Estrenamos el primer Coast to Coast de la temporada hablando del equipo más mediático de la NBA. Después de conseguir a Dwight Howard y Steve Nash, formando un quinteto de lujo, los planes no salieron bien. Brown fue destituido y llegó Mike D’Antoni. Había ganas de showtime, pero sin el base canadiense han arrancado más desilusiones que alegrías. Mientras Kobe Bryant ejerce de líder, Pau está triste ¿Podemos ver pronto la imagen que se espera de ellos o hay más fachada que ‘chicha’ en este galáctico proyecto?
Andrés Monje

Tras el prólogo de Mike Brown (las desmesuradas expectativas previas acabaron con él sin piedad) y el capítulo circense entre los Buss y Phil Jackson, los Lakers confiaron su obra a Mike D’Antoni. Razones de peso para su llegada fueron su estilo, ultraofensivo; su buena relación con Kobe Bryant (que evita hipotéticas miradas asesinas) pero, sobre todo, su conexión con un Steve Nash que apunta a factor X pero sigue de baja (indefinida). Mientras vuelve y los Lakers usan como bases a, ojo, Darius Morris y Chris Duhon (bienvenidos a la época de Smush Parker), un Bryant hiper competitivo soluciona problemas por su cuenta. Gasol, que está muy mal físicamente (y debería parar), sigue en el ojo de huracán porque cuando algo falla la prensa de mercados grandes necesita grandes dianas sobre las que apuntar (primero Brown, ahora él). Pero dudar a estas alturas de su adecuación con un interior como Howard (más cuando hizo feliz a Bynum) suena a broma. Ahora mismo, los Lakers sobreviven. Para su éxito, no hay mayor receta que la vuelta de Nash, la creación de química sobre la cancha entre el canadiense y Bryant, y la recuperación física de Pau. Ah, y tiempo, que los equipos campeones no se forman en tres semanas. Al menos no en la vida real, en los videojuegos puede ser.
Juan Carlos Serrano

Gestos para explicar esta tragicomedia: la cara de incredulidad de Eddie Jordan, algo así como “¿dónde diablos me he metido?”, uno de los días de cánticos del público pidiendo a Jackson (11 anillos pesan más que una flojísima última labor en 2010-11); o el simbólico lavado de manos (con agua, sí) en el palco de Kupchak: os he traído a Howard, el resto da igual. Y es cierto, la única preocupación seria es saber cuándo volverá el pívot al 100%. Su desastre en los libres complica el futuro para el GM, venderle un proyecto que disimule sus miserias anotadoras.
Mientras, para contentar a Kobe, siempre nervioso si no tiene el mejor equipo de la liga, se cargaron a Brown en una concesión oportuna. D’Antoni, el perfecto quejica para quitar presión en las derrotas de playoffs (cómo no llorar con aquellos choques Suns-Spurs; no es que no se pudiera ganar con su estilo, es que nunca se reparó en detallitos como que Ginobili puede ser más mortal que Nash), es el indicado si quieres olvidar al canadiense de antes de la lesión. Ya introducido el inevitable modelo de cuatro jugadores abiertos para el tiro, el esquema Orlando ideal de Howard, cuesta no pensar en si éste puede aguantar a Nash y Jamison en defensa. Apartado en los últimos cuartos, la salida de Gasol sigue siendo una decisión terrible, pero menos dura que verle de mero distribuidor en el perímetro; él que podía hacer lo más difícil en una cancha NBA, anotar cerca del aro. Aún integrante de la mayor arma, su pick and roll con Kobe, y Dwight para remachar, también recuerda con ello la carencia del equipo, y lo que activaría rápido el traspaso, la falta de un 2 versátil (Korver no es eso) que permitiera minutos con un quinteto con Bryant de base.
J.R. Sanchis

