En los últimos años hemos venido asistiendo a la llegada cada vez más habitual de jugadores exteriores de raza blanca y nacionalidad estadounidense a la autoproclamada mejor liga del mundo, y muchos de ellos responden a un perfil muy determinado: son lo que se conoce popularmente como “raza blanca tirador”. En este primer artículo acerca del rol que cumplen los jugadores de perímetro blancos, damos un repaso a este fenómeno extendido en estos últimos años.
En las últimas dos décadas el juego en la NBA se ha vuelto más físico que nunca: no podemos imaginarnos a un Kareem Abdul Jabbar con los bíceps que ostenta el mismísimo Ben Wallace. Los jugadores son más fuertes, más rápidos, más atléticos. Y la facilidad natural de la raza negra para dar estos jugadores tan prodigiosos físicamente cierra las puertas a la mayoría de jugadores blancos para desempeñar ese papel en las franquicias. Es por eso que muchos exteriores, carentes de la versatilidad de alguien que puede correr y saltar como un atleta, han decidido especializarse en el tiro de tres puntos y hacen de éste la piedra angular de su juego.
Son ejecutores, asesinos fríos de la larga distancia. Cuando saltan a la cancha saben que su misión es bombardear desde la lejanía el aro rival. Saben que probablemente no podrán parar en defensa a su par, que no contribuirán con asistencias, rebotes o los llamados intangibles. Sólo deben esperar más allá de los siete metros y cumplir su misión.
Es el caso, por ejemplo, de Kyle Korver, con tres años en la liga en las filas de los Sixers. Dos metros de máquina engrasada para meter triple tras triple; cuando coge la racha, es imparable. Que no se le exija defensa o sacrificio: él conoce perfectamente para qué pisa la cancha. Compañero de promoción es Jason Kapono, quien en su tercer año, enrolado en las filas de Miami Heat, acaba de conquistar su primer anillo. Con minutos limitados, su papel se limita al de un francotirador que no duda en disparar a la mínima oportunidad.
Y a la liga retorna Casey Jacobsen tras su periplo europeo en el roster del Baskonia, donde no ha sabido demostrar su calidad y transformarse en un jugador completo. Con la camiseta de los Rockets seguramente tratará de aprovechar los minutos de que disponga con su mejor arma.
Hay otros ejemplos que cumplen el perfil, pero del que más se espera es de un recién llegado a la liga, JJ Redick, quien desempeñará su labor en Orlando Magic. Dueño de una muñeca prodigiosa que le ha valido ser elegido en el número 11 del último draft, ser el recordman absoluto de triples anotados en la NCAA y el reconocimiento y el odio a partes iguales a un jugador que no destaca por rebotear, por sus capacidades atléticas sino por su mentalidad de líder y sobre todo su puntería, que ha exhibido a lo largo de cuatro años en Duke a las órdenes de Mike Krzyzewski.