En la tarde de ayer, Shammond Williams celebró su 33 cumpleaños con un festín de primera en el Municipal de San Pablo. El base del Bronx se sintió cómodo en todas las fases del partido y dominó junto a sus compañeros un choque que deja a Cajasol bastante tocado. Especialmente dominante fue el segundo cuarto, cuando un Pamesa sin ideas se aferró a sus individuales para mantenerse a flote. Ayer sí, Shammond acertó en sus imprevisibles lanzamientos, llevando la desesperación a la grada.
Pero el día no iba a ser tan feliz para Shammond, que esperaba deseoso llegar a casa para sentarse frente al televisor y ver a su gran equipo, aquel del que guarda magníficos recuerdos, aquellos maravillosos años universitarios de su vida. Cuando junto a jugadores de la talla de Vince Carter o Antawn Jamison, disputó la NCAA en la prestigiosa universidad de North Carolina. El día debía ser perfecto. Cumpleaños, victoria de Pamesa con actuación estelar, y pase a la final de North Carolina.
Pero a Williams le salió un oponente en su idea. El base norteamericano Aaron Miles, que a penas le inquietó en el campo de juego, iba a ejemplificar la derrota nocturna. Miles estudió en la Universidad de Kansas, y obviamente, también iba a estar pegado a la televisión esa noche. En el corrillo informal de los americanos de ambos equipos, típico después de cada partido ACB, Williams y Miles se intercambiaron los números de teléfono antes de despedirse.
“Te llamo después del partido”, decía Aaron justo antes de la despedida. Por la noche, se consumó su victoria.