El ejercicio de la imparcialidad resulta tarea complicada cuando de por medio se cruza la complicidad o admiración. Alguien me decía hace unos años que le resultaba imposible ser imparcial con Raúl, la ex estrella del R.Madrid de fútbol. Sin movernos del deporte más popular, la misma sensación se repite con Lionel Messi, por ejemplo, si nos situamos en la órbita blaugrana. La identificación con un jugador o una metodología de juego traspasa lo coloquial y también forma parte del terreno profesional. Uno (y todos), por muy imparcial que pretenda ser, siempre se sentirá más cercano o distante de alguna figura de primer nivel. Unas veces es más fácil disimularlo y en otras, es imposible.
Larry Johnson (1.98 y 115 kg) entra dentro de ese reducido grupo de jugadores de baloncesto idealizados por este escriba. Posiblemente se encuentre en el pódium, un peldaño por debajo de Kevin Johnson y al mismo nivel, tal vez, que el Ron Harper anterior a los anillos.
El fornido jugador de Tyler (Texas) abanderó a la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV) del Tiburón Jerry Tarkanian al título universitario en el 90, liderando un excelente equipo en el que también destacaron jugadores como Stacey ‘Plasticman’ Augmon, Greg Anthony o Anderson Hunt. En las dos temporadas en las que estuvo Johnson, los Rebels arrojaron un espectacular balance de 69 victorias y 6 derrota. Posee todavía el mejor porcentaje en tiros de campo con un 63.4% y ocupa el decimocuarto lugar entre los anotadores de UNLV pese a jugar tan sólo dos temporadas. Johnson, además, fue calificado por su entrenador como el jugador "más cariñoso, desinteresado y mejor jugador de equipo que jamas había conocido".
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Su exuberancia física y talento para el baloncesto le auparon al número 1 del draft de 1991. Fue la piedra angular del nuevo proyecto de los Charlotte Hornets, que en esa temporada ya contaban con jugadores interesantes como Rex Chapman, Kendall Gill, Tyrone Bogues y Dell Curry, padre de la estrella de los Warriors, Stephen, y de la de Duke Blue Devils, Set. El aguijón de los Hornets se hizo más incisivo la temporada siguiente con la llegada del poderoso Alonzo Mouring como número 2 del draft por detrás de Shaquille O’Neal.
Ambos tuvieron un gran rendimiento y muchos pensábamos que los Hornets, con paciencia y retoques podrían convertirse en un serio candidato al anillo. Después de cinco temporadas, los Hornets traspasaban a la ‘Grandmama’ a los Knicks a cambio de Brad Lohaus y Anthony Mason. Una temporada antes saldría dirección Miami, ‘Zo’ Mourning . A cambio llegarían Matt Geiger, Khalid Reeves y el francotirador Glenn Rice, quien lideraría la anotación del equipo en su primer año como Hornet. El conflicto entre estrellas, primero, y la poca fiabilidad que despertaba la espalda de LJ, después, acabaron decapitando a este bicéfalo aspirante a nuevo señor de la NBA.
Johnson contaba con un escenario magnífico en la ciudad de los rascacielos pero las lesiones –quien lo diría con su poderoso físico- lastraron la que debía ser una exitosa carrera. LJ evolucionó también de la posición de ala-pívot a la de alero aunque no se prodigó en exceso desde la larga distancia. A nivel colectivo, eso sí, le fue mejor ya que jugó la final del 99 en la que los Spurs pasaron por encima de los Knicks (4-1). Su rendimiento acusó el cansancio de una larga temporada y sólo brilló en la única victoria de su equipo. Se retiraría tras la temporada 2000-01 a causa de una hernia discal. Su robusta y ancha espalda fue su talón de Aquiles. Aún así, dejó promedios globales de 16.2 puntos, 7.5 rebotes y 3.3 asistencias.