Los Lakers han ganado casi todos sus partidos casi siempre que Kobe Bryant ha desenfundado menos de 20 veces. El exceso de competitividad de un mal K-B no es bueno para los angelinos. El querer asumir el 40% del juego ofensivo cuando no se está en el mejor momento genera ansiedad, infravaloración en el resto de compañeros. No es que los Lakers pierdan sólo porque The Black Mamba peca de exceso de protagonismo, pero ayuda a que el resto no se encuentren cómodos en el campo. No lo está Pau Gasol, a media milla del aro, donde funciona Nowitzki però no el de Sant Boi. Tampoco Dwight Howard, lejos de aquel protagonismo en aquellos Magic tan abiertos. Casi nulo ha estado Antawn Jamison, demoledor contra Mavs y Nuggets (un término medio sería lo correcto). La misma situación se vive con Brown y en los primeros partidos de D’Antoni ¿No hay química porque no está Steve Nash? ¿En qué grado mejorarán los purpúreos cuando regrese en plenas condiciones? Sabemos que el equipo irá a mejor, porque el agujero en la dirección es mayor que en los peores momentos de Derek Fisher. Entendemos que Nash no se limitará a subir el balón, como Morris, pero deberá hacer jugar a Howard, a Gasol, a Jamison...y conseguir robar protagonismo a Bryant. Pero no será la solución definitiva, porque las mejores piernas ya pasaron para el canadiense. Tal vez hay que moverse de nuevo en el mercado y buscar un 2×1. Yo te ofrezco una figura y tu me das un buen base y un 3-4 agresivo…pero es que Pau ha sido decisivo en los mejores momentos de L.A. Pero es que Pau ya no sonríe.
José Navas

Los Lakers están protagonizando un inicio de temporada que nadie, o casi nadie esperábamos Con un verano "movidito" en los despachos y el que L.A. conseguía reclutar para su causa a Dwight Howard y Steve Nash, total nada. Si a estos dos All Stars les unimos a Kobe Bryant y Pau Gasol, sin duda que estamos ante una de las potencias de toda la NBA. Mis dudas tardaron poco en aclararse con el despido de Mike Brown, para mi, el único punto débil de estos Lakers. Un entrenador que por mucho "invento" en forma de Princeton Ofense que se quisiera sacar, su temporada pasada y con la plantilla con la que comenzaba este curso, su trabajo iba a ser mirado con lupa desde el principio y más con un Kobe Bryant que desde las primeras derrotas sabíamos que iba a tener mucho peso en la continuidad o no del Brown. Llega Mike D´Antoni, si nos quedamos con su última experiencia en los Knicks muchos se echarían las manos a la cabeza, pero con la aprobación de Kobe Bryant. Su padre, Joe Bryant, coincidía en sus años de jugador en Italia y para Kobe eso era suficiente. De momento sus resultados están siendo malos, para que engañarnos, el estilo de "run and gun" que quiere instaurar en estos Lakers no está saliendo. Pero vamos a ser justos, este estilo de juego necesita con urgencia de la participación de Steve Nash, el base canadiense necesita ser el líder sobre la cancha de este equipo. Con Nash fuera por lesión, les voy a dar a los Lakers el beneficio de la duda, no voy a hacer un juicio de valor hasta que le vea al mando. Esa es la única solución posible a este desastre, o por lo menos la principal. Luego podríamos hablar de la defensa de los Lakers, desastrosa bajo mi punto de vista, y del rendimiento de Pau Gasol, grave error hacerle jugar tan lejos del aro. Con 32 años está en una edad que para un jugador veterano como él debe jugar cerca del aro. Es algo natural en la NBA. Ejemplos como el de Kevin Garnett en los Celtics o Tim Duncan en los Spurs me dan la razón. De no ser así, la temporada de Pau Gasol en L.A. puede ser corta y lo mejor para él sería salir del equipo a otro donde de verdad entiendan lo que acabo de decir. Aunque duela que el mejor jugador español de todos los tiempos tenga que abandonar a uno de los equipos más seguidos y con más fans en todo el planeta como son los Lakers.