Byron Scott tiene el honor de ser el primer entrenador despedido de esta temporada. Empieza, pues, el baile de entrenadores al que nos referíamos en un artículo anterior. Un balance negativo de 3-6 ha acabado con la relación de Scott con New Orleans Hornets, la franquicia a la que llevó a altas cotas hace un par de temporadas. Precisamente fue nombrado en el 2008 entrenador del año. El detonante ha sido el último partido perdido ante los Phoenix Suns por 20 puntos de diferencia (104-120) y con una mala imagen ofrecida por algunas de sus estrellas como Peja Stojakovic (0 puntos en 23 minutos) o David West. La temporada pasada, tras su pronta eliminación de playoffs (4-1 contra Nuggets), ya se empezó a acuestionar la continuidad del entrenador.
El General Manager, Jeff Bower, será el encargado de sustituirle en los banquillos. Se trata de una situación similar a la ocurrida la temporada pasada en los Wolves cuando Kevin McHale –en aquel molmento vicepresidente de operaciones– se hizo cargo del banquillo tras destituir a Randy Wittman. Tim Floyd -que entrenó a los Hornets en la temporada 2003-04- ha sido nombrado asistente principal.
Bower tiene experiencia en los banquillos ya que había sido asistente de Paul Silas y el propio Floyd aunque lleva en el cargo de GM desde el 2005.
Los Hornets no partían como favoritos para hacer grandes cosas en playoffs pero las 6 derrotas en 9 partidos han provocado este golpe de efecto traducido en el despacho del entrenador. Alarma además, el mal inicio de alguno de sus hombres importantes como Peja Stojakovic, que tiene el segundo peor promedio de puntos (8.6) y de acierto en el triple (37%) de toda su carrera. Tampoco está bien David West, que con 15 puntos por partido dista mucho de los 20 que ha asegurado en las dos últimas campañas. Por otra parte, Emeka Okafor promedia menos puntos y rebotes que en los Bobcats cuando se esperaba que mejorara, al menos, su producción anotadora. Ante este bajón ofensivo, Chris Paul ha tenido que multiplicarse también en ataque, con 26 puntos por partido. Este mayor protagonismo ofensivo ha acabado afectando negativamente a la dirección ya que ha pasado a repartir casi 2 asistencias menos por partido que el pasado curso.