Lo que parecía imposible hace unos años hoy es una auténtica realidad, un equipo europeo como el Regal FC Barcelona pudo derrotar al campeón de la NBA: Los Angeles Lakers de Pau Gasol y Kobe Bryant. Un equipo que llegó a la ciudad condal falto de rodaje y que se encuentra además en pretemporada, a falta de menos de un mes para el inicio de la liga regular.
La victoria “blaugrana” tuvo como grandes protagonistas a la tripleta formada por Juan Carlos Navarro (25 puntos), Pete Mickeal (26 puntos) y Terence Morris (12 puntos); sus aportaciones resultaron clave en un partido que pasará a la historia como uno de los más intensos que se hayan podido ver entre dos de los mejores equipos del firmamento baloncestístico actual.
Hace dos temporadas, en el partido jugado en el Staples Center, el conjunto angelino venció con alguna que otra dificultad a un “Barça” que no bajó los brazos hasta la última posesión (108-104). En ese amistoso, un base retó a las leyes de la gravedad y completó un asombroso alley-hoop ante la incrédula presencia del chino Sun Yue, que no sabía dónde meterse en ese preciso instante. Dos años después, el mismo protagonista de aquel mate, fue clave en la remontada local en el tercer cuarto, frenando en seco cada entrada a canasta de los angelinos. Fisher y Blake fueron presa de uno de los mejores defensores del conjunto “blaugrana”, Victor Sada.
Disciplinado, centrado y consciente de la función que tiene en el sistema de juego de Xavi Pascual, Sada se está erigiendo en las últimas semanas como el base de confianza del técnico catalán. La bajada de prestaciones de Ricky Rubio ( sobre todo en el tiro) se solventa con la presencia del ex jugador del Akasvayu Girona, todo un recambio de garantías. Su mayor virtud es la defensa, luchando cada posesión hasta el último segundo, mostrando una intensidad sobre la pista que le permite recuperar muchos balones. Otra faceta en la que ha progresado ha sido a la hora de asistir a sus compañeros, situándose entre los 15 mejores de la Liga ACB.
Paradojas del destino, su equipo NBA favorito fue el rival a batir en un Palau Sant Jordi a rebosar, que fue testigo de toda una lección de dirección y saber hacer sobre la cancha; comandando parte de los ataques y haciendo jugar a sus compañeros de forma adecuada. Su rol está más que justificado, su altura parece un impedimento para rebotear, pero posee una innata capacidad de salto que le permite intimidar en la pintura al mismísimo Sitapahe Savane. Las estadísticas no reflejan lo que realmente aportó sobre la pista : un triple, tres rebotes y una asistencia llevaron su firma.
Sus ganas de aprender, hacen de Victor Sada una de las doce piezas que forman el engranaje del actual campeón de la Euroliga. En los momentos decisivos del choque estuvo en pista comandando cada ataque, por algo será; la constancia siempre tiene premio.