Si ustedes pasean por Vitoria es posible que le encuentren montando en bici, tomando un pintxo en algún local o en un cine. Sergi Vidal nació en Badalona hace casi 27 años, pero bien podría decirse que la capital alavesa es su segundo hogar. Allí lleva desde el año 2000, cuando procedente del Joventut, decidió dar un cambio en su vida. Y le fue bastante bien, porque con la camiseta del Tau ha ganado títulos, ha disputado finales a cuatro de la Euroliga, ha sido internacional y, lo más importante, se ha convertido en un referente dentro de la plantilla.

A Vidal hay que valorarle varias cosas, pero principalmente su perseverancia. Desde muy joven a las órdenes de Ivanovic, supo aguantar la dureza de éste para progresar como jugador. Quizá sea esa clase de hombres que no son valorados como se merecen, nadie entiende las razones. Sin embargo, ajeno a todo ello, partido tras partido demuestra que es uno de los mejores jugadores nacionales y de paso, le pone las cosas difíciles a Pepu. Es lo bueno de nuestro baloncesto, que gracias a la excelente salud de la que goza, hay mucho donde elegir.

Verano de rehabilitación

El pasado mes de julio, Vidal era operado con éxito en Holanda de su tobillo izquierdo, que le estaba causando un auténtico calvario y que le impedía rendir a su nivel. Tras dos semanas, recibía el alta y empezaba a trabajar para hacerse con un hueco en el equipo. La competencia era durísima pero a él parece que le llaman los retos. Desde el primer encuentro gozó más o menos de la confianza de Spahija. No obstante, ha sido en las dos últimas jornadas cuando Vidal ha llegado al nivel de sus mejores tiempos, pero con ciertas mejoras que hacen de él un alero completísimo. Vidal ha afinado de manera formidable su tiro de tres. Ya lo había demostrado frente al Fuenlabrada y ayer lo repitió contra el Madrid. La diferencia entre ambos partidos es que ayer el choque estaba muy igualado y Vidal, con su fantástica actuación, fue el máximo responsable de la victoria del Tau. Firmó 23 puntos de valoración en apenas 25 minutos (3/4 en triples) y ante la ausencia anotadora de Rakocevic, que una vez más se ofuscó contra sus ex, supo encestar en momentos importantes para guiar a los suyos hacia un triunfo muy valioso

El próximo jueves llega la Copa a Vitoria, el “hogar” de Vidal, y seguro que el catalán tiene muchas ganas de levantar ese trofeo delante de los suyos, los mismos que le acogieron hace ocho años cuando era un joven ilusionado con triunfar en la ACB. Y parece que lo ha conseguido.