Es increíble lo que ha crecido Saúl Blanco en esta recta final de la temporada. Ahora está enorme. Pide la bola, asume la responsabilidad, la quiere, la necesita. Le da lo mismo subir la pelota y marcar jugada que culminar un contraataque solitario tras robo, lo que quiere es anotar, ganar… y hoy ha sido el mejor del Fuenla ante el Estu en un partido importantísimo.
Todos los aficionados fuenlabreños han pasado la semana contando los días que faltaba. Trescientos cincuenta -oficialmente, extraoficialmente ha habido alguno más- han estado esta mañana en el Telefónica Arena. Sufriendo, animando, pensando que quizás, por qué no, el Fuenla podría ganar y conseguir la permanencia de forma matemática
Y entonces ha empezado el partido. Tenso, como se esperaba. Trabado, como se esperaba. Con más fallos que aciertos, porque el miedo a perder hacía que se encogieran las muñecas, que el aro pareciera pequeño. Por no hablar de la dureza defensiva. Wideman consiguió un ‘ipón’ en su combate contra Pietrus, por ejemplo.
La igualdad fue la constante que mantuvo el partido compacto. Sólo una ligera ventaja estudiantil que rondaba los 7 puntos supuso una pequeña cuesta para el Fuenla, que supo como manejar la situación para llegar con opciones al final.
Llegó el momento, o como cantaba la grada: “Ahora, ahora, ahora es la hora“. Saúl fue el estilete naranja. Pancho Jasen el azul. El triple de uno era contrarrestado por el del otro -lo que provocó un terrible enfado de Ferrán López-. Pero cuando el Estu debía demostrar que era capaz de ganar el partido perdió el balón. Saúl lo recuperó, avanzó media pista y se marcó un mate de concurso. ¡El Fuenla tiene la permanencia!