rudy”.

El romance entre Rudy y el Real Madrid se remonta a septiembre de 2011. El lockout de la NBA dejaba libre a sus grandes estrellas, sin una fecha clara de regreso a las pistas americanas. Florentino Pérez, en su misión de reconstrucción de la diezmada sección de baloncesto, apuntalaba la nueva plantilla con jugadores como Jaycee Carroll o Martynas Pocius, y daba las riendas del equipo a un “desconocido” Pablo Laso (tras el fracaso de la era Messina). Florentino era consciente de la necesidad de una estrella, y apostó por el retorno a España de uno de los mayores talentos nacionales: Rudy Fernández.

El alero mallorquín recalaba en la casa blanca para convertirse en la piedra angular del nuevo proyecto blanco en Europa. Sus grandes números en el Joventut, sus magistrales actuaciones con la selección española, y su buen hacer en la NBA con los Portland Trail Blazers; le habían convertido en una joya codiciada por media Europa.

La temporada blanca comenzaba y Rudy demostraba valer cada euro de su contrato. Unos números de estrella tanto en liga Endesa (16,1 puntos, 3,8 rebotes, 2,7 asistencias y 2,5 robos por partido) como en Euroliga (11,5 puntos, 2,8 rebotes, 2,3 asistencias y 1,3 robos por partido) que permitían al Real Madrid terminar la fase regular de la Euroliga con un balance de 8-2, y ostentar el primer puesto de la clasificación de la liga Endesa junto al Baskonia con un balance de 8-2.

Un periodo de fantasía para el aficionado blanco, viendo como el club de su vida resurgía de sus cenizas enamorando a toda Europa con un juego rápido y atractivo, personificado en su estrella Rudy Fernández, con jugadores de la talla de Serge Ibaka, Sergio Rodriguez, Sergi Llull o Nikola Mirotic como escuderos.

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Pero la felicidad en la casa blanca duró poco. El 8 de diciembre de 2011, el convenio de jugadores y la NBA llegaban a un acuerdo dando por finalizado el periodo de huelga. Jugadores con contrato NBA desperdigados por todo el mundo se veían obligados a retornar a los Estados Unidos para comenzar la temporada regular con sus respectivas franquicias. El Real Madrid veía como su gran estrella Rudy Fernández, y su roca defensiva Serge Ibaka, eran arrebatados de sus dominios por las temibles garras de la NBA.

Un golpe duro para el conjunto blanco en la primera fase de la temporada. Pero tocaba seguir hacia delante cada uno por su camino. El Real Madrid conseguía alzarse con el título de Copa del Rey ante el FC Barcelona, pero caía sin premio en liga Endesa (derrota 3-2 en la final ante el eterno rival) y Euroliga. Por el otro lado, Rudy comenzaba una nueva etapa en la NBA (traspasado de Portland a Dallas, y desde ahí a Denver) en las filas de los Denver Nuggets, promediando 8.6 puntos. 2 rebotes y 2,4 asistencias en los 31 partidos que disputó en la temporada.

Llegaba un nuevo verano y los aficionados blancos solo podían pensar en una cosa: “Rudy termina contrato en la NBA”. Florentino no quiso alargar el regreso de su estrella, confirmando en julio de 2012 el retorno del alero mallorquín al Real Madrid. Un regreso ansiado por todos los madridistas, con una efervescente esperanza brotando de nuevo en sus corazones. El Madrid recuperaba a su estrella y tocaba recuperar la gloria de antaño.

En su vuelta de blanco, Rudy recogía la batuta del equipo liderando a los blancos en todas las competiciones (13,2 puntos, 3,5 rebotes, 3,3 asistencias y 1,5 robos por partido de media en sus tres primeras campañas). Pero el tiempo pasaba y el alero mallorquín veía cómo su estrella se iba apagando a causa de las lesiones y el surgimiento de nuevos líderes como los Sergios o Nikola Mirotic.

El cúmulo de lesiones temporada tras temporada, junto al bajo rendimiento de un jugador con sueldo de estrella (jugador mejor pagado de la plantilla con uno de los sueldos más elevados de Europa); posicionó a Rudy en el centro de las críticas de la afición blanca. Unas críticas que no cesaron de crecer año tras año hasta esta campaña. Ante la plaga de lesiones que asolan al Real Madrid, Rudy salía al rescate recuperando su mejor versión. La estrella apagada del jugador mallorquín volvía a brillar recordando al héroe de antaño.

Rodolfo Fernández ha despertado de nuevo y con ganas de cerrar bocas: 8,2 puntos, 2,2 rebotes, 2,1 asistencias y 1,1 robos por partido en Europa; con un excelente 45,5% desde la línea de tres. Y en liga Endesa los registros no son menores: 9 puntos por partido superando el cincuenta por ciento de acierto desde el triple (26/48).

Pese a no ser la estrella de antaño, Rudy ha desempolvado su tarro de esencias recuperando su mejor versión en años y ejerciendo de referente en pista de un equipo herido en los partidos decisivos; tanto en liga Endesa (12 puntos en Vitoria, 14 ante Fuenlabrada) como en Euroliga (14 al Unicaja y 17 al Khimki).

Un gladiador condenado a muerte por un amplio sector del madridismo, sin miedo a luchar por permanecer en la ansiada casa blanca en verano (finaliza contrato al cierre de la temporada 2017/2018) y sabiendo que su valor en el mercado vuelve a subir tras años en caída.