Tarde de batalla en el Palau Blaugrana. Se venían las huestes murcianas dispuestas a contestar el buen momento de este Barça Lassa, que encadena triunfos en esta parte de la temporada, construyendo una trayectoria que genera solidez en épocas tempranas. En frente, unos que no se dejan nada y sudan cada jugada como si les fuera en ello el alma. Tarde de batalla para alcanzar la cima más alta de la montaña.
Y comenzaban las cruzadas con un reguero de tiros libres, hasta que Kuric hacía las inaugurales canastas en juego para marcar un rápido 10-2 de inicio. El quinteto de músculos, escudos y lanzas no le salía bien a Juárez, ante el buen movimiento de balón local y la calidad de Tomic, que ponía una máxima de 16-4 en el meridiano del primer acto. Estallaba su potencia y velocidad no controlada UCAM Murcia contra la solidez local y esa anguila llamada Oriola aprovechaba los desajustes para seguir aumentando la ventaja de los suyos. Sólo cuando el entrenador visitante cambió un poco de físico por un mucho de clase, pudo al menos el equipo murciano parar el descosido y dejar la primera parada en 25-17 local.
Aludiendo a sus genes guerreros alistaban rotaciones los murcianos para estrechar la cosa con varios robos y un 0-5 de parcial que rompía Seraphin con dos tiros libres. Oleson, en su vuelta al Palau, hacía lo que mejor sabe hacer para terminar de calentar a Pesic y tirarle un par de gritos a sus últimas rotaciones. Los minutos se volvían sucios, de batalla campal, de sudar las posesiones, con mucho de románico y nada de romántico, hasta que los perimetrales locales sacaban resquicios de la batalla para poner otra vez puntos de por medio. El jugador que juega con la camiseta de Rudez daba todas las facilidades detrás que sus compañeros ni negocian para que Tomic volviera a poner diez puntos de color local (42-32 min. 18). Oleson, conocedor de todas las esquinas de la cancha, se marcaba un triple picando el final de cuarto para irse a las cabinas un poquito más cerca (44-37) y preparar la siguiente batalla.
Emulando a auténticos campeones homenajeados en el descanso como previa a la alfombra roja de los Oscars, se movía por el partido UCAM con un pobre 36% en tiros de campo, pero metido de lleno en la campaña, hasta que aparecieron cinco puntos seguidos de Kuric y un palmeo de Oriola que ponían tierra de por medio en la batalla (51-37 min. 23). A pesar de los gustazos que se daba Heurtel por la cancha, no redimían los murcianos en su enésimo intento de reconquista y entre Kloof y Urtasun se afanaban para tocarle la oreja a su rival (64-60 min. 29). Terminaba el tercer acto con empate a 24 y los gladiadores levantando todavía sus espadas.
Y hasta aquí la batalla. Diez minutos le sobraron a la ofensiva planteada por los visitantes. Diez minutos de parcial definitivo que el Barça Lassa manejó como los buenos estrategas, para acabar, en apenas cuatro, con todos los ejércitos venidos desde la costa cálida. Un parcial de 14-0 culminado por Ribas que rasgaba el marcador hasta el 82-61 a pesar de los esfuerzos de los muchachos de Juárez. Especial protagonismo cobraba Blazic, más ausente que de costumbre en los últimos partidos, al mismo tiempo que Booker desperdiciaba cada posesión murciana en modo chupón. Quedaban cinco minutos y las hordas universitarias parecían izar bandera blanca ante el quinteto de suplentes blaugrana. Se le acababa la intensidad al partido, con ese parcial definitivo, ante el que Javi Juárez aludía a que había que jugar y olvidar las adversidades y los elementos. La intrascendencia de minutos y el abandono visitante lo aprovechaba el Barça para, como si de un cómico separado, gordo, miope y tinerfeño se tratara, divertirse a costa del equipo murciano, llegando a hacer escandalosa la ventaja y superando la centena de puntos. Un duro correctivo final para un equipo visitante arrollado en el fragor de la última batalla. Una victoria contundente para un Barça Lassa que ve al resto de la liga desde lo más alto de la montaña.