Un relevo con cuerpo, cara y ojos
Han pasado ya 12 años y finalmente parece que se ha encontrado a un réplica bastante exacta del power forward tejano. Viene de Canadá y posiblemente acabe como mejor freshman de la temporada en la NCAA. Concluyó la campaña pasada como miembro del segundo quinteto All American de High School y disputó los prestigiosos McDonald’s All American, Jordan Brand Classic y Nike Hoop Summit. Todo esto le valió para entrat en el Top 10 recruits del 2012. Bennett, además, es una de las perlas de la nueva hornada de jugadores jóvenes canadienses como Andrew Wiggins, Duane Notice, Kyle Wiltjer, Sim Bhullar, Khem Birch o Kevin Pangos, que pueden dar a Canadá importantes éxitos en un futuro no demasiado lejano. Ya lo han conseguido en categorías inferiores.
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Desde la UNLV –caprichos del destino- ha eclosionado la figura de este poderoso jugador (2.03 y 108 kg). Muchas fueron las universidades que intentaron seducirlo. Desde Kentucky, pasando por Florida y Oregon, una de las candidatas con más peso hasta que el jugador se decidió por los Runnin’ Rebels. Se puede pensar que el programa elegido tuvo relación en la figura Larry Johnson, ídolo de Nevada-Las Vegas, aunque hay otras razones que posiblemente influyeron más. El periodista Adam Zagoria ya nos las desvelaba hace casi un año:
- El hecho de que él cursara la high scool a 30 minutos de Las Vegas, en Findlay Prep (Henderson).
- El propio estilo ‘corredor’ de UNLV, que le venía como anillo al dedo.
- Su amistad con el también canadiense Khem Birch, que llegó a los Rebels en la temporada 2011-12.
Muchos piensan que es candidato a mejor novato en la NCAA, superando a estrellas del calibre del lesionado Nerlens Noel, Ben McLemore, Shabazz Muhammad o Marcus Smart, freshman que le preceden en 'intención de voto' en los mock draft.
Bennet se presenta como un auténtico depredador en las cercanías del aro. Sus casi 110 kilos, un cuerpo de jugador de NFL y una envergadura de un jugador de 2.15 -mimetismo respecto a LJ- le convierten en un jugador muy difícil de parar en la zona cero, pero que también se desenvuelve a las mil maravillas cuando corre. Demuestra, además, tener una versatilidad que le puede venir muy bien cuando decida saltar a la NBA (podría ser al término de esta temporada). Es un jugador que visita la línea de tres puntos casi tres veces por encuentro, convirtiendo el 37% de sus lanzamientos. Larry Johnson no rehuyó del triple y en sus últimas temporadas en los Knicks utilizó más el lanzamiento exterior, cuando ya no estaba en plenitud física.
Volviendo a Bennet, su excelente atleticismo y su gran capacidad de salto no están reñidos con un cuerpo pesado que controla muy bien. Ahí reside gran parte de su éxito así como su fiabilidad en la zona (un 74% sobre un 53% global). El tráfico pesado de la NBA no va ser el mismo que en la competición amateur, pero es un jugador con suficientes armas para hacerse un nombre en la mejor competición del mundo. Si consigue progresar defensivamente –Larry Johnson lo hizo en los Knicks– dispondrá de otra arma a añadir a su arsenal. Bennet tiene como referente a su madre, quien sacó adelante a sus dos hijos combinando dos trabajos. Si la astilla se asemeja al palo…
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Las apuestas le sitúan arriba en el próximo draft. Ya le buscan novia y hay equipos en el que Bennet encajaría como anillo al dedo. Una de esas franquicias serían los Suns, que comparte similitudes con el estilo de juego de UNLV y cuyos jóvenes interiores (antes Robin López, ahora los hermanos Morris) no están cumpliendo con el nivel de exigencia de los técnicos. Así lo manifiesta el enfado monumental reciente del interino Steve Hunter. Visto cómo se desenvuelve el personaje no hay duda de que puede ser una piedra angular de la reconstrucción de la franquicia de Arizona.
Su equipo quedó eliminado en primera ronda del March Madness al caer contra California (61-64). Bennett despidió el curso con 15 puntos, 11 rebotes, 2 asistencias y 2 recuperaciones. La reflexión ha durado poco y el jugador anunciará en breve que acudirá al draft del 2013. Una mala temporada shopomore o una lesión inesperada le podría hacer bajar enteros. A algunos les ha pillado por sopresa, pero puede estar muy arriba pese a que no le vendría mal un segundo curso.